Revista Cultura y Ocio

Lincoln en el Bardo. George Saunders

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Lincoln en el Bardo. George Saunders
     "El día que nos casamos yo tenía cuarenta y seis años y ella dieciocho. Vale, ya sé lo que están pensando ustedes: un hombre mayor (no precisamente flaco, un poco calvo, cojo de una pierna y con dientes de madera) ejerce su prerrogativa marital para horror de la pobre jovencita... Pero eso es falso".
     Conocí a Saunder, como todo el mundo, por sus fantásticos relatos. Eso hizo que, en cuanto descubrí que había escrito una novela, me lanzase a por ella, y así fue que ni siquiera esperé a la traducción para descubrir lo que era capaz de hacer Saunders en este género. El resultado fue espectacular, tanto que he repetido lectura en castellano también en cuanto ha llegado a nuestro mercado. Hoy traigo a mi estantería virtual, Lincoln en el Bardo.
    El 20 de febrero de 1862 Willie Lincoln, hijo de Abraham Lincoln, muere a causa de fiebre tifoidea. La nación está en guerra, una cruenta Guerra Civil, y sus padres están celebrando una recepción mientras su hijo se encuentra en el piso superior. Es evidente que, aunque fueran empujados a celebrar esa recepción, serían criticados por hacer una fiesta, no solo estando en guerra, sino con su propio hijo a las puertas de la muerte. Willie es enterrado en Oak Hill y allí será visitado por Abraham Lincoln, antes padre que presidente, para llorar su muerte sin saber que al hacerlo, está anclando a este mundo el espíritu de su hijo y los peligros que eso conlleva. El cementerio en sí es un patio lleno de espíritus que iremos conociendo.
     Empezaré explicando que la palabra "bardo" significa estado intermedio. De gran importancia para los tibetanos, para ellos es ese estado que se produce entre la muerte y la transición a una nueva vida. Por eso es tan importante explicar esta palabra para hablar de la novela, porque es el eje central, el Bardo en el que Lincoln se encuentra rodeado de espíritus que parecen no haber sido capaces de avanzar, de aceptar su propia muerte, y entre los que se encuentra su hijo, anclado a este mundo por el dolor de su padre. Y sin embargo es un libro que va mucho más allá de una novela de fantasmas, pese a estar plagada de ellos.
     Saunders parte en esta novela de una situación histórica real para sumergirse en un experimento literario extraordinario. Y eso que reconozco que siempre me aterra leer que una novela es un experimento literario. Si soy sincera, no encuentro una forma mejor de describir este. Y además me ha parecido un acierto el enfoque, ya que escribir sobre un personaje como Lincoln supone escribir sobre alguien de quien ya se ha escrito todo. Es necesario por tanto ofrecer algo nuevo que provoque que el lector sienta ganas de leer. Y Saunders no ha tenido miedo en hacerlo en esta novela que se llena de voces y citas mezclando sucesos y opiniones reales con otros ficticios para darnos una imagen de un hombre doliente en una nación que está pasando un momento igualmente doliente. No representa por lo tanto a un presidente admirado, sino a un hombre que sufre tanto en su faceta pública como en la privada.
     Juega el autor a convencernos en su fantasía casi delirante a que tras la muerte, si uno se queda en este mundo, la cosa se complica para el espíritu. De hecho, aquellas cosas que nos dejamos en la vida, se reflejan en el estado de nuestro espíritu. Y lo hacen con deformidades, con taras que pueden llenarnos de ojos o dejar a la vista aquello que no consumamos antes de morir. Y en el caso de los niños, en lugar de dejar que descansen en paz, inocentes, la consecuencia de quedarse en este mundo es incluso peor. Una terrible y dolorosa transformación es la espada que tiene el joven Willie sobre su cabeza sin que su padre lo sepa y sin que sospeche, ni mucho menos, la responsabilidad de su amor en ello. Quizás por eso, dos de los espíritus, los más importantes en la narración, llamados Bevins y Vollman intentan que Lincoln deje de acudir a ver a su hijo olvidando que son espíritus y no pueden ser escuchados.
      Vayamos ahora con el resto del "experimento" de Saunders. Tenemos entre mano un libro polifónico en el que todos tienen derecho a hablar y cada fantasma tiene su historia. Lo salpica además de notas y testimonios reales y ficticios de los sucesos en la época, consiguiendo con todo ello una suerte de retrato de grupo fascinante que se mete debajo de la piel del lector. Y es que no es este un libro fácil, pero si es un libro que se lleva dentro en el que cada testimonio se llena de detalles en los que podemos fijarnos para emplazar cada personaje en su contexto obteniendo con el retrato del grupo una visión completa de aquello que el autor nos está transmitiendo. Cada testimonio, a modo de aquellos cuentos que dieron a conocer a Saunders, es el relato completo de un fantasma, ya sea propietario de esclavos o soldado y ninguno de ellos parece librarse de un toque de humor negro, y también, por qué no decirlo, de la crudeza en las letras del autor.
     Por si no ha quedado claro me ha fascinado la lectura de Lincoln en el Bardo, una novela de apegos aunque no lo parezca y de duelos, de luchas tanto internas como externas que gira alrededor de la vida y a muerte situando la figura de uno de los presidentes más conocidos de Estados Unidos que se debate entre la desolación por la muerte y la necesidad de ganar una guerra que, como todas, estará llena de muertes. Podría decir mucho más sobre la novela de Saunders y es que, es uno de esos libros sobre los que uno parece no terminar de hablar nunca. Así que solo una cosa más: leedlo.
     Como comentaba antes, hay personajes sobre los que parece estar ya dicho todo y eso hace que muchos lectores sientan pereza a la hora de acercarse a ellos, ¿os sucede a vosotros con los libros protagonizados por nombres muy conocidos?
     Gracias.

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