
Hola, amigos, buenas noches en este día de los Reyes Magos que espero se os hayan traído muchos regalos: eso será señal de que os habéis portado muy bien durante todo el año pasado. Bueno, pues éste es mi regalo en este día que ya acaba. Espero que paséis un rato agradable leyendo lo que os traigo en este capítulo segundo de “Línea 29”. Antes de leerlo no dejéis de leer el capítulo primero, si no lo habéis hecho hasta ahora. (https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com.es/2018/01/linea-29-capitulo-primero.html). Un cariñoso abrazo para todos vosotros y ¡hasta el tercer capítulo!José Ramón.

En la parada del autobús, que ya la tenía a unos metros, vi metido en la caseta a Cebrián. Estaba sentado cerca de la puerta, junto a la papelera de rejilla que, me fijé, tan solo tenía una par de plásticos. Hacía mucho frío para estar allí sentado aunque la caseta estuviese casi completamente cerrada, gracias a sus paredes de madera y de cristal que favorecían que dentro de ella la temperatura ambiental fuese de, al menos, dos grados menos de los que hacían fuera. Menos mal que, a medida que se acercaba la llegada de uno de los autobuses comarcales, que enlazaban con las ciudades más grandes, la gente se iba acercando y colmaba el pequeño refugio haciendo subir la temperatura en su interior. En aquél momento, me encontraba sola junto a Cebrián Conde.—Hola, Cebrián. No te veo buena cara —dije abriéndome paso entre sus piernas y las paredes de cristal.Continuará…
