Revista Cultura y Ocio

LIJ de verano: El camino del héroe

Por Maru

Los héroes y las heroínas son figuras centrales y populares en la literatura para niños, niñas y adolescentes. Sus caminos y aventuras siempre logran conquistar a los lectores. ¿Cómo sucede esto? La cuarta entrega del newsletter nos acerca a los héroes y heroínas, a sus aventuras y a los desafíos que deben atravesar, y nos permite revisar en novelas y sagas locales cómo funciona y se despliega el periplo del héroe.

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La literatura para niños, niñas y adolescentes está llena de personajes y protagonistas que se lanzan (o son lanzados) a la aventura. Hay algo en sus caminos que desde siempre cautivó a lectores de todas las edades: partir desde la incertidumbre con ellos, atravesar las dificultades a su lado o verlos crecer y superar desafíos son algunos de los condimentos más atrapantes. Los héroes y las heroínas nos acompañan desde siempre en nuestras lecturas y hoy, en esta entrega, conversaremos un poco sobre su camino y sus rasgos.

El camino del héroe

Hace varios años, Joseph Campbell logró esquematizar cómo es, en general, el periplo que atraviesan los héroes en la literatura. Propuso la idea del “monomito”, un modelo estructural que comparten en gran medida muchas de las historias y mitos de la literatura.
Si bien su esquema consta de varios momentos y pasos, se puede resumir en tres grandes etapas: la salida, la iniciación y el regreso. Según el propio Campbell, el héroe se lanza a la aventura desde su mundo cotidiano a regiones de maravillas sobrenaturales; el héroe tropieza con fuerzas fabulosas y acaba obteniendo una victoria decisiva; el héroe regresa de esta misteriosa aventura con el poder de otorgar favores a sus semejantes.
 
Así, muy en comunión con la estructura de la secuencia narrativa (inicio, conflicto y desenlace), el camino de los héroes se estructura en tres momentos bien marcados: el momento en el que el héroe sale del mundo conocido y cruza el umbral de la aventura; el período de aprendizajes, pruebas y obstáculos para el héroe, que culmina en el logro de su objetivo (rescatar a alguien, vencer a un villano, recuperar algún objeto, etcétera); y el momento del regreso al mundo conocido, con todo lo aprendido y ganado en la aventura.
Si bien es mucho lo que se puede decir y pensar sobre esta teoría y sus alcances, lo que resulta interesante es que el foco queda puesto en aquello que más atrapa a los lectores: la transformación del héroe, su metamorfosis a partir de los obstáculos que debe superar, de las pruebas que tiene que atravesar y de los aprendizajes sobre el mundo (y sobre sí mismo) que debe ganar a lo largo del periplo. Porque al mundo conocido se regresa siendo otro, el mismo y un nuevo personaje, que ha crecido y se ha transformado. Y, en el mundo de las historias, nada gusta más que ver crecer a un personaje.
Es más que entendible, entonces, que en la literatura para niños, niñas y adolescentes los héroes y sus aventuras tengan tanto éxito. ¿Qué es más atrapante que acompañar a otro en su propio crecimiento, en el enfrentamiento de los miedos, en el descubrimiento del propio yo, cuando es uno mismo el que también está en este período de la vida? Así, los héroes y heroínas se transforman en compañeros, en una infinidad posible de caminos frente al desafío del crecimiento y la madurez.
Es por esto que las sagas juveniles han tenido (y siguen teniendo) tanto éxito, y que personajes como Harry Potter, Percy Jackson y Katniss Everdeen muevan tantas pasiones y a tantos fanáticos. Pero no es necesario que el héroe o la heroína atraviese desafíos mágicos, derrote monstruos o haga caer gobiernos para que su metamorfosis ocurra. En la vida de todos los días, el periplo del héroe también sucede. Por eso, en esta entrega, revisaremos a otros héroes y heroínas, con caminos más cotidianos, más locales, y de distintas edades, para que haya para otros los gustos.


La búsqueda de la identidad

La adolescencia es un tiempo de búsqueda, preguntas y descubrimiento, por eso los protagonistas adolescentes y jóvenes de las sagas y novelas convocan. Muchas veces para ellos el tiempo de la iniciación es el tiempo de descubrir quiénes son ellos, cómo ven el mundo y qué elecciones quieren o pueden hacer. Son protagonistas que atraviesan el difícil proceso de buscar (a sabiendas o no) la propia identidad. 

