Nuestra pasión por la lectura nos mata (a una más que a otra, eso sí....). En alguna que otra ocasión nos han recomendado tanto un libro, que no paramos hasta conseguirlo. Y tras ello, esperamos ansiosas ese momento de tranquilidad en que nuestros adolescentes niños van a dormir (previo "período de adaptación" en el que disfrutan un rato más de sus teléfonos móviles, a sabiendas de que van a recibir un grito de sus progenitores recriminándoles su uso continuado y obsesivo.... ¿os suena el tema?). A lo que íbamos, que los cerros de Úbeda nos hacen desviarnos del tema. Ese momento de relax en el que comenzamos a leer "tan magnífico libro", poco a poco va dando un giro.... Frunces el ceño..., pero sigues adelante, y piensas... -" no le cojo yo el gusto, oyes", Y continúas.... Y duermes, y a la noche siguiente insistes.... Y al mes vuelves a leer un par de páginas. -"¿Y quién porras me recomendaría a mí esta porquería?", te dices a tí misma pensando en arrugar el libro (si pudieras) y encestarlo directamente en la papelera con un movimiento de muñeca a lo Pau Gasol.... Ay, Dios, dame paciencia....
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Encestados quedan, gusten o no, .... que es una pena tirar la Literatura, pues ha supuesto un trabajo arduo y creativo para su autor. Dejemos así los libros en cestas para almacenar y decorar. ¿Cómo lo veis?