Revista Cultura y Ocio

[Literatura] Hoy, "Oda a la Inmaculada", de José María Blanco White

Por Harendt



[Literatura] Hoy, La Inmaculada de Soult (1678), por Murillo (M.del Prado)


No soy creyente, pero comparto y celebro muchas de las tradiciones culturales de mi país, y las religiosas forman parte de esa cultura. Hoy celebra el mundo católico, y España en particular, la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, la patrona de España. Y también de los Estados Unidos de América... ¿No lo sabían, verdad? Pues es así, supongo que herencia de las raíces hispanas de los estadounidenses, que tenerlas, las tienen, y muchas.

Para celebrar este día y esta festividad traigo hasta el blog la Oda a la Inmaculada de José María Blanco White (1775-1841), uno de los grandes heterodoxos que, desde Prisciliano (340-385 d.C.) para acá, ha dado España al mundo cristiano. 

De nombre real José María Blanco Crespo, fue un escritor, pensador, teólogo y periodista español. Tenía ascendencia irlandesa: era hijo de los comerciantes Guillermo Blanco, alias White (vicecónsul del Reino Unido que se instaló en Sevilla durante el reinado de Fernando VI), y de María Gertrudis Crespo y Neve. Estudió con los dominicos y luego en la Universidad de Sevilla, donde se relacionó, entre otros, con Manuel María de Arjona, José María Tenorio Herrera, Félix José Reinoso y Alberto Lista, con quienes formó la Academia de Letras Humanas de Sevilla. El 21 de diciembre de 1799 se ordenó sacerdote, pese a sus dudas al respecto. Ingresó después en el colegio de Santa María y previa oposición, fue nombrado el 15 de agosto de 1801 capellán magistral de la Real Capilla de San Fernando. Sufrió una crisis religiosa entre 1802 y 1803 y desde este año deja de considerarse católico. En 1805 fue a Madrid, en donde obtuvo una colocación sin retribución en la Comisión de Literatos del Real Instituto Militar Pestalozziano. Fue preceptor del infante Francisco de Paula por un corto periodo de tiempo. Frecuentó la tertulia de Manuel José Quintana. Al estallar la Guerra de la Independencia, en 1808, se declara como "patriota" y colabora en la redacción del Semanario Patriótico (1808-1809). Sus críticas hicieron considerarle persona "non grata" por la Junta Suprema de España. En 1809 nació su hijo Fernando, habido ilegítimamente con Magdalena Eguaya. El 29 de enero de 1810 se trasladó a Cádiz y el 23 de febrero marcha a Inglaterra, de la que ya no volverá a España. En Londres publica entre 1810 y 1814 la revista "El Español", en la que se mostraba muy crítico con las autoridades españolas y muy comprensivo con los revolucionarios hispanoamericanos que empezaban a levantarse contra España, si bien su posición era la de la autonomía, no la de la independencia absoluta. Sus opiniones políticas fueron pasando de un inicial jacobinismo a un liberalismo más que moderado. En ingresa en la Iglesia de Inglaterra. En 1814 se hace ministro de su nueva confesión. Revisa las traducciones de la Biblia al español para la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, tanto el texto del Nuevo Testamento Reina-Valera (1817), como el de la Biblia traducida por Felipe Scío de San Miguel (1821), contando en este último caso con la colaboración de Andrés Bello. Revisa y traduce también la Evidencia de la Religión Cristiana de G. Paley y la Liturgia Anglicana.La revolución liberal española de 1820 le hace nuevamente interesarse por su país y, por encargo de Thomas Campbell, director de The New Monthly Magazine, redacta las Letters from Spain o Cartas desde España, que fueron apareciendo en 1821 con el seudónimo Leucadio Doblado y llegaron a recogerse en un volumen en 1822. En ellas, al lado de páginas costumbristas como las descripciones de la Semana Santa, de las corridas de toros y de los espectáculos teatrales, critica acerbamente la intolerancia y atraso de España. Además hace una crítica en profundidad del catolicismo, lo que lo convierte, junto con Luis Gutiérrez en uno de los pioneros del anticlericalismo contemporáneo español, al dar un paso adelante respecto de los ilustrados españoles que se habían limitado a la crítica al clero, abriendo así un nuevo camino hacia la secularización al valorar la conciencia personal y al afirmar el individualismo tan característico del liberalismo del siglo XIX.Repugnaba a Blanco White el fanatismo de la Iglesia católica. Nunca perdonó a esta confesión, instituciones como las que veían legítima la reclusión monacal de sus dos hermanas, que lamentó en su autobiografía. En Inglaterra llegó a dominar perfectamente la lengua inglesa, que ya conocía desde pequeño a través de sus tratos comerciales, como cuenta en su Vida del reverendo J. M.ª Blanco White (1845). Llegó incluso a destacar como escritor en ese idioma con poemas como el soneto Night and Death (1828), que impresionó a Samuel Taylor Coleridge y que ha pasado a las antologías de la literatura inglesa. Como crítico reprochaba a la poesía en español cierto anquilosamiento clasicista en forma, estilo y temática. Su lírica en castellano puede clasificarse dentro del Prerromanticismo. La Oda a la Inmaculada fue leída por él por vez primera tal día como hoy de 1794 en la Academia de Letras Humanas de Sevilla. 

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
***
ODA A LA INMACULADA
De nueva luz brillante resplandeceClaro, sereno y delicioso día, Que al mundo anuncia cerca su ventura.Himnos canta al Señor, oh tú, alma mía:Su nombre y gloria ensalza y esclarece,Pues que a la tierra llena de dulzura, y a la vil criatura En maldad sumergida Le anuncia nueva vida. Canta, oh alma, al Señor Omnipotente,Pues ya a salud convida, ¡Día feliz!, a la afligida gente. 
Alzad, hijos de Adán, el angustiadoRostro y mirad la reluciente Aurora Que sobre el mundo nace, conduciendoEl Sol de eterna luz; y cuál colora Libre de oscuridad el dilatado Reino de la tiniebla; cuál rompiendo Sus nubes, esparciendo Va luces y esplendores Arda el mundo de amores: Tú pueblo venturoso, al sacrosantoSeñor canta loores, y alaba a la que enjuga ya tu llanto. 
Y canta dulcemente la victoria En que al Dragón antiguo pisa osada La cabeza infernal y venenosa. Canta también y di cuál libertada Fue del común contagio; di la gloriaCon que el Rey soberano, como a Esposa,La adornó; di que, hermosa Sobre toda belleza, Corona su cabeza De estrellas; y di, en fin, que el soberanoHonor de tanta alteza No es dado que lo cante labio humano. 
Pero es dado, Señora, que levante Mi voz, y que yo alabe agradecido En cántico sagrado al que os liberta. Oh, ya se acerca el día apetecido Y aquel alegre y venturoso instante De la salud del mundo. No es incierta Mi esperanza, que abierta La celeste morada Por ti, oh Inmaculada Virgen, veo venir nuestro consuelo, Y miro ya mudada Nuestra tierra infeliz en dulce cielo.
José María Blanco White


***



[Literatura] Hoy,
José María Blanco White

Entrada núm. 2531[email protected]"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

Volver a la Portada de Logo Paperblog