El software propietario no ha muerto, y parece que tardará tiempo en hacerlo. El gigante Microsoft presenta hoy su primer sistema operativo para PC y tabletas, tres años después de Windows 7. Si en el ámbito doméstico la batalla está más complicada, pues los usuarios manejan copias no adquiridas o se atreven con sistemas operativos libres, el mundo empresarial sigue siendo mayoritariamente Windows.
Sin embargo, Microsoft tiene un asunto pendiente, y es el de la movilidad. Productos estrellas como las tablets o los smartphones son terreno abonado para software libre (Android) o, en el caso de de software propietario, se decantan por sistemas de Apple (Ipod o Iphone). Windows Phone ha sido un sistema poco estimado entre los usuarios de estos productos, y relegado a unas pocas marcas del sector. Windows 8 llega hoy para intentar recuperar el prestigio de Microsoft. Duro trabajo tiene por delante para hacerse fuerte en una guerra que inclinó la balanza contra la empresa que presidiera Bill Gates. Este sistema operativo contará con dos versiones, una más próxima a sus predecesores y otra orientada a dispositivos táctiles, denominada Metro, donde instalaremos aplicaciones, en lugar de programas, adaptando la semántica clásica a los nuevos tiempos.
Falta por ver si vendrán resueltos los típicos problemas de compatibilidad de los anteriores Windows así como la necesidad de aplicar sucesivos parches y services packs para conseguir versiones estables. Estamos ante un momento clave en el que podremos ver si Microsoft tendrá algo que decir en el mundo de tablets y móviles o si, por el contrario, hará caer la espada de Damocles que oscilaba sobre su cabeza.
alfonsovazquez.comciberantropólogo