Lo prometido es deuda así que, aquí va, el resto de nuestro recorrido por Lisboa.
LA ALFAMA ¿andando o en tranvía?
Quien tenga la fortuna de visitar Lisboa en el mes de junio se encontrará este típico barrio, al igual que Mouraira, Castelo y Madragoa, inmersos en sus fiestas populares. Sus estrechas calles se decoran con arcos de flores y en los puestos improvisados podréis degustar sardinas asadas, dulces tradicionales, vino y sangría. El culmen de estas fiestas es la noche de San Antonio, víspera del 13 de junio.
Ya hemos comentado, creo yo, que al llegar a Lisboa lo mejor es dejar el coche bien aparcado. La mejor forma de conocer esta bella ciudad es hacerlo a pie, pero claro también comprendo que estéis cansados. Así que tenéis dos opciones: el taxi (muy recomendable y realmente barato) o el tranvía. Desde la Plaza Figueira podéis tomar el tranvía 28 que os llevará hasta el Largo das Portas do Sol, dónde se pueden observar desde el mirador de Santa Luzia unas estupendas vistas de Lisboa y el Tajo. Realmente, solo queda subir una callecita y estáis en las puertas del Castillo de San Jorge: la cima de una de las siete colinas de Lisboa.
Fue después de la conquista de Lisboa, en 1.147, cuando el rey Alfonso Henriques mandó levantar el castillo como residencia de la Familia Real portuguesa. Después, en 1.511, el rey Manuel I ordena construir un palacio más lujoso en el solar de la actual Plaza do Comercio y destinó el Castelo Sao Jorge a las funciones de prisión, teatro y almacén de armas. El terremoto de 1.755 deterioró las murallas hasta que, en su reconstrucción, Salazar lo reforma haciendo de él zonas ajardinadas. Desde marzo a octubre las visitas son hasta las nueve de la tarde aunque para sacar las entradas, en una oficina exterior, se presentan largas colas.
Dentro de él se puede pasear libremente y, desde su mirador, obtendréis unas vistas impresionantes de la ciudad. Aparte de las almenas y torres que vigilaban la ciudad todavía permanecen algunos de los cañones con los que se custodiaba la misma. Es famosa la Torre de Ulises, aunque a mí me defraudó un poco. Cuenta con una cámara oscura dónde se proyectan imágenes históricas de Lisboa.
Recorrer a pie la Alfama es adentrarse en pequeñas y estrechas calles, hacia arriba y hacia abajo, que conservan la estructura de la época musulmana. Visitar la Iglesia de Gracia que cuenta con otro precioso mirador y aquellos que coincidan en su visita con un martes o un miércoles podrán visitar el Mercadillo de la Ladrona, donde podrás encontrar de todo. Realmente es la Feira de Ladra, un mercadillo situado en el Campo de Santa Clara, justo detrás de la Iglesia de San Vicente de Fora. El regateo, por tanto, se hace indispensable.
No os olvidéis del tranvía 28, en él podréis recorrer toda la Alfama sin necesidad de tanto calvario a pie. Eso sí, bajando ya, no nos podemos perder la visita de La Sé. Este es el nombre que los portugueses dan a la Catedral de Lisboa o, también, Santa María la Mayor. Su aspecto exterior parece un poco descuidado pero encajada entre calles estrechas y en cuesta parece más monumental. Muy cerca de ella se encuentran las ruinas del Teatro Romano de Lisboa, realmente extensas.
¿Qué queréis regresar a la noche?. Por supuesto, que sí. Es en este barrio, además del Chiado, dónde podréis apreciar en sus múltiples tascas y locales el auténtico fado; dónde el llanto es más preciado que el aplauso.
¿Y si reponemos un poco de fuerzas?
La comida tradicional portuguesa, a mi buen entender, es realmente muy buena. Lógicamente, el bacalao es su plato estrella y lo podremos degustar de mil maneras diferentes, todas exquisitas. Sus postres y pasteles no nos lo podemos perder. Eso sí, en todos los restaurantes debéis tener mucho cuidado con las tapas que os sirven (sin pedirlas) antes de la comida. Son malas y caras. Por supuesto os sugiero que las devolváis porque si no irán en vuestra cuenta.
Os voy a sugerir algunos lugares tradicionales localizados en el Barrio Alto. El Caracol, en la Rua da Barroca 14. El otro se llama Casa Mane, que está en la misma calle. Comida buena y barata. Pero si lo que queréis es comer el típico bacalhao portugués de mil formas distintas y a un buen precio (mi recomendación es bacalhao a braz o con natas) vuestro sitio es el Rei do Bacalhao o Casa Laurentina (Av. Conde Valbom 71 a).
¿Y unas cervecitas?. Uno de los sitios más típicos para degustar las cervezas portuguesas es la Cervejaria Trinidade (Rua Nova de Trindade 20 c). Era un antiguo convento y suele estar lleno de españoles, sin olvidar visitar la CasaAlentejana (Rua das Portas de Santo Antao 58). Es un antiguo palacio en pleno centro lisboeta.
Me queda por reseñar los alrededores de Lisboa. Me refiero a Belem y el Monasterio de los Jerónimos; Cascais, Estoril, la Boca Do Inferno y, por supuesto, Sintra.
Para completar el recorrido de Lisboa debéis entrar en lo ya publicado en Lisboa (I).
Moito obrigado, ciudadanos viajeros.