Buenas!!!
Hoy os traigo la segunda parte del capítulo 1 de Mi vigilante de la noche, espero que os guste mucho y que esto haga que cada vez más mandéis vuestros relatos, cuentos he historias cortas, para que sean publicadas aquí, ya que yo los recibiré encantada, esta historia aunque va poco a poco y tiene que dar muchas vueltas todavía, a mucha gente le gusta y seguro que el día que se publique será un exitazo, bueno os dejo con la segunda entrega y ultima de este capitulazo.
CAPITULO 1
Anthony propuso marcharnos y todos nos pusimos en marcha, volvimos a recorrer la solitaria carretera del cementerio, mi amiga Keesha no me soltaba la mano, tendría miedo de que me escapara o a saber qué. El silencio solo lo rompía el sonido de las hojas mecidas por el viento, yo me dejaba llevar por los sonidos que me envolvían, mis ojos iban fijos en Anthony aquel chico rubio de ojos azules que era amigo mío desde hacía tres años. Lo había conocido al poco de mudarme a este pueblo, habíamos venido para aquí porque estaba al lado del mar y tenía mucho bosque, aún no conocía todos los sitios del pueblo pero siempre que encontraba uno no dejaba de visitarlo.
Fuimos de compras para la fiesta que íbamos a hacer en unos días, era el cumpleaños de Sèbastien y todos íbamos a celebrarlo juntos como de costumbre, películas, música, comida, palomitas, juegos lo típico creo.
Llegué a casa a la hora de costumbre, una hora antes de medianoche, mi madre ya estaba dormida con el gato en el sofá. No quería despertarlos, se veían tan tranquilos. Estaban de foto.
Me cambié de ropa y fui al balcón, como era costumbre en estos tres años que llevaba allí. Me quedé mirando la luna que ese día estaba creciente. No había nadie en la calle ni se veían pasar coches, era todo hermoso. Solo las luces de las farolas y el brillo de la luna daban luz a las calles, estaba todo en silencio y me quedé como idiota mirando la luna.
La luna despertaba en mí una ternura que creía desaparecida, lo veía todo más fácil y bonito, no sabía porque pero tampoco me paré a averiguarlo.
Esa noche prometía ser especial, las nubes tapaban la luna por ocasiones pero su halo de luz nunca desaparecía del cielo entre un azul claro y oscuro como si quisiera venir el día pero la luna reclamaba su posición en la noche eterna.
Estaba tan absorta en la luna cuando una pequeña melodía llegó a mis oídos, una melodía suave que me sacaba de mis pensamientos, una melodía que me sonaba.
Busqué desesperada esa melodía, de dónde vendría, de pronto vi un chico muy pálido, alto y moreno que tarareaba esa melodía en la acera de enfrente de mi balcón. Debía de tener mi edad, se le veía joven pero esa melodía...
Me acosté con esa melodía sonando en mi cabeza, sabía que la conocía pero de qué. En mi sueño estaba ese chico, tarareaba esa canción, pasaba por mi lado y no se daba cuenta... ¿quién era ese chico?Me desperté sobresaltada, la canción... ya sabía cuál era. Que tonta era, todo coincidía, la luna, el halo misterio que la rodeaba... Claro de luna. Sabía que tenía un CD de música clásica por alguna parte... sí aquí, a ver, a ver... si aquí está Claro de luna... nº 5. Puse el CD en el aparato de música y... bingo... era esa la canción... sonaba muy bien con el piano. Al escucharla me imaginé bailando en estos bailes de época, que se ven en las películas, con el chico aquel que la tarareara bajo la luz de la luna.
Decidí llamar a mi amiga Keesha para saber qué había pasado ayer, pues no recordaba nada. Solo recordaba sentirme viva, libre, sin problemas y mirarlos y cerrar los ojos y al abrirlos... ella me estaba sujetando.
- ¿Sí?- respondió mi amiga al otro lado del teléfono.
- Keesha, soy yo. Intenté recordar lo de ayer y no me acuerdo de nada, ¿qué pasó?
Sentí como mi amiga quedaba sin respiración, no le debía de gustar recordar aquello, pero al final habló.
- Me paso ahora por tu casa y te cuento.
- Vale te espero.- colgué el teléfono.
