Para terminar la semana, una pequeña reflexión sobre la importancia de la personalización en las actividades de marketing. La tecnología ha ayudado en gran medida a facilitar ese paso (que teóricamente añade valor) de saberlo todo sobre nuestros (potenciales) clientes o incluso llamarlos por su nombre de pila.
Pero en muchas ocasiones la personalización no es precisa y se produce el efecto contrario. En comunicación no hay nada imposible, pero banalizar el efecto de una mala personalización, en mi opinión es arriesgado y equivocado. La clave está en ofrecer diferenciación dentro del grupo a cada individuo, porque la verdadera marca (del corazón) es aquella que es capaz de conocer a todos sus seguidores, o al menos parecerlo. Y si no, echad un vistazo a este vídeo en clave de humor, sobre cómo un barista de Starbucks puede ser capaz de fulminar cualquier atisbo de personalización al escribir sistemáticamente mal los nombres de los clientes.