Los grandes desafíos exigen grandes líderes. Ese tipo de personas que marcan el rumbo de las empresas, y que pueden traducir la visión en una realidad concreta. Poseen, al mismo tiempo, la habilidad para armar y conducir grupos que trabajan con eficiencia, y saben de qué manera maximizar el potencial de cada uno de sus miembros. Tienen los sentidos entrenados para descubrir talentos, y las agallas para ponerlos a trabajar juntos.
Desarrollar un líder o un grupo lleva su tiempo. Si tuviera que elegir, diría que se debe comenzar por el líder, habida cuenta de que es él quien construye el marco. No creo en los equipos de trabajo autodirigidos, aunque este sea el tema del momento. Debe haber un líder capaz de crear la arquitectura social, establecer los principios y formar la identidad de un gran grupo. Un grupo no se hace de la nada; no sale del agua, como Venus. El grupo debe formarse bajo ciertas condiciones, de acuerdo con ciertos parámetros y con una estructura que el líder debe construir.
En primer lugar, el líder debe seleccionar a su gente muy meticulosamente, para asegurarse de que posee los mejores talentos en su grupo. Pero eso no es suficiente. No se obtiene un buen grupo apilando cuerpos, ni tampoco acumulando personas. Es necesario que toda la gente que forma el grupo sea compatible. Como dijo uno de mis lideres favoritos: "No basta con ser un gran líder, lo importante es que las personas que trabajan en ese grupo quieran participar de todo lo que se hace, que quieran compartir los juegos en el arenero". Entonces no se trata de una curricula impresionante, ni de personas increíbles. En segundo lugar, es necesario que el líder cree un grupo que disfrute trabajando. Por lo tanto, durante la selección se debe apuntar a tener un tipo de conversación similar a la charla de sobremesa. Además, el líder tiene que caracterizarse por cuidar a su gente, ya que, sin duda, es su activo más importante. En tercer lugar, esta obligado a mantener constantemente el sueño del grupo, la razón de ser, el porqué de trabajar juntos. Tiene que refrescar permanentemente el objetivo, porque en esta época de cambio es muy fácil olvidar lo que se está haciendo y por qué. Cuando se olvida el motivo de la actividad, aparece la burocracia. En cuarto lugar, el líder tiene que agradecer mucho. Generalmente, el líder no es el mejor ni el más brillante del grupo, razón por la cual tiene que reconocer el esfuerzo de los demás y decir gracias todo el tiempo. Existe un cierto poder en el agradecimiento que, dicho sea de paso, varios líderes descubren, y que resulta una poderosa motivación.
Un líder tiene que ser protector. Muchas veces, una gran idea no suele ser importante para las personas que están en los niveles más altos de la empresa. Generalmente, las buenas ideas no parecen lo que verdaderamente son al principio, porque todavía no están del todo elaboradas. Uno de los mejores ejemplos es Xerox. En el centro de investigación de Xerox surgió una muy buena idea para desarrollar una computadora personal. Pero el líder de ese centro no pudo comunicarla eficazmente a los directores en Nueva York, y el proyecto se interrumpió. Tiempo después, Apple la desarrollo comercialmente, y así nació la Macintosh. Por lo tanto, es fundamental que el líder proteja las ideas del grupo, y que no las deje libradas a la decisión de los que solamente se preocupan por los números.
Las habilidades de un líder se aprenden. Nadie nace con ellas. Las habilidades de liderazgo resultan de una combinación de experiencias de vida y de trabajo. Un ejecutivo puede leer todo lo que sea escrito en materia de liderazgo, puede asistir a conferencias, pero, básicamente lo que forma a un líder es la capacidad para aprender y reflexionar sobre las experiencias vividas. Y los líderes eficaces han hecho esto. Han ejercido su liderazgo, luego han reflexionado sobre lo actuado, y han aprendido nuevamente a partir de las decisiones tomadas.
En todas las empresas hay personas que son potenciales líderes y mentores. Entonces, lo primero que tiene que hacer la organización es tratar de identificarlos. Lo segundo es recompensar a esas personas. En tercer lugar, para que puedan demostrar su capacidad hay que darles oportunidades. General Electic y Johnson & Johnson, entre otras grandes compañías de los Estados Unidos, están armando centros de estudios para capacitar a sus empleados. General Motors creó la Universidad GM, cuyo principal desafío es desarrollar el liderazgo de su gente. En resumidas cuentas, hay mucho para hacer si todos entienden la importancia del liderazgo. También creo que las organizaciones tienen que tener claro qué es lo que esperan de sus futuros líderes. Es necesario que se pregunten ¿Qué tipo de gente necesitamos?
Una vez identificadas las habilidades requeridas, hay que diseñar los instrumentos que permitirán aprenderlas. Por supuesto, todo esto demanda una gran inversión; pero no hay otra alternativa cuando el desafío pasa por formar líderes capaces de actuar con eficacia en un entorno tan cambiante como el actual.
Algunos cursos de liderazgo que ofrecen las escuelas de negocios son realmente muy efectivos. Pero sería mucho mejor que cada compañía pudiera abrir su propia universidad, porque la educación y la capacitación de líderes debe coordinarse más estrechamente con las metas estratégicas de la organización. El mayor peligro de enviar a una persona a una universidad para que asista a cursos sobre liderazgo, es que esa persona vuelva cambiada a una organización que aún no lo está.
