Revista Psicología

Lis Hernández: No hay razón para llevar nuestros deseos al sepulcro

Por Convictorius @convictorius_

Lisbeth Hernández, @sexoessalud, la sexóloga formada en los hechos de su propia renacer sexual, se ha convertido en la voz de muchos hombres y mujeres que han decidido renovar su sexualidad con urgencia para darle un nuevo significado a sus vidas.

Su personalidad y su manera desenvuelta de abordar temas de educación para la sexualidad la han convertido en invitada frecuente de programas como Portada’s el magazine matutino, de Venevisión y del portal de bienestar atusaludenlinea.com, de María Laura García.

Lisbeth Hernández, aceptó la invitación a nuestra sección del blog: “Entrevista a:”. Aquí tienes detalles de este grato intercambio.

Entrevista:

– Víctor: Lis, Gracias por la hermosa amabilidad de este gentil acercamiento con los lectores de tuversustu.com

– Víctor: Cuando hablo de temas para la educación de la sexualidad, no puede evitar comenzar con esta frase: “La sexualidad no es solo sexo. Ni las relaciones evolucionan solo con amor”. Desde tu perspectiva ¿Cuáles son los desafíos más recurrentes que enfrentan en la actualidad, las personas que aspiran relaciones que funcionan o aquellas parejas que desean evolucionar en una relación?

– Lisbeth: Considero que uno de los mayores desafíos con los que se encuentran las personas, es con la vieja y arraigada creencia: “Las relaciones son para siempre”. Cuando de pareja se trata, “el para siempre”, está muy presente. Esto no significa que sea así, pero por qué enfocarnos en algo sobre lo cual no tenemos control: “el tiempo”. Se puede construir el amor, se puede estar pleno en una relación y aun así un día querer ya no estar allí, o ya no querer seguir construyendo ese amor.

Así de volubles y dinámicos somos los seres humanos, creamos compromisos que pueden ser para siempre, o no. Las relaciones deben ser un espacio para crecer, desarrollarnos, para poder gestionar nuestros deseos y amar. No importa el tiempo que dure, sino cuan felices y satisfechos nos sintamos con ellas. Así personalmente creo que el mayor desafío es el tiempo o la atemporalidad a la que quieren siempre someter las relaciones.

– Víctor: Si la educación para la sexualidad es una condición indispensable para que las personas logren un bienestar pleno. Entonces, ¿No hay razón para llevarse los placeres al sepulcro verdad?

– Lisbeth: Una buena educación sexual, me lleva a ser más consciente de cómo vivir mi sexualidad, me permite ser más asertivo y cultivar una inteligencia sexual, lo que me lleva efectivamente a mi bienestar pleno.  Dentro de ese disfrute y expresión de mi sexualidad está el placer.

Este placer que viene dado del erotismo, de la atracción y mi fusión con otro o bien a solas, es uno de los privilegios que gozamos los seres humanos por nuestra condición sexuada. No hay razón para llevar nuestros deseos, fantasías, lo que podamos gozar o disfrutar en vida, al sepulcro.

Digamos que todos nuestros deseos están permitidos y si tenemos una buena educación sexual sabremos cómo gestionarlos con inteligencia. Quizás choque con lo ilícito o con lo no aceptado socialmente por algunas personas. Pero ¿Quién pone límites a los placeres del hombre?

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– Víctor: Leí recientemente en un post de tus redes sociales, que considerabas un mito la enseñanza tradicional acerca de los modos afectivos en que se relacionan hombres y mujeres. Es decir, cuestionabas que las mujeres se vinculan siempre desde lo emocional y los hombres desde lo sexual. ¡Interesante!

– Lisbeth: Sí, creo que estamos tan enfocados en buscar más diferencias que semejanzas en los sexos. Parece una constante lucha para ver quién es más débil o fuerte, quién ama más o menos, quién oprime al otro. Que si el hombre es básico y la mujer compleja, que si la mujer es emocional y el hombre un animal sexual.

Y la verdad es que somos un poco lo uno y lo otro. Es decir,  ¿Por qué diferenciarnos , si podemos complementarnos? La mujer también sabe vincularse desde lo sexual, paga por sexo, oprime al hombre, los utiliza y les rompe el corazón.

Soy mujer lo sé y quizás parezca que no estoy siendo amable con mi género, pero sólo busco señalar la realidad de un falso excesivo feminismo y victimismo principesco que se puede vislumbrar muchas veces en algunos temas al hablar de la mujer.

– Víctor: Lis, ¿Swingers?, ¿Poliamor?, ¿Monogamia? Muchos sexólogos y especialistas evitan hablar de esto. ¿Qué es aceptable y qué no, en los grupos que practican el intercambio de parejas?

– Lisbeth: El poliamor y la monogamia son dos formas distintas de vivir nuestras relaciones afectivas y sexuales con otro. En la monogamia pedimos exclusividad en todos los sentidos. En el poliamor somos abiertos a múltiples relaciones con las mismas características de una relación monógama. Porque hay afecto, compromiso, lealtad y sobre todo honestidad. solo que puede darse con varias y esta tener conocimiento y consentimiento.

El Swinger es más una forma o modo de explorar los deseos sexuales con la pareja, frente otra pareja. Es solo eso, una búsqueda en la que una pareja desea ampliar sus placeres sexuales juntos. Pero no van más allá del encuentro sexual. ¿Qué es aceptable? ¡Vaya! Creo que aquello que se decida de mutuo acuerdo.  No podemos ser intrusos en la vida sexual de una pareja, diciéndoles qué hacer o qué es aceptable. Es ese el estilo de vida sexual que han algunas parejas han decidido vivir o asumir.

Además,  si lo hiciéramos, violaríamos también el derecho sexual universal que expresa que todos tenemos derecho a vivir nuestra sexualidad como mejor nos parezca. Eso se respeta.

¿Qué sería inaceptable? que se haga por complacer al otro y obligación. De resto, creo que cada uno elige lo que quiere, lo que desea, la relación que mejor le convenga.

Fin entrevista.

Photo: Colección Personal Lisbeth Hernández

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