Decidimos adelantar nuestra vuelta, haciendo una parada en la región italiana de Liguria, un par de días antes de lo planeado. La razón principal fue la desagradable sorpresa de encontrar campings increíblemente caros y sucios en Eslovenia, pero también hubo otras razones que nos hicieron sentir incómodos durante este viaje. En general, el carácter esloveno nos pareció altivo, clasista, egoísta y mal educado, lo que hizo que nos sintiéramos fuera de lugar en más de una ocasión. Esto es algo que rara vez ocurre en Italia, así que decidimos empacar y dirigirnos hacia Sestri Levante, en la conocida Riviera Italiana.
Después de recorrer casi 650 kilómetros, llegamos al camping Fossa Lupara, donde desde el primer momento nos recibieron con una amabilidad que habíamos echado de menos durante las últimas dos semanas. Aunque es un camping pequeño, familiar y en su mayoría con parcelas de temporada, posiblemente necesitaría una reforma, pero está limpio, bien cuidado y es tranquilo.
Comemos en el mismo camping bajo un sol de justícia a pesar de tener sombra en la parcela, y a la hora de la tradicional passeggiata nos dirigimos a Portofino, el lugar más elegante de la Riviera Italiana que atrae a viajeros adinerados y a la jet set más internacional.
Este pequeño pueblo, que solía ser un centro de tradición pesquera, hoy es una colorida localidad de vacaciones con restaurantes caros y exclusivas boutiques de marcas y diseñadores. Sus aguas azul turquesa están llenas de enormes yates que se exhiben para ser admirados y envidiados. Todo en Portofino es lujo y ostentación sin límites.
Llegar hasta allí puede ser complicado, especialmente en temporada alta, cuando el tráfico y los lujosos automóviles congestionan la única carretera que lleva hasta el pueblo. Una buena opción es tomar el autobús 782 en Santa Margherita Ligure para evitar el costoso estacionamiento y el frustrante tráfico.
Si deseas evitar que tu bolsillo sufra una fuerte recesión, es mejor eludir incluso sentarte en cualquier bar o terraza de Portofino para comer o cenar. Una opción económica y deliciosa son las pizzas preparadas en el camping, cocidas al horno de leña. A veces, las cosas más simples resultan ser las mejores.
Miércoles 23 de agostoMonterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son las cinco localidades que conforman Le Cinque Terre, pequeños pueblos costeros pintorescos, encaramados al mar y caracterizados por casas de vivos colores. Han sabido mantener un equilibrio notable entre el turismo y la sostenibilidad, lo que les ha valido ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Enclavadas en un parque natural y reserva protegida, solo se puede acceder a ellas en tren, barco o a pie, y es obligatorio obtener la Card Cinque Terre, cuyo precio varía según los días de validez y el transporte elegido. Si se dispone de poco tiempo, el tren es la opción más conveniente (18,20€/adulto/1 día).
Riomaggiore es la localidad más poblada de la región y ha logrado conservar su encanto de pueblo pesquero a pesar del flujo constante de turistas. Sus casas se aferran a dos empinadas colinas que descienden hacia el mar en acantilados escarpados, creando una estampa pintoresca.
Manarola, siguiendo la misma estética colorida, es la localidad más fotografiada de las cinco, destacando la vista desde el mirador Punta Bonfiglio, que ofrece una panorámica impresionante del pueblo que parece fundirse con el Mediterráneo.
Corniglia rompe el estereotipo de las Cinque Terre, y es que es el único de los cinco que no cuenta con salida directa al mar, lo cual hace que muchos turistas pasen de largo si están limitados de tiempo, y es que un solo día es muy justo para disfrutar de los cinco pueblos, especialmente en verano cuando las aguas turquesas y las altas temperaturas llaman a hacer un baño en cada una de las paradas.
Vernazza es, para algunos, el más pintoresco de los cinco. Su artería principal, la Via Roma, con un sinfín de tiendas de souvenirs, bares y restaurantes desemboca en la plaza Matteotti con la iglesia de Santa Margarita de Antioquía, un templo construido a principios del siglo XIV siguiendo los cánones del gótico ligur y cuyo campanario octogonal domina la localidad gracias a sus cuarenta metros de altura. A sus pies una diminuta playa y en frente un puerto natural. No muy lejos, se alza el castillo Doria, la fortaleza más antigua de la región, desde donde se obtienen unas maravillosas vistas de Vernazza por el módico precio de 2€.
La puerta de entrada norte a Cinque Terre y el más apreciado por sus playas y su oferta hotelera es Monterosso al Mare aunque sus elevados precios hacen que haya mejores opciones para hospedarse por la zona pero fuera de la parque natural. Desde mi punto de vista es el menos atractivo de todos y es precisamente por la extensa playa que nada tiene que ver con las pequeñas calas y espigones del resto que hacen que los baños en el mar sean mucho más memorables.
Un solo día es insuficiente para disfrutar plenamente de los cinco pueblos, por lo que lo ideal es centrarse en tres de ellos para evitar prisas y deleitarse con las vistas y las aguas cristalinas.
Jueves 24 de agostoGénova es una ciudad de contrastes, en muchas ocasiones un tanto exagerados: ciudad de arte e industrial, rascacielos de cristal y torres medievales, fachadas de vivos colores y de negra pizarra. Una ciudad del norte de Italia que recuerda muchos a las ciudades del sur por su dejadez pero también por su autenticidad. Demasiados años siendo más conocida como escala de cruceros, ya va siendo hora que Génova tenga el lugar que se merece.
La ciudad que vio nacer a Cristóbal Colón, está llena de elegantes palacios, callejuelas estrechas y posee uno de los puertos marítimos más flamantes del planeta.
