Revista Salud y Bienestar
Los índices de ataques al corazón puede reducir aproximadamente un 18 por ciento si los Gobiernos impusieran a los fabricantes de productos alimentarios manufacturados el contenido de sal adecuado, según un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Poblacional de la University of Queensland en Australia.
Los investigadores advierten, por tanto, de la necesidad de que gobiernos impongan controles de sal en estos productos para combatir dolencias cardíacas, ya que, recuerdan que comer demasiada sal eleva la presión arterial y coloca a los ciudadanos en riesgo de sufrir ataques de corazón y otras dolencias crónicas que afectan a los recursos en salud pública.
El estudio, publicado el martes en 'Heart', mostró que cuando las firmas de alimentos redujeron el contenido en sal voluntariamente los índices de ataques al corazón cayeron aproximadamente un 1 por ciento.
"Si confiamos en las empresas para que reduzcan voluntariamente el contenido en sal, obtendremos algún beneficio, pero los beneficios de los recortes obligatorios serían 20 veces mayores", dijo Linda Cobiac, participante del estudio.
En Australia, el 94 por ciento de los hombres y el 64 por ciento de las mujeres come más sal de la recomendada, dijo, mientras que un trabajo reciente mostró que hasta nueve de cada 10 estadounidenses ingieren demasiada sal.
"Cuando es algo tan excesivo, tiene sentido que el Gobierno tome medidas", dijo Cobiac, quien recuerda que esta medida "supone un ahorro de costes para el Gobierno a largo plazo reducir el contenido de sal en la comida".
La investigación también valora la autodisciplina en el consumo de sal, en este sentido muestra que confiar en que las personas las ejerzan "fue el método menos eficaz", ya que redujo las enfermedades cardiacas en apenas un 0,5 por ciento.
Los investigadores advierten, por tanto, de la necesidad de que gobiernos impongan controles de sal en estos productos para combatir dolencias cardíacas, ya que, recuerdan que comer demasiada sal eleva la presión arterial y coloca a los ciudadanos en riesgo de sufrir ataques de corazón y otras dolencias crónicas que afectan a los recursos en salud pública.
El estudio, publicado el martes en 'Heart', mostró que cuando las firmas de alimentos redujeron el contenido en sal voluntariamente los índices de ataques al corazón cayeron aproximadamente un 1 por ciento.
"Si confiamos en las empresas para que reduzcan voluntariamente el contenido en sal, obtendremos algún beneficio, pero los beneficios de los recortes obligatorios serían 20 veces mayores", dijo Linda Cobiac, participante del estudio.
En Australia, el 94 por ciento de los hombres y el 64 por ciento de las mujeres come más sal de la recomendada, dijo, mientras que un trabajo reciente mostró que hasta nueve de cada 10 estadounidenses ingieren demasiada sal.
"Cuando es algo tan excesivo, tiene sentido que el Gobierno tome medidas", dijo Cobiac, quien recuerda que esta medida "supone un ahorro de costes para el Gobierno a largo plazo reducir el contenido de sal en la comida".
La investigación también valora la autodisciplina en el consumo de sal, en este sentido muestra que confiar en que las personas las ejerzan "fue el método menos eficaz", ya que redujo las enfermedades cardiacas en apenas un 0,5 por ciento.
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