Llamamiento a la paz

El abogado sudafricano y mediador en conflictos, Brian Currin, presentó ayer en el Parlamento Europeo una declaración, en la que se solicita a ETA un alto al fuego de carácter permanente, supervisado por un organismo internacional independiente para garantizar así su cumplimiento. El texto cuenta con el aval, entre otras muchas personas, del ex presidente sudafricano Frederick de Klerk, el arzobispo de su país Desmond Tutu, la fundación Nelson Mandela y los ex primeros ministros irlandeses John Hume, Mary Robinson y Albert Reynolds.

Son todas ellas voces autorizadas, implicadas en procesos de paz, que merecen ser escuchadas y tomadas en consideración. Me consta que les anima la posibilidad de poder aportar su experiencia en la resolución del llamado conflicto vasco, y es justo, en este sentido, reconocer su contribución y buena voluntad. Sólo falta ahora que el principal destinario de su mensaje tome buena nota del mismo y actúe, de una vez por todas, por y para siempre, en consecuencia. Los promotores de esta iniciativa, entre ellos cuatro Premios Nobel de la Paz,  consideran que ETA debe hacer suya la apuesta de la izquierda abertzale por las vías políticas y democráticas, y yo estoy de a cuerdo.

En este contexto, sería una buena noticia y un paso en la dirección correcta que la izquierda abertzale invitara públicamente a ETA a sumarse a la Declaración de Alsasua y a respetar, sin matices, los Principios Mitchell, en los que se aboga por la ausencia de toda expresión de violencia como marco de desarrollo previo a un proceso de diálogo resolutivo. Le corresponde a la izquierda abertzale moverse y debe hacerlo, además, rápido porque el tiempo corre en su contra.  La reflexión “Zutik Euskal Herria” es positiva, pero debe ser también creíble y para ello sus autores han de generar confianza, lo que exige un emplazamiento claro a ETA, instándole a poner punto final a la violencia.