LIJ de verano: El camino del héroe

En esta línea, la protagonista de Los siete nombres, de Clara Levin (el primer tomo de una saga de tres libros), llamada Petalla, encarna literalmente este descubrimiento de la identidad. En su mundo, los nombres tienen poderes reales, y es posible recibir hasta siete nombres diferentes.
Petalla comienza esta historia como una niña en el borde de la adolescencia y que, por un arreglo de su pueblo debe abandonar lo conocido y partir hacia otro. Lo que para ella comienza como una obediencia, pronto se transforma en el desafío de valerse por sí misma en un mundo hostil y desconocido.
Es interesante, entonces, que su avance por el reino, los distintos pueblos, y su encuentro con los obstáculos y antagonistas le irán acercando como recompensa sus nuevos nombres. De este modo, esta historia plasma de forma literal la experiencia del hallazgo del propio ser (cada nombre nuevo que recibe Petalla) con el movimiento de salida de lo conocido y de camino a través de los desafíos.
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Otro personaje adolescente que lidia consigo mismo, con su historia y lo difícil que es el mundo es Rodolfo, el protagonista de Algo que domina el mundo, de Franco Vaccarini. En este relato, la salida hacia lo desconocido sucede en el exterior (Rodolfo conoce a una chica y empiezan a salir) pero resuena con mayor fuerza en el interior: Rodolfo se lanza hacia adentro, a sus ideas y su modo de pensar, y a la revisión de su dura historia familiar y lo que eso ha generado en él.
Lo que resulta interesante es que este proceso lo ayudará a descubrir quién es él realmente y cómo es él, con una pista importante: no siempre somos aquello que estamos acostumbrados a ser. El trabajo consciente que hace Rodolfo de no detenerse, de no paralizarse frente al dolor y la tristeza que encuentra en el camino, lo abre a encontrarse con él mismo, con quien realmente es.


La aventura de los obstáculos

Pero el camino de la aventura no está reservado sólo para los adolescentes al borde de la adultez. En la infancia, la vida es puro terreno desconocido, listo para explorar y, en el medio, descubrirse también a uno mismo. Los relatos con héroes infantiles suelen poner el foco con mucha más claridad sobre la superación de obstáculos externos para luego revisar el crecimiento del personaje. Así, estas historias se sostienen en gran medida en la exploración del mundo, en el reconocimiento de su funcionamiento, de sus rasgos, y en las experiencias de vinculación con los demás (la familia, los amigos y los desconocidos).

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Un maravilloso ejemplo de esto es Te veo en la luna, de Verónica Sukaczer. En esta historia, Martín es un niño que vive en el campo, en la provincia de Córdoba, y está por terminar la primaria. Su voz nos presenta la mirada que tiene sobre el mundo: admira a su hermano, Juan, que se fue a la universidad, y gracias a él conoce sobre el espacio y los proyectos de llevar al hombre a la luna. Pronto será 1969 y las circunstancias del país y, en particular, de su provincia, van a marcar un nuevo rumbo en su vida.
Así, la aventura de Martín consiste en dejar el campo para ir en búsqueda de su hermano, que está en la capital y que no regresa. Martín está convencido de que Juan se fue a la luna, porque ese siempre fue el proyecto, el sueño, el destino de su hermano, y allí tratará de ir a buscarlo.
Con la mirada puesta en la superación de los obstáculos que debe atravesar Martín para acercarse a su hermano, la historia presenta una revisión de la historia de Martín y Juan, de lo que el hermano menor siempre vio del mayor y, sobre todo, el duro proceso de entender la realidad y sus tragedias que todos, tarde o temprano, atravesamos en la vida.
Más grandes o más pequeños, épicos o cotidianos, internacionales o locales, los héroes y las heroínas son importantes dentro de la literatura infantil y juvenil por su alcance: en el recorrido de sus aventuras radica la posibilidad de su crecimiento, de los intentos, los errores y del descubrimiento del mundo y de sí mismo, y todo eso, sobre todo sí está bien escrito, engancha y conmueve profundamente a los lectores.

En esta edición mencioné:
  • Campbell, Joseph, El héroe de las mil caras. FCE, 2020.

Para seguir leyendo
 Una novela llena de adolescencia, diversión y aventura es El equipo de los sueños, de Sergio Olguín (publicado por Norma). El periplo de Ariel, su protagonista, comienza como tantos otros: se enamora de Patricia y quiere demostrarle que él puede con todo. Así, se lanzará al interior de Villa Fiorito con sus amigos para recuperar una pelota que Maradona le regaló al papá de Patricia hace tiempo y que ahora les robaron.
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—Una vez —me dijo Patricia— vino un tano le ofreció cien mil dólares si se la vendía. Pero mi papá no quiso. Él dice que las ilusiones no se venden. Que a los sueños hay que guardarlos para que crezcan y se cumplan. Y yo le creo.

A Ariel este camino lo llevará a descubrir a otra gente, otras amistades y otra forma de vivir (y de sobrevivir). Repleta de escenas de acción y de diálogos llenos de humor, pero también del encuentro con lo que significa vivir en la villa, esta historia es puro disfrute y también reflexión. Novedades
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Formas diferentes de hacer las mismas cosas, Nicolás Schuff y Mariana Ruiz Johnson. Tres Tigres Tristes, 2020
 
Un libro que enumera las diferentes formas en que se puede hacer una misma cosa. Así, algo como tomar helado, pintar, viajar a la luna, enojarse, cantar o aburrirse encuentran infinitas posibilidades en las ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson, que toman el texto de Nicolás Schuff y marcan el tono: todo es posible, un pulpo puede ayudar a una sirena a peinarse y una tortuga puede escuchar música de un tocadiscos y sólo disfrutar.
Es un libro para leer en cualquier sentido y disfrutar de sus caminos abiertos y, sobre todo, para imaginar: cada cosa, en sus infinitos modos posibles de hacerse, son una historia esperando a ser contada (o ilustrada o cantada). Es un libro que, muy amable y sencillamente, anima a pensar y crear.


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