Literatura | El violín Negro, de Sandra Andrés Belenguer

Hay que acostumbrarse a todo en la vida… incluso a la eternidad, dijo Erik en el famoso "El fantasma de la Ópera", de Gaston Leroux Laberinto | Noviembre de 2009
Tomo único | 432pp
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Hace cien años, unos obreros descubrieron en los subterráneos de la Ópera Garnier de París una sala elegantemente amueblada. Contenía las composiciones e instrumentos del legendario Fantasma de la Ópera, pertenencias que no tardaron en perderse en anticuarios de la ciudad. Ahora, un siglo después, la joven Christelle debe averiguar cuál es el secreto del violín que llega a sus manos, el por qué de la música esotérica que engendran las cuerdas y cómo puede devolvérselo al dueño original antes de que su influjo la destruya. Para ello cuenta con la ayuda de Kyriel, un misterioso joven que sabe más de la leyenda lo que quiere reconocer. Juntos viajarán al corazón de París, con sus edificios emblemáticos y catacumbas pestilentes, todo para llegar a la verdad del Fantasma de la Ópera. El secreto está en su violín…
El mito del Fantasma de la Ópera entró en nuestra memoria colectiva como una de esas hermosas historias de amor frustrado que, de una u otra manera, todos soñamos con vivir en carnes propias. Los hermosos y misteriosos escenarios que Gaston Leroux plasmó en su obra cumbre, no hacían más que hacernos soñar y, sus intrépidos personajes nos robaban cada vez más nuestro desvalido corazón. Sin embargo, una vez termina la historia, cerrando sus tapas y colocándolo en la estantería, comienza la verdadera leyenda. Esa que pervive en nuestra alma. Es esa misma leyenda la que guió los pasos de Sandra, la autora de esta novela tributo a un universo nunca olvidado y jamás descubierto por completo: El violín Negro.

Fue en noviembre de 2009 que esta novela llegó a nuestro país, nacida desde una de las cunas más pulidas de Zaragoza, y no por los estudios de la propia autora, sino porque fue una novela nacida de la ilusión, de la pasión y de la más sana curiosidad. Una obsesión que hizo posible que la leyenda del Fantasma de la Ópera cobrara nuevamente importancia y estallara como una bomba de amor en España; miles de jóvenes vivieron en sus propias carnes lo que Erik nos hizo vivir a otros en otro tiempo en la propia novela de Gaston Leroux, encaprichándose de un universo de música y laberintos subterráneos llenos de misterios. Esos mismos jóvenes trajeron a sus mayores, quienes también disfrutaron con la hermosa historia que yo estoy a punto de reseñaros. Yo quería formar parte de esa legión de satisfechos lectores, pero por circunstancias de la vida, me fue totalmente imposible hasta ahora. Tal vez el destino me tenía preparada otra oportunidad, cuando yo fuera más maduro, cuando estuviera aún más preparado para enfrentarme a una novela que no me dejaría sin habla, sino más bien todo lo contrario: deseoso de expresar al mundo lo que me ha hecho sentir. Hoy en día la literatura fantástica parece sufrir cierto estancamiento; cuesta encontrar algo original o apasionado y casi todo el producto extranjero que traen a nuestras librerías ya está más que catado en libros anteriores. No hay sorpresas. No hay color. Pocas son las excepciones. En este caso, “El violín Negro” es una clara excepción. No hay punto de comparación con muchas plumas inexpertas que yo me he encontrado en mi camino lector con el fiel manejo que Sandra Andrés Belenguer demuestra poseer en esta, su primera incursión literaria. Y es que, el tema central de la novela, no podía ser mejor: el llamado “Fantasma” es un gran manantial de misterios, de pasión y romanticismo. Cualquier autor podría no atreverse a adentrarse en una novela con semejante personaje que trae sobre sus hombros un peso tan enorme, pero Sandra no se achanta y nos embelesa desde el principio con una estructura narrativa perfecta, certera y una promesa silenciosa de que la lectura, finalmente, valdrá una sonrisa y hasta algunas lágrimas furtivas acalladas por la hermosa voz de Erik, mientras vitorea desde su famoso palco número 5.

