Este es el anuncio con el que la Academia de Publicidad felicita a la RAE por su tricentenario:
Javier Marías lo menciona en su artículo de hoy para "El País Semanal":
La Academia de la Publicidad ha obsequiado a la RAE, por su tricentenario, con un anuncio en el que una madre riñe a un niño en un español desastroso, y luego, tras mirar el Diccionario, le vuelve a echar la regañina con corrección gramatical y léxica. También han llovido improperios: ¿por qué ha de ser una mujer la que hable mal? Supongo que tenía que ser una mujer o un varón, una de dos, y que daba lo mismo. Quizá los de la Publicidad deberían haber elegido a un progenitor hermafrodita, transmitiendo así una imagen muy realista. Claro que entonces se habrían soliviantado los escasos hermafroditas, con mayor razón, imagino. La verdad, no hay manera de decir ni hacer nada sin ofender hoy a alguien y ser objeto de denuncia. La vocación inquisitorial es la más extendida, y el mundo está dominado por la susceptibilidad exacerbada. Si no fuera porque ésta trae consecuencias –ya lo dije al principio–, aquél sería un lugar bienaventurado, de una comicidad irresistible.
Ojalá existiese un ambientador tan eficaz para las casas, los armarios y las mentes que no se airean nunca. O, por qué no, un spray de bolsillo para que los más débiles se defendiesen de quienes les adulan con faltas de ortografía, de decoro y de sentido común.