Revista Coaching

Liderazgos contraculturales para épocas turbulentas

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Definiremos liderazgo como "la habilidad que tiene un individuo en cuanto a influenciar, motivar y habilitar a otros, para contribuir a la efectividad y el éxito de las organizaciones/ sociedades a las que pertenece" (Robert House). Tomando esta definición general, veremos que en épocas turbulentas, es necesario identificar diferentes tipos de líderes: algunos llevan sus sociedades/organizaciones hacia destinos catastróficos o, si bien conducen con prudencia, lo hacen sobre caminos ya conocidos; otros, en cambio, imaginan nuevos rumbos.

Respecto del liderazgo, una importante referencia (Carlos Matus), distingue tres estadios: el jefe de una camarilla, (estadio mas primario) solo puede ver lo que sucede hasta la curva del camino. Un líder, en cambio, esta un escalón mas arriba, porque tiene la capacidad de ver lo que sucederá después de la curva. Finalmente, y con menor frecuencia aparece el estadista, aquel que puede imaginar el camino allí donde éste aun no fue construido. Como podemos ver, todos ellos influencian, motivan y habilitan a otros, pero lo hacen con diferencias notorias.

Las sociedades/organizaciones tienden a institucionalizar comportamientos conocidos, que probaron ser exitosos y efectivos en el pasado, focalizando recursos y esfuerzos en aquello que esta probado funciona bien, y descartando comportamientos y practicas inefectivas. Llamaremos a esto la manifestación visible de una cultura organizacional/societal. Sin embargo, el mundo evoluciona con rapidez y los cambios inesperados son hoy más frecuentes que en el pasado. Lo que antes era considerado "la mejor y única manera de hacer las cosas", hoy entra rápidamente en obsolescencia, porque los desafíos para la supervivencia y el crecimiento son cada vez mas exigentes.

En consecuencia, quizá encontremos en nuestra experiencia jefes de camarilla y líderes tradicionales, pero pocos estadistas capaces de anticipar los cambios y reorientar a sus sociedades hacia nuevos destinos. Hacer esto implicaría adoptar un modelo de liderazgo contracultural, es decir, líderes capaces de desafiar y cambiar lo existente.

Hace algunas décadas, Lord y Maher desarrollaron una teoría de liderazgo donde describen la existencia de creencias culturales que distinguen a los líderes de sus seguidores, a los líderes efectivos de los que no lo son y a los líderes morales de los líderes maléficos (evil leaders). A diferencia de otras, esta teoría considera importante la aprobación social de un líder: éste "se hace" en un determinado entorno social y cultural. Por ello, no habría líderes efectivos universales, sino modelos culturalmente mediatizados: los líderes son emergentes de una cultura nacional/organizacional que los sustenta.

Sin embargo, existen perspectivas diferentes, que destacan la importancia de los líderes contraculturales, aquellos que desafían las culturas existentes y generan cambios. Estos últimos cuestionan el statu quo, son visionarios, lideran con el ejemplo, practican lo que predican, encarnan los valores que sostienen, son persistentes y resilientes, luchan contra la adversidad para lograr los objetivos que se proponen. Veamos un ejemplo del cine.

En Invictus, Morgan Freeman interpreta a Mandela. En una escena clave, Mandela "se planta" frente a los lideres de su partido, quienes momentos antes y sin su presencia, habían decidido cambiar los colores y el nombre del equipo nacional de rugby, los Springboks. Esa decisión, que hubiera implicado ponerse en contra a todo el pueblo "blanco" que, en aquel momento, gobernaba la banca, el comercio, y las fuerzas de seguridad, fue anulada gracias a la actitud contracultural de Mandela quien motivó, influyó y orientó a su gente hacia una visión distinta de Nación, un camino diferente para encarar el futuro.

Reflexionemos ahora sobre el momento actual y los modelos de liderazgo en el marco de un Estado presente (o ausente). En diciembre del 2014, Obama señaló la necesidad de invertir en ciencia y salud para enfrentar la llegada de una enfermedad desconocida. "Para eso necesitamos infraestructura, no solo en EEUU, sino también en todo el mundo. Es una inversión inteligente, porque nos permitirá detectar el virus rápidamente, aislarlo y responder. Debemos continuar en el camino de la investigación básica, de modo que si una nueva cepa aparece dentro de cinco o 10 años, ya hemos hecho las inversiones correspondientes para controlarla". Al asumir Donald Trump, en 2016, esas inversiones fueron eliminadas del presupuesto. Liderazgos contraculturales (Obama) vs. tradicionales (Trump) otra vez en accion.

Terminemos estas reflexiones con Argentina. Las urgencias que el aislamiento exige y las discusiones dicotómicas sobre salud y economía, solo muestran que, como sucede desde hace décadas, la ausencia de visión estratégica de pais y planeamiento estratégico participativo de largo plazo, se ponen otra vez de manifiesto, esta vez por un "malon" de cisnes negros. Nadie vio más allá de la curva, mucho menos imaginó con suficiente antelación un nuevo camino. Quiza sobran jefes de camarilla y faltan estadistas. Quiza sobran los esfuerzos sobre lo urgente y falta inteligencia sobre lo importante. Más allá de la pandemia, sufrimos una endemia: no tenemos vision de futuro ni plan de largo plazo. Como decia Séneca, "nunca tendrá vientos favorables si no sabes adónde vas". Y saber hoy dia adonde ir depende mucho de los lideres contraculturales, los estadistas. Conclusión: no le echemos la culpa a los cisnes negros (que serán cada vez mas frecuentes). Promovamos en cambio la accion de lideres contraculturales y dediquemos inteligencia en generar una visión compartida de futuro y un plan estratégico de largo plazo para las décadas que vendrán.

Fuente https://www.ambito.com/opiniones/liderazgo/liderazgos-contraculturales-epocas-turbulentas-n5096989

(*) Dr. Universidad de Buenos Aires, profesor consulto Facultad Ciencias Económicas/UBA, director del Centro de Investigaciones en Administración Pública (FCE/UBA).


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