¿Líderes o protagonistas?

Las empresas que se desarrollan a partir de ahora, tienen que empezar a ver y entender que es necesario para poder sobrevivir, cambiar muchos y diversos conceptos. Concepto de formas, de estilos, de actitudes ante la manera actual de afrontar las vicisitudes a las que nos exponemos en nuestro diario.
Empezando por arriba, las empresas igual ya cada vez menos son piramidales, o al menos no tan puntiagudas. Los protagonismos van cediendo paso cada vez un reparto más de secundarios, e incluso un reparto coral, dónde hay notas que vienen de arriba o abajo, de izquierda o derecha o del centro, para dar el toque de color, ese toque de personalidad al equipo. Ya no hay concursos de popularidad a ver quien es el más listo, el más guapo, el más alto, el más mejor, ya eso quedó aburrido. ¿Porque quien es alguien para determinar que se es más que otro?.
Las empresas que se desarrollan en este siglo deben aprender a caminar nuevas rutas de cierta equidad, de humanismo, que ha sido totalmente olvidado, en aras de buscar el foco que ilumina. Ya no se buscan tanto directivos que impongan leyes y órdenes más o menos acertadas. Directivos que buscan un color, que está algo descolorido de tantos lavados, porque sencillamente ya está pasado de época. 
Ahora es el momento que se ha estado buscando para empezar a buscar líderes que aplanen la pirámide, que se encuentren codo a codo con sus trabajadores, miembros del equipo, y sepan que hay escucha y aliento, que dejaron de ser números, para ser personas a las que se les brindan oportunidades para mostrar su valía. Y que desde luego nadie ni siquiera el  mísmísimo líder es imprescindible, porque ya se encarga de forjar entre todos a nuevos líderes que sigan transformando futuro en presente. Y cada vez serán más