"¡Riiiing! ¡Riiiiing! Sería capaz de reconocer aquel tono de llamada en cualquier parte del mundo mientras viviera."
Libro: La venganza viste de Prada (Revenge wears Prada, 2013)Autor: Lauren WeisbergerEditorial: Planeta InternacionalGénero: romántica femenina adulta, chick-litAño de publicación: junio 2014Edición: tapa blanda con solapasPáginas: 432Web: Lauren WeisbergerExtras: Tráiler de la películaValoración: 4,5/10
¿De qué trata?Ha pasado casi una década desde que Andy Sachs dejó el trabajo «por el que un millón de chicas matarían», como ayudante de Miranda Priestly en la revista Runway, un sueño que resultó ser una pesadilla. La vida de Andy ha mejorado mucho: ha montado su propia revista, que se ha convertido en un referente, y ha conocido al amor de su vida, Max Harrison, con el que está a punto de casarse. Pero el karma le juega una mala pasada y no deja que Andy se libere completamente del pasado. Pronto se da cuenta de que nada es lo que parece, ni su novio, ni su socia ni su propia carrera, y de que sus esfuerzos por construir una nueva vida la llevan de nuevo al infierno del que escapó diez años atrás.
El Diablo viste de Prada 2/2: El Diablo viste de Prada // La venganza viste de Prada
Decepcionada. Un tanto desilusionada. Pero ante todo me siento decepcionada tras leer La venganza viste de Prada. Confieso que tengo El Diablo viste de Prada como un manual respecto a mis sueños en el periodismo, elogio la tenacidad del personaje de Andrea para seguir adelante pese a sus contratiempos profesionales y, sobre todo, adoro que luche por su ideal en el oficio aunque tenga que descender todos los peldaños posibles para ello. Pero todos estos sentimientos no los he encontrado en esta continuación que, aunque ha pasado mi criba por esos últimos capítulos, se revela como una segunda parte no muy necesaria.
Lo primero que me ha chirriado de La venganza viste de Prada es tener una protagonista vacía. Andrea, diez años después ya no es la que era, pues está felizmente casada con un magnate de los negocios, dirige una revista de bodas y su rutina se basa en estar delgada y presentable para todo tipo de actos sociales. A vista está que no aparenta ser la misma licenciada con ilusión y fuerza, pero lo peor es que es un personaje que involuciona a marchas forzadas: a lo largo de la novela tropieza varias veces, pero en vez de sacar fuerzas en la flaqueza y de ofrecernos un ingenioso monólogo, se acostumbra a entrar en pánico, a dejar que alguien la guíen. En adición, La venganza viste de Prada no posee alma alguna. Además de tener una Andrea que se ha ido destiñendo con el tiempo, no existe una trama consistente. Cuando se nombra por primera vez a Miranda Priestly, empezamos a elucubrar mil situaciones en las que Andrea deba volver a trabajar bajo sus órdenes, pero nuestra sorpresa es mayúscula cuando, simplemente, la diosa de Runway aparece de tanto en tanto a lo largo de los capítulos, sin tener presencia alguna. No es hasta llegados los últimos capítulos donde asistimos realmente a lo que es un reencuentro real con la jefa diábolica de Runway, pero hasta entonces, Weisberger nos atiborra de fiestas, redacciones de artículos insulsos sobre bodas o las preocupaciones de una esposa clásica como es Andrea, lo cual es insólito y hasta indignante cuando el primer libro respiraba frescura y hasta rebeldía. En este punto parece ya una reseña negativa, pero no, hay un poco de luz al final del túnel, aunque un tanto tenue. A cien páginas del final, Weisberger decide retomar una historia repleta de reiteraciones sobre el glamour y lo feliz y divina que es Andrea para ofrecernos, por fin, un encuentro real el mismo Infierno, y de destapar ciertos tejemanejes con Miranda Priestly que ha ido dejando caer, con poco acierto, a lo largo de la novela. Para mí, esto produce un final que es ciertamente aceptable, pero que deja el claro regusto de una historia que no era necesaria porque no ha evocado nada memorable en el recuerdo del lector.
Pese a haber transcurrido los años y seguir teniéndole un cariño especial a El Diablo viste de Prada por todo lo que supuso para mis aspiraciones profesionales y hasta personales, esta continuación se me ha hecho densa y repetitiva, solo con un final salvable, pero que no deja de replantearme si era necesaria esta segunda parte. Desde luego, no soy de ese millón de chicas que matarían por La venganza viste de Prada.
Con la colaboración de Planeta Internacional