Jobs tiene características de un gran líder. Por cierto, lo fue cuando estuvo en Apple y desarrollo la Macintosh. Sin embargo, Next fue un fracaso y no pudo obtener buenos resultados tras su regreso a Apple. Pero el hecho de que una persona tenga fallas no significa que sea un mal líder. Creo que Jobs tenía la fortaleza que se necesitaba. Existen tres cosas que los grandes líderes, como Disney, Jobs y Kelly Johnson, comparten. Una es que realmente son capaces de crear un sueño. En el centro de su liderazgo existe la idea de crear un sueño; esa búsqueda del cáliz sagrado es muy poderosa, a pesar de los errores que puedan cometer. En segundo lugar, todo el mundo quiere trabajar para hombres como Jobs, Johnson o Jack Welch. Welch aspira a que la gente se sienta muy segura de sí misma. Es la misma clase de gente que quiere trabajar para Jobs: personas con un gran sentido de la autoestima. Tercero, todos ellos pagan bien a sus empleados. Y volviendo al caso de Steve Jobs, era alguien que quería hacer cosas completamente nuevas, alguien que quería cambiar el mundo.
Jack Welch es uno de los líderes más admirados de la actualidad, tiene muchas cualidades, pero pueden resumirse en cuatro. La primera es que tuvo la capacidad de fijar el rumbo de General Electric y darle significado al trabajo. Eso es lo primero que hizo Welch cuando asumió como CEO, a pesar de tener muchas opciones. En aquel entonces, la empresa era un gigante con 425.000 empleados, y él fue capaz de establecer el rumbo correcto. Ahora tiene 275.000, lo cual implica que tuvo que despedir a muchas personas y hacer enormes recortes. Pero logro darle un significado a la empresa. La segunda cosa que logró fue generar y mantener la confianza de sus empleados. La tercera es que le dio esperanza y optimismo a la gente; consiguió que todos invirtieran en el futuro. Por último, obtuvo buenos resultados. Y esos resultados están a la vista. Hoy General Electic es una de las compañías más grandes del mundo. Esas son las cuatro cosas que hacen de Welch un gran líder.
Debe existir una correlación entre el liderazgo y el éxito, esa es la definición de liderazgo.Otras personas que considero grandes líderes son: Bill Gates, Warren Buffet, Jack Welch, Jim Bruke. En los Estados Unidos tenemos una tendencia a glorificar y alabar a nuestros líderes. Les damos más importancia que en otros países. Creo que si le preguntan a un grupo de argentinos quiénes son sus líderes más destacados, probablemente nombrarían a norteamericanos.
Si la responsabilidad primaria de un líder es buscar personas adecuadas para formar un grupo ¿Cuál es el proceso que debe seguir? ¿La búsqueda debe orientarse a personas con sus mismas características o deben tener cualidades distintas? Todo dependerá de la tarea a realizar. Pero la mayoría de las actividades de la actualidad son complejas, y es muy difícil que una persona pueda manejar todas las habilidades que requiere un trabajo determinado. Por lo tanto, la premisa numero uno es reunir personas con habilidades distintas. Ahora bien, si la tarea a emprender es apasionante y significativa, y los miembros del grupo piensan que van a poder realizarlas y que, de alguna manera, van a cambiar el mundo, es muy posible que dejen de lado las diferencias de personalidad y de idiosincrasia. En cambio, cuando la tarea no es apasionante siempre aparecen las diferencias; la gente se enoja o se irrita. Pero, insisto, los problemas tienden a desaparecer cuando se trabaja en algo realmente importante.
En los grupos que estudié hubo un proceso muy detallado de selección. Antes de ingresar, cada persona fue entrevistada por los demás. Y aunque nunca se puede tener total certeza de cómo funcionará en el grupo, hay que tratar de analizar a esa persona en profundidad. A veces uno siente que la química existe, pero no sabe si valdrá la pena. Por ese motivo, es necesario que el candidato a formar parte del grupo se someta a un exhaustivo proceso de análisis que, en ocasiones, incluyen más de una entrevista.
No es nada fácil mantener la unión y sostener la confianza en el grupo. Y existen periodos en los que alcanzar estos objetivos se torna especialmente difícil. En consecuencia, una de las tareas más importantes del líder es recordarles a todos los integrantes del grupo qué es lo importante. Y la segunda es llevarlos a la aventura. Cuando el proceso se torna monótono es imposible generar entusiasmo.
La confianza es un factor de suma importancia para el buen funcionamiento del grupo, ahora cuando la compañía atraviesa momentos difíciles y, por ejemplo, está obligada a hacer reducciones de personal, como perseverar la confianza. No es fácil, pero hay cosas que un líder debe recordar permanentemente: ser muy franco y comunicar lo que sucede de manera clara y precisa. Los empleados tienen que saber, por ejemplo, que nadie puede garantizarles un empleo de por vida. Pero si la organización quiere generar y mantener la confianza, también está obligada a informar que, en caso de recortes de personal, hará todo lo posible para que, a través de programas de capacitación, la persona despedida pueda conseguir trabajo en otra empresa.
Más allá de crear y consolidar un gran grupo, el líder debe tener en cuenta al resto de las personas que componen la organización. Para lograr que todas sean eficaces deben estar comprometidas con la organización. En otras palabras, sentir que son responsables del resultado final. Por lo tanto, hay que darles libertad para que puedan desplegar su talento y, paralelamente, el trabajo que hacen debe ser reconocido.
Si los empleados sienten que están cumpliendo una misión importante, seguramente pondrán a disposición de la empresa todo su potencial.
Fuente: https://altadireccion.com.ar/lideres-fabricantes-de-suenos-2/