Revista Opinión

Límites del conocimiento en ciencia y religión

Publicado el 04 enero 2020 por Carlosgu82

La ciencia tiene límites físicos y económicos. Los está tocando. Hace poco leí un interesante artículo sobre eso. Ningún gobierno ni entidad privada están dispuestos a invertir los miles de millones de dólares que se requieren para hacer aceleradores más grandes que el del CERN para descubrir si hay más partículas elementales. Por definición, no podemos salir de un universo en expansión para ver si hay otros universos, ni captar algo tan pequeño como las 11 dimensiones en que se mueven las cuerdas. Por eso difícilmente probaremos la existencia de otros universos. Hay muchas partículas teóricas que no podemos captar. Por ejemplo, los taquiones, entidades más veloces que la luz. Percibimos algo que se acerca porque nos llega primero la imagen gracias a la luz, y luego el objeto. Pero algo más veloz que la luz pasaría ante nosotros antes que la luz, no la despediría y no puede ser visto. Se están gastando increíbles cantidades de dinero para captar la materia oscura, que no se sabe si podrá captarse algún día, si está formada de partículas, ondas o algo inimaginable. Los esfuerzos son tan infructuosos que los patrocinadores se están cansando y no van a invertir más en eso. Obviamente, eso no significa que la fe sea superior a la ciencia. Pues no es fe en un Dios, es fe en que unos evangelistas como Lucas, que no asistieron a la anunciación o al ascenso de Jesús al cielo, recibieran por revelación los sucesos tal y como ocurrieron. O que san Pablo de verdad ascendió al tercer cielo y vio a Jesús resucitado, quien lo eligió como apóstol (no sé cómo reconoció al resucitado si nunca lo había visto en vida). Y es fe también en que dentro de la gran cantidad de apócrifos que se escribieron, la Iglesia escogió los correctos y solo los correctos por iluminación. O sea, hay que creer en un Dios que ilumina a ciertos hombres para pensar que los libros sagrados son ciertos, y hay que creer en los libros sagrados para pensar que un Dios los dictó. Es el clásico círculo vicioso de toda religión. Al final de cuentas, solo somos unos primates que hemos evolucionado creando herramientas mediante síntesis y análisis (unimos una piedra afilada a un palo y hacemos una lanza). Creer que con método científico, con nuestros limitados sentidos o por la revelación de un creador vamos a entender el cosmos completo me parece poco realista, ya que nuestro cerebro está hecho para entender completamente los materiales que fabrica, no lo que no ha creado ni puede desmenuzar en sus partes porque está demasiado lejos o es demasiado grande o pequeño.

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