Fui a mi habitación la coloqué por alto, no tenía ganas de colocarla, hice como siempre, la ropa sucia a lavar y la que estaba doblada para colocar al armario sin colocarla. Avisé a mi madre de que cuando llegara Keesha le dijera que estaba en la habitación y como sabía que iba a tardar me recosté en la cama con la música de fondo, una canción que adoraba escucharla la de Angels de Whitin temptation.
Un recuerdo atacó mi sueño intranquilo, un día de clase a la salida de matemáticas. Iba hablando con Keesha del fin de semana y no me di cuenta de que Lexter se había parado, casi me golpeo con él. Nos quedamos mirando unos segundos, sus ojos verdes chocaron con los míos. Me dio un escalofrío al sentir su mirada, era la primera vez que me miraba así, sentí un poco de miedo. Abrió la boca como para decir algo pero parecía que se lo había pensado mejor y se dio la vuelta para salir por la puerta, me quedé petrificada y Keesha me sacó del aula.
Una puerta se abre y yo me despierto sobresaltada y veo a Keesha a mi lado. Me mira y noto que mi cara está húmeda y mis ojos rojos, me giro pero ya es tarde me había visto las lágrimas.
- ¿Qué te pasa?
- ¿A mí? Nada, ¿por qué?
- Si no me lo quieres contar no pasa nada, sabes que estoy aquí para lo que necesites.
- Lo sé. Solo fue un mal recuerdo.
- Vale.
- ¿Qué fue lo que pasó ayer?- dije desesperada por saberlo.
- Pues- dijo, parecía no querer acordarse, debía de haber sido grave- Casi no llegamos a tiempo para cogerte. Te levantaste, abriste los brazos y miraste para nosotros, cerraste los ojos y...
- ¿Y?- dije tragando saliva.
- Ibas a tirarte, Anthony dijo que corriéramos más deprisa por si hacías algo y fue él el que te agarró antes de que llegáramos nosotros.
- No sabía... - dije intentando ocultar las lágrimas que volvían a mis ojos.
- Pues ahora lo sabes.
-Ya.
-Quedamos para ir al cine toda la pandilla, ¿quieres venir?
-Pues claro, me encanta ir al cine, además tengo que darle las gracias a Anthony si no fuera por el... a saber dónde estaba yo hoy.
- Vale así me gusta, que te alegres.
-Claro- dije sonriendo
Avisé a mi madre de que me iba al cine, me cambié de ropa y nos fuimos hasta el parque del pueblo.
Era el parque para los niños pequeños, estaban los típicos balancines, los toboganes, había tres uno pequeño, otro mediano y uno grande, los árboles eran altos y cuando los veía me daban ganas de trepar por ellos. Había un pequeño autobús para los niños, nosotras nos hacíamos fotos en el cuándo nos aburríamos, y junto el parque estaba el quiosco, siempre venía bien porque íbamos a por pipas o pelotazos, o por la Loka para leerla mientras esperábamos por alguien de la peña.
Estábamos esperando a las niñas leyendo la Loka, lo de tierra trágame, cuando llaman al móvil de Keesha. Mi amiga solo dice un "Vale, no pasa nada" y cuelga.
La miro pidiendo información y me dice que las niñas no pueden venir, que tienen no sé qué movidas. Así que solo íbamos a ir el novio de Keesha, Keesha, Anthony y yo.Estábamos comentando una historia de tierra trágame cuando se nos dio por fijarnos en los niños del parque, corrían, saltaban, chillaban, de dónde sacarían tanta energía.
Había una niña que llamó mi atención, era morena de pelo largo y liso con unos ojos azules cielo, su piel era pálida como la mía y todo a pesar de estar en el lugar con más sol del parque. La niña estaba sola, sentada en un banco con una revista en las piernas. Se levantó, con la mirada triste y se marchó del parque, una señora la esperaba en la entrada con los brazos abiertos y esta al verla se fue corriendo a abrazarla, debía de ser su madre.
Volví a prestar atención a Keesha, que en ese momento le estaba sonando el móvil.
-¿Sí?- ...
- Vale, ¿dónde dijiste?
- ...
- Ya vamos.
- ...
Nos levantamos, mi amiga iba decidida y yo simplemente la seguía.
- Vamos al aparcamiento- dijo como si leyera mi pensamiento.
