Revista Cultura y Ocio
Ramón Jiménez Madrid (Águilas, 1945), uno de los estudiosos más serios y constantes que ha tenido la historia de la cultura murciana del siglo XX, nos ofrece en su trabajo Literatura y guerra civil(Nausícaä, 2006) un recorrido por la obra de todos los poetas, novelistas y dramaturgos que, de forma directa o tangencial, han utilizado en nuestra región el tema de la guerra civil de 1936 como sustancia o telón de fondo para alguna de sus producciones. Y de ese empeño (que era arriesgado y tortuoso, aun a la altura en que nos encontramos) sale indemne gracias a una enorme capacidad para objetivar los análisis, para no sucumbir a la tentación del panfleto, para no cargar las tintas en ninguno de los frentes y para tratar, siempre, de mostrarse integrador, comprensivo, lúcido y dueño del arma más poderosa e insobornable que puede esgrimir un crítico: la inteligencia.Este trabajo, en palabras de su autor, se plantea como “un libro sencillo que pretende ser claro” (p.27). Y a fe que consigue su propósito. El profesor Jiménez Madrid ordena a los escritores en tres grupos diferenciados, según su edad y su cercanía al conflicto (los participantes en la guerra, los hijos de la guerra, los nietos de la guerra); y luego va aproximándose a sus obras (incluidas algunas inéditas), extrae de ellas las más jugosas citas, entresaca la esencia de su ideología y nos va dibujando, con pinceladas sutiles, el espíritu de estos hombres y mujeres que escribieron desgarradamente sobre “aquella trágica noche española que duró casi tres años” (p.121). Entran aquí poetas (Carmen Conde, Eliodoro Puche, Vicente Medina), autores de cuentos (Alfonso Martínez-Mena), dramaturgos (Fernando Martín Iniesta) o novelistas (Gregorio Javier, Jaime Campmany, Salvador García Aguilar), que escribieron en tiempos difíciles y que se obstinaron en dejar su testimonio para que las generaciones futuras tuvieran noticia de aquellos años atroces y fratricidas, en los que tantos horrores y errores se cometieron.Refiriéndose al novelista lorquino José María Castillo Navarro dice el autor que es un hombre “imparcial y que trata de mantener una ecuanimidad y un equilibrio admirables” (p.203). Lo mismo se puede pregonar, sustantivo a sustantivo y adjetivo a adjetivo, del propio Ramón Jiménez Madrid, que reniega de fundamentalismos caducos y nos entrega en este volumen un apasionante vademécum de citas, reflexiones, sugerencias y análisis, que nos ayudan a entender mejor de dónde venimos. Y éste es, siempre, el primer paso para saber hacia dónde vamos.