Foto por: Search Engine People Blog
El jueves día 5 tuvimos una reunión en ASPEGI, la Asociación de Empresarias Gipuzkoanas.
Las empresarias, directivas, emprendedoras que asistimos al encuentro estuvimos hablando sobre la mujer y el liderazgo.
Del tema y del liderazgo femenino, hay un muy buen libro que os recomiendo se llama, La Mujer líder de Marta Romo (Planeta Empresa, 2008).
En él se comenta que 'liderazgo femenino es, al final, utilizar lo emocional en la gestión; es decir, la escucha activa, la empatía, el autoconocimiento', que se tiene que balancear con la racionalidad masculina. Romo, dice que el don masculino y el femenino 'pueden convivir perfectamente en la empresa', aunque rechaza que nosotras las mujeres tengamos que 'ser de 10, perfectas, en todo'.
¿Es la empresa demasiado masculina? ¿Necesitan las compañías a la mujer?
Efectivamente. Necesitan a la mujer como agua de mayo. Las empresas, al final, las hacen las personas. La empresa tiene todavía esa rigidez que le viene de un modelo incluso militar. Pero la mujer está revolucionando ahora mismo el mundo de la empresa por temas de flexibilidad, por exigir que haya un ambiente agradable de trabajo o por inculcar determinados valores. Y las empresas se están poniendo las pilas.
En el libro interpela directamente a las mujeres: 'La mejor herramienta eres tú misma. ¡Arriésgate! ¡Cree en ti misma!'.
¿Realmente es consciente la mujer de sus propias posibilidades?
En general, la mujer tiene cierto miedo al poder y, más que al poder, a la visibilidad, a que se nos vea y que el hecho de estar ahí haga que se nos pueda criticar, porque nos afecta mucho. Por eso la mujer debe atreverse a ser visible. Arriésgate a probar, porque todos tenemos algo dentro en lo que somos buenos.
Cada mujer ha ido mejorando su situación, pero ahora todas nos sentimos, dice, 'agotadas' de tanto esfuerzo de superación.
¿Es suficiente lo conseguido hasta la fecha o es sólo el comienzo de lo que se debe alcanzar?
Es el comienzo de lo que tiene que llegar, porque estamos a años luz de otros países europeos. Y ni siquiera están ellos en el lugar óptimo. Pero sí es cierto que estamos en un momento muy bonito e interesante. Y estamos agotadas porque creo que hemos entendido mal nuestro rol y hemos pensado que siempre tenemos que ser de 10 en todo: de 10 en la familia, en temas de imagen, en la empresa… Y al final no se puede quedar bien con todos ni hacer todo perfecto.
Señala que “está mal vista la mujer que se conoce a sí misma y que sabe lo que quiere”.
¿Está sólo mal vista o el hombre tiene miedo de ella?
Debajo de estar mal vista hay un miedo soterrado de muchos hombres que ven que tienen que ponerse las pilas, que tienen que cambiar ciertas cosas, porque ven que las mujeres lo hacen de otra manera. Cuando se encuentran con una mujer fuerte en el sentido de autonomía y confianza, se sienten no atacados, pero sí en peligro. Los hombres deben salir de su zona de confort y tienen que empezar a incorporar también lo femenino a su manera de gestionar y relacionarse.
Por eso dice: 'Perdamos el miedo al éxito. Comuniquemos con poder'.
Pero ¿tiene la mujer miedo a ese éxito?
Sí. Por una parte, la mujer sabemos a lo que tenemos que renunciar y lo que cuesta el poder, y no siempre estamos dispuestas a sacrificarlo, mientras que los hombres no tienen tanto problema de sacrificar cosas. Por otro lado, nos da miedo estar ahí, la visibilidad. A la mujer se la tiende a observar más y eso impone. Por ejemplo, se hacen ciertos comentarios sobre mujeres que están en el poder que no se hacen sobre los hombres.
¿Nos hemos liberado la mujer de nosotras mismas, de nuestros complejos, de nuestros miedos, de nuestro 'sentido de culpabilidad'?
Aunque vendemos que sí, en el fondo todavía queda mucho por hacer en sentido individual en cada persona. A nivel colectivo, la mujer ha trabajado mucho, ha conseguido muchos derechos y ciertas igualdades, pero a nivel personal todavía tiene que trabajar mucho.
Y en ese proceso de liberación 'debemos aprender a hablar mas con nosotras mismas, a escucharnos, a estar a solas'.
Al final, la clave de todo desarrollo, tanto para hombres como para mujeres, es el autoconocimiento, que te permite llevar a lo consciente tu vida, tu comportamiento y tu realidad.- Esa etapa debería ser más fácil en el caso de nosotras las mujeres, pues somos más inteligente socialmente y más empáticas.
Lo que pasa es que, incluso en las mujeres que se conocen mejor, el siguiente paso es la seguridad, la autoconfianza, y ese segundo paso es el que nos cuesta dar. Debemos demostrar confianza: me conozco, sé que en esto soy buena, en esto no lo soy tanto y puedo mejorar.
La mujer, al llegar a la dirección, hemos penetrado ya en ámbitos masculinos, pero no sucede lo mismo con el hombre. Muchas dicen que 'hay que educar al hombre' en ese rol doméstico.
Estoy totalmente de acuerdo en eso de educar al hombre y a la mujer en este sentido, porque a veces somos nosotras las que no permitimos que entren, porque, como es tu ámbito de seguridad, no le dejas entrar. Lo mismo que le sucede al hombre en la empresa, cierto miedo a que entre una mujer, nos pasa a las mujeres en ciertos ámbitos privados.
¿Por qué es tan difícil conciliar? - La conciliación es puro sentido común pero el sentido común no es práctica común. La conciliación, al final, es una cuestión de productividad. Si las empresas quieren conseguir resultados, hoy por hoy, tal como viene la gente joven, tiene que buscar la conciliación efectiva. Y la mujer está contribuyendo a que las empresas se actualicen, se pongan las pilas, se flexibilicen, y los jóvenes, también.
¿Es la maternidad una buena escuela de liderazgo femenino?
Sí. Puede haber otras muchas escuelas, pero la maternidad, sin duda, es la mejor. Primero, por un tema hormonal. Tu cuerpo te pide el ser generoso, escuchar atentamente, estar pendiente, organizarte porque no llegas a todo. Ver crecer a una persona y contribuir a su desarrollo tiene que ver mucho con el liderazgo.
Según mi experiencia en la dirección de equipos, liderar en femenino es, al final, utilizar lo emocional en la gestión; es decir, la escucha activa, la empatía, el autoconocimiento y eso lo podemos hacer tanto hombres como mujeres solo debemos saber, poder y querer.
Animo a todas las mujeres empresarias, directivas emprendedoras… a todas las mujeres a reunirse de vez en cuando con otras mujeres, que compartan con ellas ciertas inquietudes y no sea su grupo de siempre, este tipo de encuentros son siempre enriquecedores para la persona.
En cada provincia hay una Asociación que os puede interesar… buscar una en función de lo que os interese.
En Gipuzkoa la asociación que reune a empresarias, directivas y emprendedoras es ASPEGI, ser Asociado es gratuito. ¡Qué pierdes por inscribirte!, Al revés te aseguro que vas a ganar mucho. Y como digo siempre… solo es saber, querer y poder.
Autora Maite Villafruela – Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la ESTE, Universidad de Deusto. Master Coach por el Instituto de Estudios Superiores de Coaching. Coach profesional Certificada por ASESCO.