Al llegar nos sentamos en los bancos donde suelen estar los ancianos ya que por allí cerca tienen un pequeño parque con unas mesitas de piedra para poder jugar a la brisca. Nos quedamos calladas, fue un tanto incómodo, esperábamos a su novio Unai que vendría con Anthony, supuse que vendrían en coche ya que estábamos en el aparcamiento.
El silencio se rompió de repente con un sonido muy familiar, el coche de Unai a toda pastilla, lo vimos entrar y hacer un derrape criminal delante de nosotras. El corazón me iba a cien, dios que loco estaba, me quedé petrificada pero mi amiga ni se inmutaba, ya debía estar acostumbrada a esas cosas, pero que loco estaba no me cansaba de pensarlo. Nos subimos al coche le di dos besos a Unai y saludé a Anthony, me abroché el cinturón y le dije...
- Unai estás loco, pero muy loco, casi me matas del susto - hice una pequeña pausa- y menos mal que no iba yo en el coche.
- Si quieres lo pruebas- me dijo con tono burlón.
No estaba yo para esos sustos, que miedo solo de pensarlo y si volcaba el coche que no, no estaba dispuesta a arriesgarme de aquella manera.- No gracias, Unai.
- Pues ahora te jodes, un trompo para la señorita Lilith- dijo haciendo caso omiso a mi cara de miedo.
- Joder Unai que dije que no, he dicho que noooooooo.- dije chillando mientras realizaba el derrape.
Me agarré al asiento de Keesha, pensé que nos matábamos pero la verdad hay que decirla, me gustó mucho.
Miré a Anthony con una cara entre incredulidad y emoción, mi corazón pasó de 0 a 100 en 3 segundos como los coches, en cambio, el me miraba con miedo. Tendría miedo a mi reacción, ya que había pasado aquello ayer, dios le tenía que dar las gracias por lo de ayer, cuando tuviera un momento a solas con él se las daría.Fuimos al cine que estaba en el otro lado del pueblo, en frente del colegio de las monjas. Era pequeño solo tenía dos salas pero para el pueblo llegaba bien.
Ese día echaban una película de miedo, prometía bastante según las críticas, era de vampiros y a mí siempre me gustó la magia, unicornios, vampiros, hombres lobo y esas criaturas míticas que piensas que te agradarían que existieran ya que harían la vida un poco más divertida.
Cogimos las entradas para la película y entramos, como siempre cogimos gominolas, yo los cheetos pandilla y una coca cola, era una técnica que tenía: si me aburría, como disculpa salía a comparar más, esperaba no tener que hacerlo esta vez.Entramos en la sala y nos sentamos en el sitio de siempre, por no variar claro está. Al fondo de todo había cuatro butacas en esas nos sentamos, al lado de la pared Anthony, yo, Keesha y su novio Unai al lado del pasillo. Keesha y yo decíamos tonterías mientras no empezaba la película del tipo: tenemos la sala para nosotros solos... en la oscuridad... y yo le contestaba a Keesha a ver que haréis si queréis intimidad id más adelante, y nos reíamos a pleno pulmón. De pronto apagaron las luces, se apagó la música y empezó la película. Estábamos en una oscuridad plena, yo lo agradecí, me encantaba la oscuridad y como estaba un poco nerviosa por estar al lado de Anthony aún lo agradecí más, así él no vería mi reacción.
No pude pensar más en mis sentimientos porque la pantalla reclamó mi atención, un chico moreno, de ojos negros y alto apareció de la nada al lado de un acantilado bajo la luna llena, el brillo de la luna de daba un aspecto muy pálido a su piel y por un momento pensé que era el chico del claro de luna, pero no podía ser, era imposible.
Me quedé como tonta mirando toda la película y ni me di cuenta de que no había tocado lo que comprara hasta que Keesha me sacó del ensimismamiento que tenía , no quitaba ojo del chico ese, ni de sus movimientos como si esperara reconocer en él a aquel chico que yo reconocía por el suave tarareo de una canción. Empecé a comer muy lentamente como si no quisiera perder un solo segundo de la película y menos en comer.La película me tenía absorbida por completo, los ojos negros de ese chico, sus movimientos tan gráciles, unos labios que invitaban a caer en el más puro deseo.