Tal vez os penséis que “El violín Negro” es una continuación de “El fantasma de la Ópera”, pero lo cierto es que no es así. Es un gran homenaje. Una novela que tanto podría ser para jóvenes como para adultos, pues lo que cuenta no envejece ni pasa de moda. Es tan profunda como el propio amor; como el propio Erik tocando enfurecido en su órgano o en su misterioso violín, protagonista indiscutible de este tributo. La historia pasa del presente —una época actual junto a la joven Christelle, una estudiante de música y una virtuosa con el violín que, por casualidades de la vida, termina vinculada al terrible secreto que esconde el violín negro—, a diferentes puntos del pasado, cogiendo como personajes principales a personas de carne y hueso que alguna vez poblaron nuestro viejo continente, tales como Gaston Leroux o hasta el propio Charles Garnier, el creador de la maravillosa Ópera Garnier de París. No os preocupéis, los “flashback” no son confusos y el lector no termina mareado de una época a otra, mucho menos os aburriréis en el camino; es más, podría decir que deseaba que la autora nos deslumbrara un poco del misterio que va absorbiendo a los personajes principales de la novela con esos viajes al pasado. Quería saber qué pasaba con Gaston, dónde había colocado las inquietantes pistas y por qué; también quería leer más sobre Erik, el Fantasma de la Ópera. Por supuesto, tampoco quería abandonar el problema en el que se ve envuelta Christelle que, sin esperárselo, pierde a su tío a mano de unos tipos extraños que ansían el misterioso violín negro. Esto hace que el lector esté, literalmente, pegado a las páginas de la novela hasta que todo el misterio se desvele, a pocas páginas de un final apoteósico y deslumbrante. Sandra tiene cuidado y no deja ni un solo cabo sin atar, por lo que no he podido encontrar ni una incongruencia ni tampoco un vacío en los personajes principales. Al final, la novela se asemeja a un puzle cuidadosamente construido, nuestra misión es recorrer sus piezas a un ritmo ágil para no perdernos entre los callejones sin salida y, finalmente, deslumbrarnos al encajar todas las pistas. Me encantaría poder contaros con detalles todo lo que me emocionó o lo que me estremeció, como fueron las descripciones de los subterráneos de la Ópera o el misterioso personaje que acompaña a nuestra protagonista (Kyriel, un chico del que nada sabemos y que nos depara grandes sorpresas) pero, lamentablemente, os arruinaría vuestra propia aventura. Sólo os diré que las lágrimas quisieron caer de mis ojos en varias ocasiones, muy cerca del final. Os diré que debéis darle una oportunidad a esta autora porque, dentro de la literatura fantástica nacional, no creo que hayáis leído un libro como éste, tan apasionado, tan culto y tan interesante; tampoco creo que exista. No os decepcionará en ningún momento y si lo hace, dadle tiempo y volved a leerlo dentro de unos años. Estoy totalmente convencido de que vendréis a contarme la hermosa experiencia que habréis vivido junto a Erik, Christelle y Kyriel.

Sandra Andrés Belenguer nos acerca el lejano mito del fantasma de la Ópera y lo hace con el corazón en la mano, arrebatándonos suspiros de amor, de emoción y de tristeza con una prosa maravillosa y unos personajes inolvidables. Pero por encima de todo, destaco un romance final que no tiene nada que envidiar a los antiguos romanticismos góticos y que os dejará con la piel de gallina. “El violín Negro” puede pasar a la historia de la literatura fantástica nacional por ser un libro con muy buen gusto, escrito con tesón y, sobre todo, mucha pasión. No os defraudará.

Escritora española, Sandra Andrés Belenguer es filóloga y una apasionada del mundo del folletín y de autores como Víctor Hugo, Wilde o Dumas. El fantasma de la ópera, de Gastón Leroux, le inspiró la creación de una página web, Ladyghost, en la que se acumula información y discusión sobre ésta obra. Su primera novela, El violín negro, es una obra de corte juvenil con la que pretende dar a conocer la leyenda del fantasma.(Fuente: Lecturalia)

Entrevista a la autora | Tercera edición a la venta el 6 de marzo | Exposición de El fantasma de la Ópera