Literatura | La casa de los agujeros, de Nicholson Baker

Déjate sorprender por la novela más disparatada de la historia. Duomo | Enero 2012
Tomo único | 312pp
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Shandee simpatiza con un brazo que halla en una cantera de granito; Ned se cae dentro de uno de los hoyos de un campo de golf; Luna es absorbida por una cabina en un centro de bronceado… Tras una serie de novelas como Vox y El antólogo, Baker vuelve al terreno erótico con una novela extravagante que trascurre en La Casa de los Agujeros, un complejo turístico del placer en donde no rigen las normas de la vida cotidiana. Los visitantes entran allí aspirados por una multitud de agujeros como por ejemplo las pajitas de las bebidas o el ojo de buey de las secadoras de lavandería. Se trata un lugar propicio para someterse a transferencias genitales, hacer el amor con árboles o visitar las salas de gemidos y el Pornodecaedro con sus doce pantallas de proyección. Por supuesto, el acceso a La Casa de los Agujeros puede costar mucho dinero, pero se trata de un centro que ofrece programas de trabajo y estudio para quien no se lo puede costear. La encargada de las operaciones diarias es Lila, una ex administradora de hospital cuya leche materna tiene propiedades regeneradoras poco comunes. Con un lenguaje juguetón y una estética estrafalaria, Baker colma las expectativas con una original vuelta de tuerca a la representación de las experiencias eróticas.
Reseñar un libro como “La casa de los agujeros” es una ardua tarea. No porque la novela sea incomprensible, tampoco porque me haya hecho sentir sentimientos enrevesados y profundos, más bien es… porque trata llana y sencillamente de sexo. Sí, La casa de los agujeros es un libro erótico. Pero, ojo, no os equivoquéis pensando que se trata del típico librillo pornográfico, porque no. Esta novela de Nicholson Baker es disparatada, delirante y extremadamente divertida. El sexo más estrambótico que hayáis podido imaginar alguna vez.

La casa de los agujeros es un lugar alternativo a nuestra aburrida y gris vida. Es un sitio donde el sexo es el motor de la sociedad: Lili, la mandamás de este extraño lugar de locura, se encarga de seleccionar a los tíos más interesantes para que puedan entrar a disfrutar de su estancia en La casa de los agujeros, y de paso, también dejarlos secos en todos los sentidos, ya me entendéis. Es que vivir en La casa de los agujeros es tremendamente caro y, a no ser que tengas un semen curativo o alguna otra cualidad milagrosa, deberás hacer trabajos “forzados” o pagar en carne. Las mujeres lo tienen más sencillo, la mayoría pasa un tiempo de beca, aprendiendo el buen oficio de disfrutar salvajemente de lo que se les ha negado en toda la historia de la humanidad. Todo es posible en este lugar: salas de gemidos, donde sentarte a escuchar como otras parejas hacen el amor; los permisos para “tocones”; los masturbotes; las salas de porno bueno (nada de porno malo…) y miles de rincones exóticos y divertidos por descubrir. Y estaréis pensando: ¿y tú te pediste este libro para leer? No, aunque si lo hubiera conocido puede que me hubiera picado la curiosidad… Lo cierto es que la editorial decidió enviarlo por sorpresa. La sorpresa me la llevé yo al darme cuenta de que me había “enganchado” y que estaba a punto de terminármelo casi a los días de haberlo recibido. Sé que es un libro especial y que a la mayoría de vosotros no os interesará por, vete tú a saber, prejuicios, vergüenzas, asco total al género erótico, desprecio infinito a cochinadas fantasioticas como las que están escritas aquí… sea como sea, yo soy consciente de quiénes sois, pero sé que también tenéis un sexto sentido para escuchar mis argumentaciones: ¡el libro es tremendamente divertido! Las escenas de sexo no son nada del otro mundo, están hechas para echarte unas risas más que para excitarte (quién podría excitarse con esos diálogos absurdos) y aunque encuentro insólito que no haya agregado ni una sola escena homoerótica (venga ya, tío, ¿una novela pornográfica y ni siquiera se te ocurre?, qué decepción), la verdad es que me divertí muchísimo leyéndola y es el Rey Definitivo de las Fiestas con Amigos. Sí, sí, lo que escucháis. Probad a abrir “La casa de los agujeros” en cualquier páginas y leer el primer párrafo en presencia de vuestros mejores amigos. ¡La fiesta estará asegurada! Si a eso le añadimos que la forma de escribir de Nicholson Baker es sencilla, directa y no se toma demasiados remilgos, tenemos una novela que derrocha originalidad y descaro a partes iguales. En cuanto a las fantasías eróticas, conmigo no dio ni una, pero quién sabe, tal vez a alguno de vosotros os consiga conmover.

Tanto si os gustan o no los libros de temática erótica, “La casa de los agujeros” es una novela hecha para divertir al lector, emulando los pasajes más disparatados de la Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, despertando una lujuria más bien oculta en nuestro cerebro. Bromas aparte, creo que le daré una segunda oportunidad a Nicholson Baker en sus otras novelas eróticas, por haberme hecho sonreír tanto. Vosotros también deberíais, aunque es respetable que aún no estéis preparados. ¡Yo tampoco lo estaba!

Nicholson Baker (Rochester, Nueva York, 1956) es uno de los más importantes renovadores de la narrativa norteamericana. Cada una de sus novelas ha sido una auténtica sensación, un camino nuevo para mirar el mundo. En Alfaguara ha publicado La entreplanta (1991), Vox (1992), Temperatura ambiente (1993), La Fermata (1995) y Una caja de cerillas (2004).