Las dos torres que dan la bienvenida al entramado medieval de Génova permanecen intactas y resguardan la casa del famoso marino genovés. Adentrándonos en el casco histórico, las calles más turísticas se mezclan con callejones secretos y plazas rodeadas de majestuosos edificios. La Piazza de Ferrari con una enorme fuente central, está enmarcada por el Palazzo Ducale, el teatro Carlo Felice o la Nueva Borsa de estilo renacentista.
A mitad de Via San Lorenzo se levanta, solemne, la catedral de piedra blanca y negra, obra maestra de estilo gótico. En su interior está el tesoro de San Lorenzo y el Sacro Cantino, según algunos el Santo Grial. Esta céntrica y concurrida calle desemboca en Porto Antico y muy cerca, el Palazzo San Giorgio de estilo medieval y renacentista, tiene una espléndida fachada pintada al fresco con una figura de San Giorgio y el dragón. Desde el palacio se sigue por Sottoripa, antigua via con soportales llena de tiendas típicas y foccaccerie.
El laberíntico entramado callejero asciende hasta la Piazza del Portello con el ascensor Castelletto al fondo de un pasillo excavado en la colina que permite llegar a la Spianata di Castelletto, el punto panorámico mas bonito de toda la ciudad, desde donde se puede admirar el casco antiguo, el puerto y las colinas que rodean Génova.
De nuevo abajo, desde la Piazza de la Fontane Marose se llega a Via Garibaldi, todo un escaparate de los tesoros de la ciudad con sus suntuosos palacios llamados los Rolli, unas espléndidas mansiones que la nobleza ponía a disposición de la República para acoger reyes y mandatarios. Los Rolli fueron declarados Patrimonio Mundial de la Unesco en 2006. Entre ellos, Pallazzo Tursi, Palazzo Rosso, Palazzo Bianco son hoy museos.
La gastronomía genovesa es otro de los reclamos de esta ciudad portuaria y nadie puede irse sin provar el pesto genovés que se sirve a cucharadas sobre una simple rebanada de pan o como condimento en las pastas más típicas como el trofie.
La focaccia es el símbolo de la tradición gastronómica de esta ciudad, representa una institución culinaria, un culto de orígenes muy antiguos cuando se preparaba con agua, harina y aceita. Hoy la receta se ha mantenido casi intacta pero se le han añadido otros ingredientes como aceitunas, cebollas, queso o romero. Hay foccaccerie en cualquier rincón de Génova, pero hay que saber encontrar aquella donde la receta sea auténtica y los ingredientes sean naturales, y esto lo encontramos en la Focacceria Gastronomia La Scurreria. Auténticas y exquisitas foccacc ia de las que sobresale, sin lugar a dudas la de pesto genovés.
A la cocina pobre y popular pertenece también la farinata, una masa de harina de garbanzos que se ha convertido en un símbolo del street food genovés y, al igual que la foccaccia, puede comerse sola o añadiéndole otros condimentos.
Viernes 25 de agostoSestri Levante es un encantador pueblo situado en un promontorio que domina dos maravillosas bahías. Su centro histórico mezcla cultura marítima con un ambiente de cuento de hadas, donde las fachadas pintadas en trampantojo añaden un toque mágico. No es de extrañar, que Hans Christian Andersen se alojase a menudo aquí cuando visitaba Italia.
La Baia del Silenzio, considerada una de las mejores playas de Italia, es un delicado y precioso ecosistema que alberga extensas praderas de posidonia con una gran variedad de especies de fauna marina y que ha obtenido, por su valor medioambiental, el reconocimiento internacional de la Bandera Azul. Para preservar la integridad de este entorno único, se limita el acceso y aunque es una playa totalmente pública, se regula el numero de visitantes para evitar aglomeraciones.
En la zona norte, en la Baia delle Favole, contrastando con el encanto natural y la atmósfera auténtica, la presencia predominante de playas privadas con sombrillas y hamacas hace disminuir la sensación de autenticidad y conexión con la naturaleza que caracteriza a esta hermosa zona.
Su encanto también recae en la exquisita gastronomía servida en sus pequeños cafés, foccaccerie y restaurantes.
La Focaccerie d'Autore es un lugar emblemático en Sestri Levante, donde los amantes de la comida italiana pueden deleitarse con una amplia gama de deliciosas focaccias. Este establecimiento se destaca por su compromiso con la calidad y la autenticidad, ofreciendo opciones que van desde las clásicas hasta las más innovadoras, todas preparadas con ingredientes frescos y cuidadosamente seleccionados.
Los clientes pueden disfrutar de focaccias simples pero deliciosas, untadas con aceite de oliva y sal marina, o pueden optar por variedades más elaboradas que incluyen ingredientes como tomates cherry, aceitunas, hierbas frescas, quesos locales y embutidos artesanales. La combinación de sabores frescos y la habilidad en la preparación hacen que estas focaccias sean irresistibles para los locales y turistas por igual.
Otro lugar recomendado para probar la gastronomía ligure es la Inosteria Maniman. Este restaurante, ubicado también en Sestri Levante, se especializa en la cocina tradicional italiana con un toque moderno. Para comenzar podemos disfrutar de una selección de antipasti donde destaca el tartare di tonno obeso, latte di coco e maracuja, y seguir con la tradicional pasta fresca hecha a mano, como el tajarin burro, ume e gamberi rossi o la exquisita carbonara, o con un delicioso risotto, seppie, plancton e profumo di mandarino. La combinación de sabores auténticos y técnicas culinarias innovadoras hacen de Inosteria Maniman una experiencia gastronómica inolvidable en Sestri Levante.
Con esto concluimos nuestras tan esperadas vacaciones de verano, deseando fervientemente que las próximas sean, como mínimo, igual de gratificantes.