Pues sí, parece como si el sillón presidencial de Can Barça agudizara la madriditiscongénita que tienen todos los culés. Ya hace muchos años, Agustín Montal padecía los síntomas con bastante asiduidad, si bien pareció remitir cuando dejó la presidencia. El señor Núñez Clemente, don José Luis -porque no es catalán, sino vasco-, tuvo crisis de gran virulencia que le nublaban la mente y producían situaciones en las que ni siquiera sabía lo que decía.
Pero fue Joan Gaspart el paradigma de la madriditis. Dicen de él que es una bellísima persona, pero le pierde ver el color blanco, y claro, sus crisis de la enfermedad siempre han sido -y hoy que no es presidente siguen siendo- mucho más agudas y duraderas que las de cualquier barcelonista medio. Ha dicho, y dice, barbaridades del Real Madrid, sus directivos, jugadores y afición, sin que nadie en el club de Concha Espina se haya metido con él ni con su equipo, pero sigue y sigue como el conejito de Duracell...
Joan Laporta -alias Juanito Lapuerta- parecía un tipo serio, pero se destapó como un enfermo de los peores, porque añade a sumadriditis galopante el ego gigante y las ganas de destacar, aunque sea en política, y aunque sea como independentista recalcitrante. En sus años de mandato, aunque haya conseguido buenos éxitos deportivos -poco mérito tiene ahí- su gestión ha sido tan pésima, que en la caja del club azulgrana no quedan ni telarañas...
Y resulta que en los últimos tiempos aparece el "señor" Rosell, don Sandro, que tanto criticó a su antecesor en el cargo y de quien ya hemos hablado antes, Joan Gaspart, se ha vuelto igual. Parece que desde el sillón, los virus de lamadriditis se han pegado a todos los órganos de su cuerpo, sobre todo en el cerebro, y ya se le ha olvidado cómo criticaba las andanadas de Gaspart contra el Madrid y el madridismo. Cada día tenemos que aguantar sus tonterías y además mordernos la lengua y callarnos ante la sarta de estupideces y mentiras que salen por su boca. Pues no, aunque entiendo que Florentino Pérez no le conteste, aunque entiendo que el Real Madrid no entre en una guerra que no llevará a ninguna parte, a mí me pide el cuerpo contestarle desde aquí, y recordarle que ser un buen barcelonista no tiene que estar reñido con el buen comportamiento, y no tiene por qué significar la descalificación y el insulto al rival. Y si no, que se lo pregunten al bueno de Nicolau Casaus -que en paz descanse-, tan buen culé como buena persona. Pero claro, personas como él, inmunes a esta enfermedad, hay pocas, e intuyo que no tienen ninguna gana de ocupar ese sillón infectado...