"Dos golpes ligeros y estás palabras: Crunch, crunch, crunch. ¿Quién roe, roe? ¿Quién mi casita e come?"
Tras leer La sustancia del malme anoté el nombre del autor con la intención de investigar un poco su obra. Terminé rápido, ya que hasta ahora no había encontrado más. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual Lissy.
Conocemos a Marlene Wegener (o Taufer) cuando, tras robar en su propia casa, huye de su marido en un coche que no es el suyo en una paraje remoto del norte de Italia. Herr Wegener, su esposo, es un capo local criado bajo la sombra del nazismo que se acercó hace años al Consorcio. en definitiva, un hombre peligroso. Pero Marlene se enamoró de otro hombre y huyó (enfureciendo a Wegener) y ahora ha tenido un accidente y ha sido socorrida por un hombre de las montañas, el Baur Luis.
Con este esqueleto Luca D'Andrea construye un thriller cuyo punto fuerte es la tremenda ambientación psicológica de la novela. Teje el mundo real con las leyendas en mitad de la nada, rodeados de frío y nieve, con un dolor aturdido y una fe casi ciega para dotar a su novela de una atmósfera que, en algunos momentos, se puede cortar a cuchillo. En la primera página nos coloca las bases de: marido mafioso busca a esposa infiel mostrando su carácter cruel para que el lector se anticipe a lo que va a suceder a su mujer al dar con ella, para comenzar entre flasbacks a mostrar un elenco de personajes que, si bien el término cliché se les aproxima bastante, se defienden entre luces y sombras mientras el lector espera que la novela avance.
Dulce Lissy, pequeña Lissy... De repente la oscuridad se convirtió en líquida. Marlene se quedó sin aliento...
D'Andrea sacrifica sin piedad alguna términos como trepidante o sorprendente para dejarnos una historia que comienza con paso lento y avanza a ritmo vacilante para dejar a su final un sabor de boca mucho mejor de lo esperado. Disfrazada de la aparente sencillez de la trama o la prosa, la novela ahonda en lo psicológico, tanto de los personajes como del propio ambiente, para hablar de fábulas y de un libro que es citado ya en las primeras páginas como algo importante para la protagonista, y si lo es para la protagonista, ¿no habrá de serlo también para la historia? se pregunta el lector. Y esa será solo una de las preguntas que se formule, porque la huida de Marlene llegará a involucrar al mismísimo Consorcio y todo ello sucederá en montañas, con nieve, frío y unas criaturas nombradas que harán dudar al lector de si se encuentra ante una novela de terror...
Lissy es una historia entretenida que se cuece a fuego lento y que comparte con La sustancia del mal el gusto por la ambientación, pero que se descubre como algo más complejo de lo que uno anticipa al comenzar la lectura. Pero, sobre todo, y si tengo que ser sincera en mi apreciación, Lissy es como una de esas fábulas infantiles que nos llega sin haber sido edulcorada hasta convertirse en cuento en la que los malos son malos y los lugares tienen animales con nombres de personas muertas, los suelos crepitan porque se pisan muertos y cualquier cosa parece posible. Tal vez no sea una lectura fácil, pero si uno decide embarcarse en ella, no debería de abandonarlo hasta el final. O realmente no tendrá ni idea del viaje en el que se ha embarcado.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.