Revista Cine
Daniel Day-Lewis -aunque debería cambiarse el apellido por Oscar, después de este papel- protagoniza la nueva película de Spielberg dando vida al presidente número dieciséis de los Estados Unidos.La película se centra en la votación parlamentaria de la Enmienda, siguiendo todas las fases del proceso político: motivaciones que llevan a ello, búsqueda de apoyo y la votación en sí. Dos horas y media es excesivo, ya que el segundo acto -centrado en la búsqueda de Lincoln de votos- se hace repetitivo, llegando a aburrir al espectador. Además, durante toda la película hay un tono demasiado solemne que acaba cansando. Spielberg también ha intentado imprimirle tintes moderadamente épicos que se quedan en el intento. Técnicamente es una joya: tanto la dirección como la fotografía sobresalen por encima del resto de apartados técnicos. El montaje falla un poco, ya que muchas veces empiezan un plano estático para que la cámara empiece a moverse al segundo, dando una sensación extraña.Se ve que en la ambientación es donde más empeño han puesto, ya que las localizaciones, decorados y vestuario es perfecto, trasladándonos a 1865 sin problema. La caracterización de todos y cada uno de los actores es también magnífica pero, sin duda, la mejor es la de Day-Lewis: han conseguido que sea casi una copia de Lincoln. Vale, que era casi una obligación hacer que fuesen lo más parecido posibles, pero es que no podrían haber elegido a un actor mejor para este papel.Como decía en el párrafo anterior, Daniel Day-Lewis borda el papel. El resto de actores -Sally Field como Mary Todd Lincoln, David Strathairn como William Seward o Joseph Gordon-Levitt como Robert Lincoln- también están espectaculares, pero es que Day-Lewis brilla con luz propia. Tanto como el Oscar que se ha ganado por su interpretación y que estoy seguro que la Academia le concederá no tanto por su interpretación sino por el personaje que interpreta.La banda sonora es correcta, sin destacar ninguna pieza en particular. Muy acorde con la temática, pero no es una de las mejores obras de John Williams.En definitiva, una película tan fácil de ver como de olvidar, decepcionante viniendo de Spielberg. Se nota que está hecha para llevarse un buen puñado de estatuillas.