Al acabar la película, por primera vez en mucho tiempo, no había terminado las gominolas ni la coca cola. Anthony se acercó a mí y mi corazón se puso a cien, ¿que querría? Sus ojos reflejaron los míos y por una vez sentí esa extraña sensación, una conexión, serían sensaciones mías. No podía ser. Tonterías.
- Em... gracias por lo del otro día- me salió de la boca con miedo.
- No pasa nada, no me gustaría que te hicieras daño.- Me contestó el.
Lo había dicho en serio, después de tres años me decía eso, no podía ser en el sentido que yo creía, solo éramos amigos, muy buenos amigos desde hacía mucho tiempo.
Salimos del cine y mi amiga y su novio iban a lo suyo, como es lógico, y yo iba hablando con Anthony de la película.
Keesha y Unai se fueron en coche, se disculparon por no llevarnos, al fijarme en mi amiga le vi un extraño brillo en los ojos, como si lo planeara desde un principio, qué tramaría.
Anthony se ofreció a llevarme a casa, bueno a acompañarme.
No sabía de qué hablar con él, estaba toda cortada, ¿qué le decía? Un silencio se formó entre nosotros, un tanto incómodo. Él se veía pensativo y yo bueno mi cara era un mapa, se veían tantas emociones que no sé cómo expresarla.Eran las once de la noche. Hacía un poco de frío y el viento ondeaba mi pelo. Adoraba mi pelo largo y rubio, parecía parte del viento.
Anthony no dejaba de mirarme y me vi en sus ojos verdes. Me puse nerviosa, muy, muy nerviosa.
Iba absorta en mis pensamientos: el chico de la película, lo que tramaban Keesha y Unai, Anthony acompañándome a casa... todo me parecía rarísimo. No me di cuenta de que Anthony me había cogido de la mano derecha y nos habíamos parado, estábamos en el portal de casa. No se veía la luna y eso me preocupaba.
- Li...- me dijo, era la primera vez que me llamaba así.
- ¿Sí?- pregunté nerviosa.
- Hace tiempo que quiero decirte algo...- me di cuenta de que buscaba las palabras adecuadas-... nunca me había atrevido.
Me temía lo peor, ¿me diría que le caía mal?, ¿qué me odiaba? Estaba en vilo, muerta, no entendía esta reacción.
- Yo nunca he sido de palabras... - me dijo- ... soy de acciones.
Me puse roja, ¿a qué se refería? Mi corazón estaba a cien por minuto, si le echaba una carrera a un Ferrari no tenía claro quien ganaría.
Su mano me agarró más fuerte y me sujetó la otra. No sé... ¿tendría miedo de que me escapara? Me acercó a él. Mi corazón no quería quedarse en mi pecho. Su respiración era entrecortada, al igual que la mía. Sus ojos me envolvían. Me soltó las manos para agarrarme de la cintura. Me quedé petrificada... ¿qué iba a hacer? No sabía dónde meterme.
Nuestras caras quedaron tan cerca que si en ese momento el aire hubiera querido pasar lo veía un poco difícil. Un centímetro, medio, se acercaba, me abrazaba con fuerza, logró que me pusiera de puntillas, ya que él es más alto que yo, nuestros labios estaban tan cerca, casi notaba el latir del corazón en sus labios cuando...
Esa canción, claro de luna. Ese chico. Esta vez me vio con Anthony. Se quedó mirando y nos separamos. Me fijé en sus ojos, eran negros como el carbón, y en ellos veía rabia, odio... ¿sería por mí? No, no me conocía.
Me despedí de Anthony, aún con el corazón desbocado, y subí las escaleras a toda prisa, como si tuviera miedo de que me siguiera. Agradecía la interrupción de aquel chico en ese momento. ¿A qué venía aquella reacción de Anthony? ¿Estaba loco?
Entré en casa, mi corazón aún seguía a cien. Cerré la puerta de un golpe. Me metí corriendo en la habitación. Solo se me venía ese momento a la cabeza. Necesitaba aire, distraerme...
Mi madre estaba en cama y profundamente dormida, decidí salir de casa un rato.
Me habían hablado de un lugar a las afueras, por allí suele correr la gente, es un lugar tranquilo y hay un fuerte antiguo.Que locura, escaparme de casa para ver aquel lugar.La curiosidad mató al gato, siempre me lo habían dicho y nunca hice caso.Tardé media hora en llegar pero cuando miré me sobrecogí ante tal visión, aunque estaba oscuro pude ver el paisaje que se abría ante mí.Un precipicio enorme, el fuerte en la cima del precipicio, un bosque enorme, los hombres solo habían hecho un pequeño paso de madera para atravesarlo. No había sido destruido para hacer casas, aunque cerca de allí había una urbanización.Me senté cerca del fuerte, escuchaba las olas romper y esa sensación que tanto conocía me envolvió. Las olas... el sonido... el precipicio... el bosque... la poca acción humana en aquel lugar... todo era emocionante.Tal era la influencia de las olas, que me olvidaba de todo, hasta de mi nombre.Una sensación de alerta me invadía, alguien estaba allí... una persona más... y me estaba mirando... lo notaba en la nuca... una mirada fija... clavada en mi... estaba nerviosa y me puse a mirar para todos los lados... decepción... no había nadie... ¿se escondería? Me centré de nuevo en las olas cuando...- Hola- sonó una voz suave detrás de mí.Me giré muy despacio, al mirar me quedé petrificada, allí estaba él. El chico del claro de luna. Busqué sus ojos... sus ojos negros...suspiré por dentro.- Hola- dije después de un rato.Llegó el silencio solo roto por el batir de las olas contra las rocas del precipicio en el que estábamos.- Eres nueva por esta zona, ¿verdad?- sonó más a afirmación que a pregunta.- Sí, es la primera vez que vengo en tres años.- Es preciosa, sobre todo por la noche, hay mucha tranquilidad.- Ya veo.- Que tonta, que respuesta más estúpida, no podía por una vez decir algo normal.- Me llamo Carlos.- Yo Lilith, encantada- dije roja como un tomate, agradecí la oscuridad.- Encantado- dijo dándome un beso en la mano derecha, sus labios estaban fríos pero con el frío que hacía... no me sorprendió mucho.Nos sentamos los dos mirando hacia las olas, que bonito estaba el mar. Tenía frío y me sentía un poco incómoda al lado de Carlos, así que decidí marcharme a casa que empezaba a ser muy tarde.- Me tengo que ir ya- dije levantándome.- Si quieres te acompaño, no es bueno andar solos a estas horas.- No te preocupes, mi casa no está muy lejos- le mentí.- Insisto, te acompaño.Me encogí de hombros... si insistía... nos encaminamos a mi casa envueltos en un silencio que pronto lo rompió con el suave tarareo de la canción.El recorrido era largo, su canción me hipnotizaba, el silencio me golpeaba como un puñado de cuchillos en la carne del pavo. No soportaba ese silencio. Alguien tenía que hablar y ya.- Esto... ¿y eres de aquí?- No- dijo secamente.- Em... ¿de dónde, si se puede saber?- De Londres.- Me gusta mucho Londres.Silencio. Su canción me acunaba. Silencio. Que desquiciante.
Me sentía torpe, no sabía que decir. Sus ojos negros estaban fijos en el camino. Faltaba poco para llegar a casa. Se me había hecho el trayecto muy corto.
- ¿Llevas mucho tiempo viviendo por aquí?- Unos seis años.
Silencio.Llegamos a la puerta de mi casa. Entre el silencio y la escasa conversación, se me había pasado el tiempo volando.
- Hasta otro momento- me dijo.- Sí...Me cogió de la mano y me la besó tiernamente con esos labios fríos.Se marchó y yo me quedé mirando cómo se iba, el viento movía mi pelo y me traía las notas de una dulce canción hipnótica.Me quedé atontada mirándolo alejarse. Entré en el portal y llamé al ascensor. Era tarde. Me metí en la cama corriendo, esperaba que nadie se diera cuenta de mi escapada. La casa estaba en silencio y oscura. Tanto silencio me hizo recordar a Carlos. Un chico silencioso y tan misterioso.Cerré los ojos esperando que el sueño me alcanzase. No tardó mucho en abrirse ante mí la puerta de los sueños.FIN
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También os dejo el link de la autora pasaros os encantara: luchando por ser escritora
Y bueno, bueno en breves se publicara un sorteo ya en el blog, ademas seguramente proponga una iniciativa, en la que espero colaboréis,
Un besazo enorme Blue lovers y gracias por todo.