La relación personal entre Brendan Perry y Lisa Gerrard fue siempre muy tensa como fruto del choque de dos personalidades muy fuertes. Esto terminó por poner fin a la carrera del dúo a mediados de los noventa aunque luego comprobamos que no fue una separación definitiva. Antes de que aquello sucediera, Lisa Gerrard había publicado un disco en solitario en el que, en cierto modo, el lugar que Perry ocupaba en Dead Can Dance iba a ser para el músico australiano Pieter Bourke. Bourke procedía de la banda Snog, un grupo de música industrial al que perteneció durante un par de años. También fue parte de Soma, banda más centrada en el ambient con quienes publicó un par de trabajos muy interesantes.
Antes de esos dos bandas, Bourke había formado parte de Eden y probablemente fuera esta etapa la que llamó la atención de Lisa Gerrard. La banda fue calificada en algún momento como unos imitadores de Dead Can Dance e incluso en su segundo disco llegaron a grabar la canción de Tim Buckley “I'm Stretched on Your Grave” que formaba parte habitual del repertorio en directo de Brendan Perry y Lisa Gerrard en aquellos años. Lisa reclutó a Bourke para sus propios directos llegando a participar también en la gira de “Spiritchaser”, el disco de despedida de la primera etapa de Dead Can Dance. La idea de Lisa era que Bourke formase parte de su siguiente disco en solitario como instrumentista, algo que ya había hecho en su primer trabajo titulado “The Mirror Pool” pero su aportación e implicación fue tal que ambos acabaron firmandolo como dúo. De hecho, son ellos quienes tocan la práctica totalidad de los instrumentos que escuchamos en “Duality”, que era el nombre que iba a recibir el nuevo trabajo.
Lisa Gerrard y Pieter Bourke en una imagen promocional.
“Shadow Magnet” - La música de “Duality” no encierra ninguna sorpresa para el seguidor de Dead Can Dance que se puede identificar con ella desde el primer momento. El album se abre con un lamento de Lisa Gerrard envuelto de un sedoso sonido de cuerdas. Tras la introducción entran los sonidos étnicos en forma de percusiones e instrumentos de viento que nos guían a través de una preciosa secuencia rítmica digna de los mejores momentos del dúo con Brendan Perry.
“Tempest” - El disco continúa con este tema en el que las percusiones tienen un peso fundamental ya que prácticamente son el único acompañamiento a la voz de Lisa. En eso tiene mucho que ver la participación del iraní Madjid Khaladj, maestro de todo tipo de instrumentos de percusión de aquel país, que figura además de como intérprete, como co-autor de la pieza.
“Forest Veil” - El siguiente corte se abre con una mezcla de “samples” de sonidos étnicos a la manera de grups como Deep Forest Sin embargo, la aparición de Lisa interpretando una extraordinaria polifonía vocal en la que aprovecha lo amplio de su registro nos lleva enseguida a su terreno.
“The Comforter” - Ese mismo tipo de juego de voces está en la base del siguiente corte del disco, una de esas maravillosas piezas en las que la artista australiana se muestra desnuda cantando sin ningún tipo de acompañamiento y con la única ayuda de la tecnología para combinar las diferentes voces que ejecuta en el tema.
“The Unfolding” - Y si los dos temas anteriores partían de una idea similar, en éste esa idea es llevada a una duración mayor y a un arreglo sobrecogedor. Una de las canciones más profundas y bellas de todo el disco sin lugar a dudas. Un lamento que nos llama desde una época remota y nos toca en lo más profundo. La segunda mitad de la pieza, con la irrupción de los sintetizadores es de una belleza pocas veces alcanzada. Una joya
“Pilgrimage of Lost Children” - Como si de una marcha fúnebre se tratase, un ritmo cadencioso va acompañando a una letanía angustiosa a tres voces. De nuevo, la atmósfera que sólo Lisa Gerrard sabe crear con su voz nos envuelve a lo largo de toda la pieza sin darnos opción de escapar.
“The Human Game” - La siguiente canción es una de las pocas que utiliza un idioma real (el inglés) en todo el disco. También es la que más se ajusta a los cánones de canción tradicional desde un punto de vista formal. De hecho, si hubiera que escoger un tema como “single” del disco sería este, en especial por su segunda parte que es en la que aparece el texto y un ritmo electrónico que se combina perfectamente con los instrumentos tradicionales. Quizá sea el tema de todo el disco en el que más se aprecia la aportación de Pieter Bourke como un elemento distinto de los que Lisa traía de su etapa en Dead Can Dance.
“The Circulation of Shadows” - Un tenue pulso instrumental es el asidero al que se agarra la voz de Lisa para sostener este lúgubre lamento que sólo puede proceder de los lugares prohibidos que todas las culturas han tenido en algún momento. El tema es breve lo que lo le resta un ápice de belleza.
“Sacrifice” - Llegados a este punto nos encontramos con la que es nuestra pieza favorita del disco. Una composición que lo tiene todo, desde nuestro punto de vista: una melodía bellísima, arreglos maravillosos y a una Lisa Gerrard en estado de gracia para cantar como nadie más podría hacerlo. La sutileza del piano en su aparición final es sólo una muestra de lo delicado de toda la canción. No es de extrañar que Michael Mann la utilizase para “El Dilema” convirtiéndola así en uno de los temas más conocidos de Lisa.
“Nadir (Synchronicity)” - El cierre del disco es mucho más animado con una danza de clara inspiración tradicional y una fuerte componente rítmica. Situada en este momento del trabajo resulta un poco anticlimática porque rompe la atmósfera creada por “Sacrifice”.
Curiosamente el disco hizo más por la popularidad de Lisa Gerrard que toda su carrera previa como miembro de Dead Can Dance. Un par de cortes del mismo, “Tempest” y el mencionado “Sacrifice”, formaron parte de la banda sonora de “The Insider” (“el dilema” en España) y el dúo Bourke/Gerrard compuso unas cuantas piezas más para la película. También se intentó utilizar parte del disco como banda sonora de determinadas escenas de “Gladiator” un año después, algo que no pudo llevarse a cabo finalmente por problemas legales entre discográficas. A cambio, Lisa Gerrard “arregló” alguna de las piezas para poder incorporarlas a la película. La música de “Gladiator”, firmada por Lisa y Hans Zimmer hizo que la fama de la artista aumentase y desde ese momento, tanto sus bandas sonoras como sus colaboraciones con otros músicos han sido abundantes.
La primera impresión que nos llevamos cuando escuchamos este disco en su momento fue que dentro de Dead Can Dance, la aportación de Lisa y Brendan era muy fácilmente distinguible, algo que confirmamos cuando un año más tarde apareció el primer disco de Brendan Perry en solitario. Ya en “The Mirror Pool”, el primer disco de Lisa en solitario, quedaba muy clara cuál era su aportación al grupo y qué temas eran responsabilidad suya y cuáles de su compañero. La diferencia es que ahora, la instrumentación es más rica que en aquel trabajo y el sonido tiene una entidad mucho más notable aunque sin perder nada de la esencia de la música de la artista e incorporando una aportación muy importante como es la de Pieter Bourke. “Duality” es un trabajo magnífico, a la altura de los mejores de Dead Can Dance y eso es mucho decir.
Nos despedimos con el dúo en directo. Pese a la mala calidad de imagen merece la pena: