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Extendida hacia el fondo del terreno y en forma de “L”, esta casa se desarrolla con todos sus ambientes en franca interrelación y con un planteo que la presenta como suspendida.
Roger Berta (Especial)
Piedra Azteca cubre los planos de fachada, en contraste con el revestimiento plástico planteado para el resto de la vivienda (Roger Berta).
La Santina es un barrio cerrado aislado de la trama urbana que, como otros barrios periféricos de Córdoba, se encuentra en un paisaje natural-artificial, armado para la convivencia de las familias que lo habitan. Allí, un gran espacio central hace de pulmón verde a la intimidad de las viviendas. Por otra parte, la extensión de los lotes permite que la arquitectura pueda desarrollarse a nivel de la tierra, evitando la altura de las construcciones. Es el caso de esta casa, abierta en su totalidad al centro común del barrio. Asimismo, la casa intenta no posarse sobre el terreno, generando una distancia de retiro entre el verde y la arquitectura, que permite que la masa edificada no esté en contacto con la tierra y, por consiguiente, goce de menor peso visual.
El planteo lineal se lee claramente en la volumetría exterior, en planos ritmados con aberturas que perforan la masa en toda su altura (Roger Berta).
Circulación. Resuelta en “L”, deja los ámbitos principales sobre el patio y fondo y una tira sobre la medianera existente aloja las funciones de servicio, encolumnadas en un mismo eje. La casa se compone haciendo centro en los ambientes públicos principales. Cocina, galería y estar, vinculados por superficies acristaladas, favorecen el encuentro. Se rescatan paisajes generados por visuales laterales de jardín y verde, como también a un patio interior que da luz y exhibe piezas de arte.
Los dormitorios se ubican en la zona de mayor privacidad, en fluido nexo con los servicios sanitarios que dan a una circulación íntima, de cómodas dimensiones.
Materialidad. Da el cuerpo, una tecnología tradicional de ladrillos comunes y losas de viguetas premoldeadas. Un único piso de porcelanato unifica superficies y brinda continuidad, al igual que el cielorraso, de yeso suspendido en toda su extensión.
Sectores de servicio y frente de dormitorios se revisten en piedra azteca, componiendo así los planos de fachada en contraste al revestimiento plástico planteado para la totalidad de la vivienda.
Las aberturas de aluminio se resuelven de piso a techo, dando escala a la relación entre interiores y exteriores, evitando los dinteles.
La iluminación completa la idea de levedad, reforzando durante la noche el concepto de suspensión planteado.
Hacia el patio interior grandes ventanales inundan de claridad los espacios (Roger Berta)
Ficha técnica
Obra: Vivienda en La Santina
Sup. terreno: 1.500 m2
Sup. cubierta: 428 m2
Proyecto y dirección técnica: Adolfo Mondejar - Estudio de Arquitectos.
Estructura: Ing. José Luis Gómez.
Equipo: María del Carmen Fernández Saiz, Dolores Gómez, Adriana Barberis, Alejandra Rezk Arquitectos