Cuando hablamos de crianza natural, salen muchas voces contrarias que acusan a los que la practicamos ( o lo intentamos ), de estar educando a niños salvajes, sin ningún tipo de límites ni normas e incapaces de tolerar la frustración.
Aunque estos comentarios distan mucho de la realidad ( ser respetuoso nada tiene que ver con no poner límites ), pueden llegar a calar hondo en la gente y suponen un importante desgaste moral, ya que tener que estar justificando tu forma de criar, ante los ataques de otros, cansa... y mucho.
Resumir la charla de casi hora y media de Carlos González sobre el tema, es una tarea difícil por la cantidad de información que aportó, siempre en su línea entre la guasa y la más absoluta sinceridad.
Pero,para intentar resumir de la mejor manera posible, os dejo varias "ideas" sobre las que podemos reflexionar :
- En los últimos 50 años, se ha producido un cambio radical en la NO comprensión de los niños. Acciones y actos que hace años eran visto como chiquilladas, cosas de niños o travesuras, han pasado a ser en muchos casos, vistos como un problema de conducta que requiere de asesoramiento profesional.
- En relación con el punto anterior, los padres queremos niños normales, lo que nos lleva a la "uniformidad" en el pensamiento y en los comportamientos. Cualquier actitud que se salga de lo normal, además de ser "un problema", debe corregirse.... En cambio, y de forma ilógica, admiramos a los adultos que sobresalen en deportes ( ojalá pudiera decir que también se admira a los que destacan intelectualmente... ).
- Respecto a la autoridad que ejercemos sobre nuestros hijos, Carlos González explica que la autoridad es como el dinero: si la gastamos en tonterías ( riñendo por comportamientos normales de niños ), cuando la necesitemos para cosas importantes, no tendremos.
- Sobre las críticas a los padres que no ponen límites, comenta que hay muchos padres que parece que han renunciado a la autoridad. Y es que, nos han enseñado a obedecer, pero no a mandar... Y para mandar, hace falta tiempo, dedicación, organización y gestión
- Sobre la frustración que siempre se habla que deben aprender a manejarla, Carlos González lo ve diferente. Para él, somos los padres los que debemos aprender a tolerar la frustración de nuestros hijos. Gritar, quejarse, dar portazos... Son cosas que los adultos hacemos cuando estamos frustrados. En cambio, en un niño frustrado, esperamos una gran sonrisa en su cara? Acaso los adultos frustrados sonríen?
- Premios y castigos: Ambos se han demostrado completamente inútiles para la modificación de los comportamientos que no nos gustan. Los premios, degradan la calidad moral del acto en si, ya que no sabemos si lo hace por interés ( conseguir el premio ) o porque realmente quería hacerlo. Los únicos premios que se ha visto que funcionan son los inesperados. Respecto a los castigos nos invita a reflexionar sobre los castigos en adultos. A un adulto no le castigamos porque derrame un vaso de agua, o porque se ensucie el traje del domingo... Castigamos a los adultos por razones importantes como robos, maltrato,... Y en estos casos, el aplicar un correctivo, no suele conseguir una modificación de la conducta. Como decía, si a los adultos no los castigamos por acciones inocentes, porque a los niños si?
- Enlazando con los puntos anteriores, no castigamos a los adultos que no obedecen nuestras ordenes, verdad? No podemos pretender que los niños obedezcan todas nuestras ordenes. Los niños necesitan explicaciones explícitas de lo que queremos y esperamos de ellos.
- Conseguir que la gente obedezca es fácil: solo hay que ser educado. Cuando vamos por la calle y le pedimos a alguien que nos deje pasar, es una orden, pero lo hacemos con educación y nos obedecen... Con nuestros hijos, deberíamos actuar igual, con educación. Solemos ser más respetuosos y educados con los adolescentes que con los niños más pequeños.
- Sobre los límites, Carlos González nos explica que, lógicamente, hay consecuencias naturales a los actos de nuestros hijos que no les dejaremos probar. Nadie en su sano juicio dejará a sus hijos jugar con fuego para que vean que quema, o jugar con cuchillos para que aprendan que cortan. Pero hay consecuencias menores que si que podemos dejarles experimentar por si mismos ( si el niño no quiere ponerse ocho capas de ropa para salir a la calle, pues tampoco se acaba el mundo... y si tiene frío, pedirá que lo abrigues más... por poner un ejemplo sencillo )
- Como resumen, algunas de las cosas que deberíamos hacer:
- Alabar y animar al niño ( mejor si nos centramos en alabar el proceso, en lugar de alabar a la persona o a los resultados. Por ejemplo, decirle ante unas buenas notas, que se nota que ha estudiado y se ha esforzado )
- Pasar ( mucho ) tiempo con él ( pongo mucho entre paréntesis porque ya sabéis el rollo ese del tiempo de calidad en lugar de cantidad.... yo la verdad es que soy de las que prefiere cantidad, pero si no puede ser, mejor que el tiempo que estamos juntos sea de calidad )
- Mostrarle afecto
- Fomentar la autoestima ( y no juzgar, ni etiquetar... )
- Mantener la calma en los momentos críticos
- Tener una buena comunicación con nuestros hijos
- Prestar atención y dedicación al niño
- Compartir actividades agradables
- Ser un buen modelo de conducta
El año pasado me propuse unirme al reto del rinoceronte naranja y, al final desistí. No me gusta sentirme como la mala de la película, la gruñona que va detrás de mi hija todo el día gritando y castigando sin llegar a ningún sitio... Y por mucho que me propongo cambiar, acabo cayendo siempre en el mismo círculo vicioso.
Oír una vez más hablar a Carlos González, con esa actitud de "tranquilos que lo hacéis bien, los niños necesitan amor y felicidad y no existen los traumas de por vida", ayuda a hacer más llevadera la situación. Pero también me ha clarificado muchas cosas... Se que mi hija es una niña feliz y buena, cada año en el colegio nos felicitan por su buena actitud y predisposición a ayudar e intervenir... Está claro que el problema lo tengo yo, que soy la adulta y que me comporto fatal dejándome llevar por mi enfado... No me queda más que pensar en todo lo que habló este hombre y empezar a buscar el principio del cambio en mi interior.
Vosotr@s que tal lleváis el tema?