Mañana viernes 8 de octubre, a las 11:00 horas aprox, se anunciará quien de las 237 candidaturas ( 36 personas y el resto, organizaciones) es la merecedora del Premio Nobel de la Paz.
El galardón se ha ido devaluando con el tiempo ( el año pasado se lo concedieron a Obama) y ha dejado de ser la “super excelencia” de los premios pero , sigue siendo un reconocimiento muy prestigioso y una ayuda económica nada desdeñable ( 1 millón de euros aprox.).
La Fundación Vicente Ferrer ha sido promovida por un movimiento popular a la candidatura para los Nobel de la Paz de este año. Personalmente, no dudaría ni un segundo en conceder el galardón a esta entidad, reflejo de ese gran hombre que fue el father pero entiendo que es difícil elegir entre la Fundación o las Abuelas de Plaza de Mayo, por ejemplo. En cualquier caso, y aunque parezca un recurso muy mañido, la increíble respuesta de los que han apoyado la candidatura, es un indicativo de la fuerza que tiene la Fundación, mucho más allá de Anantapur.
La idea de exportar y replicar el trabajo realizado en la India a otros países es uno de los objetivos de La Fundación Vicente Ferrer . Exportar un modelo de éxito en algo tan sensible y complejo como la solidaridad , me parece por sí sola, una causa de peso para desear que se consiga el premio.
En declaraciones a Europa Press, el director de la plataforma ‘Ahora el Nóbel’ que pide el premio para la fundación, Rafael Vilasanjuan, ha apuntado que el premio podría recaer en alguna organización humanitaria o de desarrollo, puesto que durante el año “no ha destacado ningún mediador individual ni han habido grandes procesos de paz”. De las 237 candidaturas al Nóbel de la Paz, 36 son de organizaciones y el resto de individuos, ha precisado.
Para Vilasanjuan, el premio impulsaría “la proyección internacional de la fundación; su expansión en la India, y su estabilización”, tras la muerte de Vicente. Asimismo, mostraría que el proyecto de FVF es replicable en otros países, con vistas a lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
La campaña ‘Ahora el Nóbel’ ha expuesto el modelo de desarrollo de FVF en centros de decisión de políticas del desarrollo como la Comisión Europea y ‘think tanks’ internacionales para recabar apoyos. La fundación beneficia desde hace 40 años a 2,5 millones de indios de castas bajas en 2.313 pueblos de Annantapur, y prevé alcanzar los 3.000 municipios a corto plazo. Europapress. Artículo , aquí.
En definitiva, si cae el Nobel, se podrán hacer más (muchas más) de esas “Acciones Buenas” que promulgaba Vicente Ferrer. Pero estoy segura que la Fundación seguirá su camino (con o sin Nobel) con la misma tenacidad e ilusión.
Tengo la impresión que para Vicente Ferrer, el premio más importante hubiese sido la respuesta popular a la iniciativa. La gente es lo que mueve el mundo y no hay que olvidar que la gente es el Equipo B, su equipo. “Ya que el Equipo A no está dispuesto a cambiar el mundo pese a tener todas las herramientas para ello”, decía Ferrer, “hagámoslo los que quedamos fuera, desde el Equipo B”.
Equipo B llegando a Oslo…
Buena , buena suerte.
Actualización ( el día después) : se lo han dado al activista chino Liu Xiaobo, líder pacifista estudiantil, encarcelado desde el 2008 por la defensa de los Derechos Humanos . El galardonado, aún no lo sabe ya que está incomunicado ( lo sabrá en las visitas carcelarias que le hace su esposa), la presión internacional por su liberación se acentúa ( todos los países están pidiendo su libertad con esta concesión del premio. Ah! España lo hace en un susurro.) y China responde que este acto es una blasfemia, que habrá consecuencias y -según Twiter- ya están deteniendo a los chinos que han salido a las calles a celebrar el premio de Xiaobo.
La metáfora final es que el merecedor del galardón , está encarcelado y aislado del mundo. Su nombre está en boca de todos , corre por la red, se cita en todos los canales de televisión… y él, no lo sabe. Sigue en su celda , prisionero (condena de 11 años) por intentar vivir en libertad.
Por la liberación de Liu Xiaobo. Nobel de la Paz 2010.
N.B : Y, por cierto, el año que viene, volvamos a hacer que la paloma de la Fundación Vicente Ferrer llegue a Oslo. No hay que dejar de volar…