Lila Says (Ziad Doueiri)

Lila es una de esas chicas únicas, cruciales, capaces de darles sentido a la vida o de arruinarla para siempre. Adolescente, rubia, bella como un ángel y procaz como una madame de burdel, Lila aterriza en un barrio sórdido de Marsella y seduce, de una sola mirada, a Chimo, un chico árabe que lucha con la timidez y vacila entre dos vidas posibles: la escritura o la marginación; la soledad y la introspección literaria o la vida callejera y azarosa que le propone su pandilla de amigos.Este es el punto de partida de Lila Says, segunda película de  Ziad Doueiri, un americano-libanés que se hizo conocido como el cameraman virtuoso de algunas películas de Quentin Tarantino. En Lila Says su destreza para los movimientos de cámara suntuosos está intacta pero se aplica a una materia más sutil, más equívoca que la que lo convocaba en Perros de la calle o en Jackie Brown.El drama del film de Doueiri, en realidad, es  el drama de la incertidumbre. Porque Lila es pura energía sexual. A los catorce años parece haberlo vivido todo y las tortuosas maquinaciones eróticas que dispara van enloqueciendo a Chimo de deseo y de sospecha. Pero ¿Qué hay en todo eso de real y qué imaginario? ¿Cuánto de todo esto que mueve a esta lolita es fruto de la experiencia y cuanto de la manía adolescente de soñar, ilusionar, engañar?Esa es la ambigüedad central que propone Lila Says, una película que como su protagonista, sólo tiene ojos y oídos para una obsesión: el sexo oral. Es decir, no el sexo que se hace sino el que se dice, el sexo que se habla y se narra y se imagina en palabras que a menudo es mucho más duro que el porno mas duro.

Presentación realizada por Alan Pauls el 08 de septiembre de 2010 en el ciclo European Girls en Primer Plano I.Sat.

Transcripción del siguiente enlace audiovisual:https://vimeo.com/14797399