Hace unas semanas, hablando con una conocida, me comentó que estaba “mosqueada” porque había llamado una persona a la que había atendido ella que preguntaba si se sabía algo sobre su candidatura para el puesto X para la empresa. Hasta aquí, os diréis que todo normal. Sí, si no fuera porque el puesto X en cuestión, era el suyo. Habían estado realizando las entrevistas en las horas en las que ella estaba ausente.
Investigando un poco el tema, conseguí dar con la oferta de trabajo que un par de semanas antes habían publicado en un archiconocido portal de empleo.
Mi consejo fue que hablase con el departamento de recursos humanos de su compañía para ver qué pasaba y salir de dudas. Al preguntar, le dijeron que estuviese tranquila que era por ver posibles candidatos para ese puesto en previsibilidad de futuras necesidades de personal. Y claro, uno se queda tranquilo cuando sabe que en su compañía y área de trabajo existe exceso de trabajo y no se da abasto. Pero no es el caso de la empresa de mi conocida. Allí, el volumen de trabajo ha bajado considerablemente y en algunos ratos tienen que buscar qué hacer.
Tras esto, yo le comenté que no se fiase y que se pusiese a mirar otros trabajos porque esa explicación, no olía nada bien. No olvidemos que es más fácil encontrar trabajo teniendo uno que sin tenerlo.
Al volver a comunicarme con ella, me corroboró lo que inicialmente pensé: habían procedido a despedirla y contratar a otra persona por bastante menos dinero y eso que el salario de mi conocida era un salario base que le daba justito para vivir. Así que no quiero no imaginarme lo que pagarán ahora.
No voy a negar que cada empresa tiene la potestad de tomar las decisiones que estime más oportunas, sin embargo, sí que pienso que debe ir de cara porque actuaciones como esta demuestran lo poco que a determinadas compañías les importan sus personas. Si llevan idea de sustituir a un trabajador deberían comunicárselo directamente y que no se tenga que enterar por terceras personas porque esto genera una incertidumbre incómoda y evitable. Cada uno queda por lo que es por los actos que lleva a cabo.
Tampoco olvidemos los casos de empresas donde la confidencialidad brilla por su ausencia con este tipo de medidas de recorte de personal. Hace tiempo un amigo me contaba que en su empresa despididieron a una persona del departamento de producción y ésta se había enterado de más despidos porque se los había comentado un compañero de personal. En venganza por su despido, fue a todas estas personas, diciéndoles que les iban a despedir en breve, antes de que se lo pudiesen imaginar o comunicar oficialmente. Por mucha sanción que puedas poner, el mal ya está realizado y la que peor queda es la imagen de esa compañía.
Ante todo se debe ser franco y comunicar todas las decisiones en su momento oportuno, intentado evitar el sufrimiento innecesario y no negar lo evidente en más de una ocasión para hacer todo lo contrario.
¿Os parece esta forma de actuar digna?