Liderazgo creativo y empresas, una vuelta al origen

Vivimos momentos muy convulsivos en todos los ámbitos, la crisis que se venía gestando desde hace años, seguramente décadas nos ha pillado in fraganti dejándonos más perdidos aún de lo que ya estábamos. Y no ha sido por llamadas de atención que nos ha dado en determinados y numerosos momentos indicándonos que estábamos desviando muy mucho la trayectoria de la coherencia como abanderado.
Es evidente que cuando surge una crisis del tipo que sea es porque en el algún punto del camino se ha decidido erróneamente tirar la toalla, en pro del camino aparentemente fácil, comenzando desde ese momento el llamado efecto bola de nieve. Es justo en los momentos donde dejamos que nuestros miedos, casi siempre los mismos, ganen la partida del juego al que nosotros por propia iniciativa decidimos jugar. Son los momentos en los que sólo vemos problemas y son algo así como el Himalaya,
Panorama este que es visible y tangible tanto en nosotros mismos, nuestras relaciones personales y como no en las relaciones que establecen nuestras empresas con sus empleados y clientes, debido en ambos casos a dar el protagonismo a nuestro "ego" por encima del interés y beneficio social, un ego cuyo tamaño dependerá bastante de nuestras ansias de poder y protagonismo, algo de lo que el mundo artístico y el empresarial de este país pueden dar clases maestras.
Necesidad de destacar de ser el/la protagonista de todas las historias, aunque no vayan con uno/a, es el traje que viste la moda de la crisis en la que se encuentran los/as mal llamados/as líderes de nuestro sistema empresarial, directivos/as puestos a dedo por amiguismos de cualquier tipo que en su gran mayoría y cuanto más ascendemos la escala jerárquica más evidente queda que están por algún tipo de "relación-cash- interesada", dejando en coma méritos o valía personal y profesional. Si fuera esto último estarían como la gran mayoría.
La cuestión comienza a ser de evidente urgencia dado que si para algo sirve una crisis es para lavar y en ese lavado sale a relucir todo y la mentira siempre es la primera en aparecer ya que es vaga en todos sus actos. Aquí es cuando queda en evidencia que aquellos que tanto alardeaban de ser llamados líderes resulta que no lo son, entre otras cosas porque al líder le da el título el equipo, es amante de pocos o ningún protagonismo, es amante del éxito colectivo, no del individual y gusta rodearse de gente mejor que él/ella para poder aprender y mejorarse a sí mismo/a. ¿Dónde encontramos estas características en nuestro tejido empresarial?
La voz de alarma a la que nos está obligando esta crisis es ha despertar, dar un parón en seco y también una interesante y necesaria mirada hacia atrás para ver en qué momento nos hemos dejado engañar por figuras autoritarias vestidas de aparente respeto y compromiso social que únicamente velan por no perder ni poder ni protagonismo. Directivos/as que nos han hecho creer que los/as líderes van de traje, usan chófer y no admiten réplica a sus decisiones. Eso insisto no es un/a líder es autoritarismo.
Volvamos pues al principio a esos sueños que seguimos llevando con nosotros y recordemos y trabajemos todo el potencial interno, así como nuestras capacidades y méritos que seguro son muchos, y convirtámonos  en nuestros propios/as líderes, sumando fuerzas somos capaces de llegar lejos tanto como soñemos. Y no olvidemos que igual no siempre hace falta tener la guía de un/a lider creativo/a.