Siempre hablo de las autoras que más me gustan del género romántico, pero creo que nunca he comentado nada sobre mis sagas favoritas. Una de ellas es, sin la menor duda, la serie Bedwyn. Le tengo un cariño especial a todos y cada uno de los libros que la componen, así como a sus protagonistas, seis hermanos que no dejarán indiferente al lector. Se podría decir que son ligeramente diferentes del resto de la alta sociedad de la época. Aunque para conocerlos mejor y no dejarse llevas por la desagradable, en ocasiones, primera impresión que producen, hay que esperar a sus historias correspondientes. Os aseguro que valen la pena.
En este primer libro, Ligeramente casados, Mary Balogh nos presenta la historia del coronel Aidan Bedwyn y su inquebrantable sentido del honor, el cual le llevará a cumplir la promesa hecha a un moribundo capitán Morris en el campo de batalla. El juramento no es otro que proteger a la hermana de éste cueste lo que cueste, incluso sin saber en ese momento a qué está accediendo exactamente. ¿Qué tipo de problemas puede tener la desconocida señorita Morris? Pues bien, es obvio que alguno tiene que haber, y bastante importante, dada la última voluntad de su hermano. Y es que la señorita Eve Morris está a punto de perder su hogar, y el de todos los desdichados que viven con ella, a causa de una cláusula en el testamento de su padre. Su única salida, como descubre Aidan poco después de conocerla, es casándose. Por tanto, el siempre honorable coronel, se verá en la obligación moral de celebrar un matrimonio de conveniencia.
Aunque pueda parecer una historia común ya que los matrimonios de este tipo son bastante habituales en muchas de las novelas del género, ésta tiene una pequeña diferencia. Verdaderamente ninguna de las dos partes tiene intención de llevarlo a cabo, ni siquiera la propia beneficiada en este caso, Eve. Ambos se ven obligados a ello para ayudar a otras personas; en el caso de Aidan, obviamente se trata de Eve; en el ella, a la gente que está a su cuidado. No hay ningún tipo de interés económico malicioso o intención de crear un vínculo afectivo, ni siquiera amistosos. Asimismo, al contrario que en muchos otros libros, nada tiene que ver tampoco con situaciones comprometidas, ya que ni siquiera se caen especialmente bien. Después del arreglo, cada uno de ellos seguirán sus caminos para no volver a cruzarse nunca más. O por lo menos eso es lo que tienen en mente. Cierto duque déspota y autoritario, frío como el hielo e inseparable de su monóculo, hará que su nueva cuñada y su hermano pasen mucho tiempo juntos. Ahí es cuando comenzará una relación especial, con una tensión palpable en todo momento.
Aidan es un hombre adusto, que no sonríe nunca y que no deja entrever sus sentimientos, lo que dará como resultado poco entendimiento entre ellos. Por otro lado Eve es una mujer sencilla y amable, entregada en cuerpo y alma al cuidado de las personas que tiene a su cargo, pero a la vez con un carácter orgulloso que dificulta aún más la relación. Ambos tenían ya planeada sus vidas, pero ahora se encuentran atrapados en un matrimonio -si es que se puede llamar así- bastante peculiar, una atracción que va en aumento y el convencimiento de que independientemente de lo que ocurra ambos irán por caminos diferentes. Sin embargo, y a pesar de todo ello, cada vez les cuesta más imaginarse el uno sin el otro, por lo que se resisten a ese último adiós. Ésta es una de mis partes favoritas; incluso sin estar enamorados hay algo que les impide separarse. La historia de amor va evolucionando poco a poco gracias a pequeños detalles, es creíble y realista con un toque tierno y dulce. Además, me ha gustado mucho el hecho de no dar demasiada importancia, por lo menos entre ellos, a la diferencia de estatus; Aidan es hermano de un duque, ella hija de uno de esos nuevos ricos a los que tanto desprecia la aristocracia. Lo que sí he notado es que el mayor cambio tiene lugar en él, Eve le ayuda a deshacerse de esa aparente frialdad, por lo que conocemos la razón que le llevó a ser como es. Ella tiene una evolución menos evidente.
No hallaremos ninguna historia secundaria que haga bulto, por así decirlo. Todo el libro gira en torno a la relación entre ellos dos, pero está tan bien construida y llevada que no se echa en falta nada más. Es más que suficiente para enganchar y deleitar al lector. Lo que sí encontraremos son bastantes secundarios. Por una parte está la familia Bedwyn al completo, aunque el que más relevancia tiene es el siempre altivo duque. Por otra están los habitantes de la casa de Eve, todos ellos protegidos a los que ha ido ayudando y acogiendo con el paso del tiempo. Desde una institutriz caída en desgracia, pasando por un joven de pocas luces al que nadie quiere contratar. Aunque, sin duda, los más destacables son dos niños pequeños, huérfanos, a los que cuida como una madre. Estos dos pequeñajos serán también de gran importancia en la relación de los protagonistas. Ya sabéis, niños pequeños más hombre aparentemente frío da como resultado escenas tiernas. Eso es así.
Después de enrollarme más de lo que tenía previsto, quiero terminar recomendando tanto a la autora como a la serie. Creo que se trata de una estupendo libro para iniciarse en el género. A los ya seguidores de Mary Balogh poco puedo decirles, seguro que están acostumbrados a la calidad que demuestra novela tras novela.A la brillantez habitual de Mary Balogh hay que sumarle una familia y personajes inolvidables. Los Bedwyn es una serie de obligada lectura para los seguidores del género.
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·Editorial: DEBOLS!LLO
·Publicación: Enero 2014
·Precio: 5,95€
·ISBN: 9788490328910
·Páginas: 327
·Serie: Serie Bedwyn #1