“Suele con error creerse que la psique humana se forma partiendo de un núcleo central en lo más íntimo de cada persona que luego va engrosando el volumen del alma hasta tocar la del prójimo y formar así la espiritualidad social. Tal suposición impide la inteligencia de la psicología primitiva. La verdad es, más bien, lo inverso. Lo que primero se forma de cada alma es su periferia, la película que da a los demás, la persona o yo social. Se cree lo que creen los demás; se sienten emociones multitudinarias. Es el grupo humano quien, en rigor, piensa y siente en cada sujeto” (Ortega y Gasset[1])
“El yo nace después que el tú y frente a él, como culatazo que nos da el terrible descubrimiento del tú, del prójimo como tal, del que tiene la insolencia de ser el otro” (Ortega y Gasset[2])
“El yo no adquiere su perfil genuino sin un tú que lo limite y un nosotros que le sirva de fondo. En las pupilas de los otros hallamos el logaritmo de nuestras virtudes y nuestros vicios. Tropezando con el prójimo aprendemos nuestro puesto en el mundo” (Ortega y Gasset[3])
[1] Ortega y Gasset: “Egipcios”, en “El Espectador”, Vol. VIII, O. C. Tº 2, Alianza, p. 716.
[2] Ortega y Gasset: “Historia como sistema”, Obras Completas, Tomo 6, Alianza, Madrid, 1983, pp. 47-48, pág. 386.
[3] Ortega y Gasset: “Personas, obras, cosas”, O. C. Tº 1, p. 529.