A veces pasa. Estás en el lugar justo, en el momento apropiado. No sabés por qué, pero estás ahí. Puede ser que sea la incertidumbre que caracteriza muchas veces a nuestro viaje. Eso de no saber cómo vas a viajar de un lugar a otro, quién te va a levantar en la ruta o dónde vas a dormir esa noche.
La incertidumbre es compañera de la aventura y de la sorpresa y eso es lo que nos pasó en Swaziland, en Mbabane, mientras averiguábamos por unos precios…
Parte del valle de Ezulwini.
Queríamos saber un poco más sobre las visitas a los parques nacionales. Sabíamos que la mayoría son reservas privadas y, por lo tanto, es necesario hacer algunos trámites antes de ingresar (esto se lo contamos mejor en el próximo post). Por eso fuimos hasta la oficina de turismo para averiguar cuáles eran esos trámites, requisitos y costos. Justo en ese lugar y en ese momento estaba la chica encargada de marketing de turismo. Apenas cruzamos dos palabras con ella nos invitó a participar durante tres días en una actividad de promoción que estaban realizando junto con Mozambique y la provincia de Kuala Zulu Natal, en Sudáfrica. El programa se llama East 3Routs y la idea es difundir la posibilidad de visitar en un mismo viaje esos tres destinos. Nosotros, encantados, dijimos que sí. Si bien sólo participaríamos en el trayecto de Swaziland no podíamos creer lo que nos habían ofrecido. Así, de la nada, como suelen pasar algunas de las mejores cosas.
En el costado de la ruta siempre suele haber mucha actividad.
Primera parada: valle de Ezulwini
El valle de Ezulwini es el que se extiende entre las ciudades de Mbabane y Manzini. Es la zona más turística de Swaziland, en la que se encuentran los paisajes más lindos, los hoteles más lujosos, los mejores campings y backpackers, y algunas de las atracciones más importantes. Entre ellas está el Embo State Palace, el palacio real construido por los británicos, que en la actualidad no se utiliza como tal; el Museo Nacional; el edificio del parlamento y el Memorial Park. También hay varias cascadas, ríos como el Usutu, en los que se puede practicar rafting y muchos puestos de ferias artesanales en el camino.
En muchos carteles de la ruta aparece el símbolo de lucha contra el sida. Existen muchas organizaciones en el país que luchan por lograr una educación sexual en el país.
Los shoppings o centros comerciales llegaron hasta el valle.
Pero la comida en las parrillas del camino sigue siendo la mejor…
Entrada al mausoleo real.
Segunda parada: Reserva Natural de Mantenga
Cuando a los lugares les adjudican la palabra “reserva” me imagino otra cosa. Algo bien natural. Bueno, esto lo es, pero le agregan en la visita la parte “cultural”. La “reserva” consiste en un área verde donde están las cataratas Mantega (yo las llamaría “cascadas”), opciones de alojamiento para todos los bolsillos, caminatas y visita a un poblado cultural swazi. La idea del 3routs es que cada país muestre a los otros dos países su cultura y sus principales atracciones, por eso estaba en el itinerario la visita a esta reserva.
Execution rock: un siglo atrás, tiraban a los prisioneros desde esta montaña.
El poblado es una reproducción de los poblados swazi tradicionales, de los que ya casi no queda ninguno. El país tiene un poco más de un millón de habitantes y casi todos viven en las ciudades o diseminados por la zona rural. La vida moderna los fue alejando de sus tradiciones de viviendas más primitivas y hoy en día, a pesar de la gran pobreza que sufre el país, todos prefieren probar suerte en las ciudades o poblados rurales y dejar de lado las tradicionales viviendas.
En el recorrido por el “poblado”, un guía vestido de manera tradicional (con el emahiya, una especie de pareo con la bandera del país o con la cara del rey, que se sigue usando en algunas ceremonias y fiestas oficiales) nos fue contando sobre algunas de las tradiciones. La que más llamó la atención fue la referente a la poligamia, uno de los temas que más se critica de la monarquía (por lo menos por los grupos de derechos humanos). El rey Mswati III fue coronado en 1986 cuando tenía 18 años. Desde ese momento dirige al país junto con su madre. Tiene 13 esposas (este año elegía una nueva en la danza Umhlanga (danza de la caña o el junco) y más de 200 descendientes.
La música africana
La música africana tiene un encanto propio que la hace única. No sé por qué, pero te atrapa. Sobre todo la música tradicional (ya que la “modernidad” también llegó a lo musical y algunas cosas que suenan no son tan lindas como las tradicionales). Les dejamos un video corto, que lo disfruten!
El escudo negro que usan en la danza es como el que aparece en la bandera de Swaziland.
Algunas partes del video no las editamos para que escuchen completa la parte de la solista.
Tercera parada: vidrio y marula
En el camino estaba previsto visitar una fábrica de artesanías con vidrio y una fábrica de productos cosméticos elaborados con la materia prima que se obtiene de la marula, un árbol típico del país. Así que cumplimos con “las obligaciones” y las visitamos, aunque no tomamos muchas fotos.
Arte en el valle
En el valle existen varios complejos artísticos-culturales en los que se pueden pasar lindas horas. En uno de ellos, el House on Fire fue nuestro segundo almuerzo. Se trata de un espacio artístico con una decoración que invita a tener los ojos bien abiertos para poder descubrir todos los detalles. ¡Me encantó! Otro lugar en el que se puede disfrutar de varias actividades culturales y artísticas es yebo! , donde suelen presentarse muchos artistas locales.
El lujo es vulgaridad… (dijo, y me conquistó)
Apenas entré al hotel donde pasaríamos las dos noches de este East 3Rout (el Sibane Hotel) me vino a la cabeza la frase de una de las canciones más populares de Los Redondos (una ex banda de rock argentino). Nunca habíamos estado en un lugar así. Teníamos una “casa” para nosotros solos en un lugar rodeado de montañas, verde y jacarandás. La casa era casi más grande que nuestro departamento, con dormitorio, living y dos baños (uno con hidromasaje y televisor!). Es muy común este tipo de hoteles en el valle. No solo reciben turistas (en realidad es lo que menos reciben) sino que tienen una intensa actividad de conferencias, congresos y “reuniones importantes”. De vez en cuando un poco de lujo no le hace mal a nadie… Eso sí, el lujo se lo dejamos al hotel, porque a la gala de despedida (en la que estaba el primer ministro del país) fuimos de jean y zapatillas (lo mejor que tenemos).
En la próxima entrada descubrimos quién es el sexto grande!! (de África, no del fútbol).
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