Revista Coaching

Liderazgo – Siete espacios de meditación

Por Joseluisp

Liderazgo – Siete espacios de meditación

Sólo podemos liderar si somos excelentes como personas. Si conseguimos reconocer el significado de la vida. Si llegamos a conocernos a nosotros mismos. Estas ideas tienen más de dos mil quinientos años y recogen la filosofía de Confucio sobre el desarrollo del liderazgo.

Nuestro éxito como líderes no está determinado por el empleo de técnicas ni de estrategias para el cambio. Más bien depende de cómo sepamos cultivar nuestro espacio interior. Para ello debemos emprender un proceso de aprendizaje que dura todo el recorrido de nuestra vida.

El desarrollo de nuestro liderazgo requiere avanzar a lo largo de siete espacios meditativos: la toma de conciencia, la suspensión, la calma, la quietud, la paz, la reflexión y el logro. Puede parecer que estos siete espacios se recorren en un solo paso. Sin embargo, el proceso supone una carrera de fondo más que de velocidad.

El mayor desafío se encuentra en los dos primeros espacios: la toma de conciencia respecto a nosotros mismos (1) y la suspensión (2). Ambos nos ayudan a distanciarnos de nuestro flujo de pensamientos y emociones. Un líder necesita pensar con claridad y para ello debe controlar y detener el flujo de pensamientos que se produce dentro de su cabeza. De no hacerlo se verá desbordado por sus emociones: la codicia, el miedo, la ira o la ansiedad. Sólo cuando consiga suspender sus creencias y sus apegos podrá superar los obstáculos que se encuentre a la hora de juzgar y aprender.

Una vez que conseguimos detener el caudal de nuestros pensamientos podemos entrar en un espacio de calma (3) en el que la mente se relaja y entra en un estado de quietud (4) con el que puede lograr un estado de paz (5). Desde la paz podemos reflexionar (6) con claridad y alcanzar el logro (7) de las metas que nos hemos propuesto alcanzar.

Como habrá podido observar, el modelo implica dos movimientos. En primer lugar un movimiento de entrada desde la conciencia normal a un estado de quietud y de tranquilidad en el que podamos suspender todas las conversaciones interiores que nos impiden tomar las decisiones correctas.

En segundo lugar, se produce un movimiento de regreso por el que volvemos a los niveles anteriores de actividad pero con un nuevo nivel de consciencia que nos ayuda a tomar decisiones con la suficiente distancia respecto a nuestras emociones y apegos.

Entre el movimiento de entrada y el movimiento de salida existe un espacio. Un espacio donde conectamos con el futuro que quiere emerger y donde nos convertimos en un instrumento para que ese futuro emerja y se materialice como una nueva realidad. Ahí es donde reside la magia del liderazgo: en lograr un estado de consciencia desde el que podamos encontrar nuevos espacios de futuro, y en conseguir que las demás personas se comprometan para convertirlo en una realidad.

Casi magia.

Notas

Las ideas sobre el pensamiento de Confucio en torno a la formación del liderazgo las cita Otto Scharmer a partir de su entrevista con el maestro budista Nan Huai Chin. Puede consultarlas en Presence, una excelente obra realizada conjuntamente por Peter Senge, Otto Scharmer, Joseph Jaworski y Betty Sue Flowers. Está publicada en inglés por Crown Publishing.


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