Llega el otoño… (i)

Aquí, hoy empieza el otoño! Acaba el verano y, día a día, vamos introduciéndonos en el otoño, la antesala del frío invierno. En él, los colores se difuminan, adquiriendo tonos pardos, amarillos, dorados, que, junto al frío, invitan a la nostalgia, a sentir la vulnerabilidad y a guarecerse ante una chimenea desde donde contemplar la plácida lluvia que esta época nos regala! Los bosques se hacen mágicos, con sus alfombras de hojas doradas caídas en el suelo, mientras la niebla pasea y humedece los cada día más desnudos troncos y arbustos…

La sabia Naturaleza nos regala lecciones para nuestra vida! En ella hay momentos para todo! Y el otoño invita al recogimiento, a la reflexión, a la melancolía con nosotros mismos… pues hoja a hoja, vamos vaciándonos y quedándonos desnudos, despojados de cualquier accesorio que no sea nuestra auténtica esencia! Y vivimos interiormente lo que en realidad somos y sentimos, preparándonos para que llegue el gélido y despacible invierno, tras el cual, llegará de nuevo la primavera!

Pero el ser humano a veces vive las cosas a su manera, desde dentro, cuando aprende a sentirse desde el Alma! En nuestro interior no hay estaciones, ni inclemencias climatológicas, ni días fríos y lluvia persistente, ni fragilidad otoñal, sino paz y armonía, colores perennes y bellas emociones para sentir y compartir…

Lo sé bien porque hasta hace poco, mi vida era puro otoño, cuando no crudo invierno! Apenas salía el sol y el color de los días era pardo, apagado, casi inexistente y sin contrastes! de vez en cuando, eso sí, amanecía un luminoso, frío y soleado día, digno de marzo primaveral y coloreado, en el que todo brillo como si fuera sorprendente y nuevo! Y es que cuando el Alma brota por esas fisuras que le permiten exponerse ante un corazón ajeno y abierto, lo hace sin timidez y con el descaro juvenil de la primavera! Pero tras ese milagroso día, el siguiente trae esas nieblas matutinas y espesas que nos invitan a cerrarnos de nuevo en nosotros mismos… dejando el frío y la lluvia tras los cristales, de piel hacia fuera! Pero por dentro, bajo la piel, permanece la cálida y dorada vida, ese amor y esa paz que esperará el momento para exhibirse, para compartirse, seguramente ya en primavera, cuando los sentidos nos regalen luz, color y armonía!

Seguirá…

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