Allosaurus (L.D.Austin, 2006)
Olvidado desde finales del Jurásico, mi memoria fue recuperada por Marsh [1], que me describió en 1877 con el nombre de “lagarto extraño”, supongo que porque no había hallado primero los restos del tericinosaurio.
Charles R.Knight, 1904
Un par de años más tarde, un explorador de Cope encuentra uno de los esqueletos más completos que se conserva, pero parece que no informó de este hecho a su jefe y hasta 1903 no será desempacado en el AMNH. Charles R. Knight lo ilustró alimentándose de un apatosaurio, tal como sería expuesto al público en 1908, constituyendo el primer montaje libre de un terópodo.
The lost world (Harry Hoyt, 1925)
La bestia de Hollow Mountain (Edward Nassour e Ismael Rodríguez, 1956)
Mi fama corrió como la pólvora desde entonces, sucediéndose mis apariciones en todo tipo de medios. Mi primer papel protagonista fue en El mundo perdido (1912, Arthur Conan Doyle), cuyo éxito dio la vuelta al mundo, siendo traducida en China tan sólo tres años después de su aparición, y trasvasada en 1925 a la gran pantalla [2], con animaciones de Willis O’Brien, que también me reservó el papel estelar de The beast of Hollow Mountain (1956) [3].
Sobre estas líneas, otra de mis inolvidables actuaciones, esta vez en Hace un millón de años (1966, Don Chaffey). ¡Qué tiempos aquellos! Recuerdo que tuve que comerme a unos cuantos paparazzi para que no trascendiera mi romance con Raquel Welch... Sin embargo, todavía no he sido nominado al Oscar, lo que dice bastante del corporativismo entre humanos de la Academia.
"El sonido de un trueno" (Dinosaur tales; 1983, Moebius)
Ray Bradbury me dedicó el relato de ciencia-ficción anterior a 1984 más reeditado [4], A sound of thunder (1952, en Collier’s) que explora el nuevo subgénero del safari en el tiempo.
Pero la arrogancia del hombre es inconmensurable y no se conforma con dominar al resto de especies con sus armas. En Beowulf the mighty (1955, Conquest #1), Bill Ely se atreve a hacer luchar a un humano con un (mini-)alosaurio con sus manos desnudas. Obvio decir que si realmente le hubiera tenido frente a mí, el tal Beowulf se habría hecho caquita antes de convertirse en preparado para hamburguesas entre mis fauces. Sinceramente, prefiero las ilustraciones de Corben, Wrightson o Sibbick.
Within you, without you (1976, Richard Corben)
Allosaurus (1977, Berni Wrightson)
Alosaurio atacando a un brontosaurio joven (años 90, John Sibbick)
En 1991 se encontró el ejemplar más conocido, bautizado como “Big Al” (medía cerca de 10 metros), prácticamente completo. La serie de televisión de la BBC Walking with dinosaurs le dedicará un capítulo en exclusiva, “La balada de Big Al” (2001). Debo aclarar que “Big Al” es mi primo pequeño.
Walking with dinosaurs (2001)
El reciente descubrimiento de mis restos en Portugal [5] ha sido la primera confirmación de existencia del mismo dinosaurio en dos continentes, sugiriendo algún tipo de unión entre Europa y América en el Jurásico. En realidad este asunto tiene que ver con una novia que me eché por Internet en Lisboa, pero ahora no tengo ni tiempo ni ganas de enrollarme, así que, si eso, lo dejamos para otra...
Toshihiro Harada, 2011
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[1] Leidy identificó una vértebra de alosáurido descubierta en 1869 como perteneciente a un megalosauroide europeo, aunque después concluyó que se trataba de una especie distinta, a la que denominó antrodemus, hoy considerado nomen dubium.[2] Seguirán las versiones de Irwin Allen (1960), Timothy Bond (1992), Bob Keen (1998) o Stuart Orme (2001) y en cómic las de Osamu Tezuka (1948), Miguel Rosselló (1965) o J.M.González/J.García (1982, Joyas literarias juveniles #257).[3] Para El valle de Gwangi (1969), con guión de O’Brien, Harryhausen se inspiró en el tiranosaurio de Knight, aunque en lugar de dos dedos le colocara tres, como los de un alosaurio. José Luis Sanz te lo explica mejor aquí.[4] Contento, W.G. Index to science-fiction anthologies and collections, combined edition Rich Corben lo adaptó al cómic (1993) y Peter Hyams al cine (2005).[5] Pérez-Moreno, B.P.; Chure, D. J.; Pires, C.; Marques Da Silva, C.; Dos Santos, V.; Dantas, P.; Povoas, L.; Cachao, M.; Sanz, J. L. (1999). "On the presence of Allosaurus fragilis (Theropoda: Carnosauria) in the Upper Jurassic of Portugal: First evidence of an intercontinental dinosaur species". Journal of the Geological Society. 156(3): 449–452.