La voz de Charlène es la protagonista absoluta de esta novela inteligente, tragicómica e inolvidable. Una voz omnipresente y carismática que nos atrapa y nos arrastra desde la primera página a través de las constantes llamadas y los continuos mensajes en el contestador con los que esta madre, que ya pasa de los sesenta, obsequia diariamente a su hija. De este modo, llamada a llamada, se va perfilando la personalidad arrolladora de una mujer tan maravillosamente corriente como poco convencional, así como la particular relación que mantiene con su hija. Pero pronto, más allá de esa cotidianidad llena de entrañables exabruptos, manías y recriminaciones, se atisba el punzante sentimiento de soledad de una madre viuda, recluida en su apartamento, que sin embargo se niega a abdicar y cederle terreno a la vejez. Cuando a Charlène le diagnostican cáncer y depresión, a los episodios surrealistas y caóticos tan habituales en ella se suman momentos más confesionales, llenos de ternura e intimidad. La verdadera originalidad de Llamadas de mamá reside en su capacidad de explorar con hondura y sabiduría territorios oscuros y dolorosos, manteniendo el sentido del humor de principio a fin y sonando en todo momento profundamente vitalista.
Tan solo 135 páginas en formato pequeño y letra para abuelos. Una hora de lectura, máximo.
Para empezar una bandeleta en la que se podía leer " nunca me había reído tanto con un libro ", publicidad para el libro a cargo de Eider Rodríguez. Pensé que esta persona no estaba acostumbrada a reírse, o al menos gozaba de un humor, cuanto menos, extraño. El libro es simpático, pero no gracioso y lo de reír... Supongo que se trata de una metáfora engañosa para el lector. A menos que sea yo el único que descubra en la lectura esa amarga ironía, esa inabarcable soledad, la de la protagonista, Charlene, quien, a falta de poder contar sus alegrías y tristezas a uno de sus hijos, muy ocupados ellos, hace lo propio con el contestador automático de sus teléfonos.
despierta dolor. La ironía esconde tristeza, y el lector empatiza con esa mujer, que arranca sonrisas furtivas mientras nos hace partícipes de su tristeza. Recomiendo ver la película Llamadas de mamá Her, protagonizada por nuestro querido Joker. Ese hombre se enamoró de una voz a través del teléfono. Puede ser una adecuada medicina para quien se quede con ganas de más, porque el final no es el que todos esperan, o puede que sí.
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