Revista Diario
La semana pasada, que David estuvo malito, os comenté que estaba de muy mal genio y que cogía rabietas cada dos por tres. Pensábamos que estaba tan enfadón porque estaba malito, pero por lo visto no era solo eso...
En vuestros blogs he ido leyendo como unas y otras contabais que vuestros hijos habían entrado en la etapa de las rabietas...ahora nos ha llegado el turno a nosotros.
Supongo que no os cuento nada que no sepais y que a muchas de vosotras os resultará de lo más familiar, pero a mi me tiene sorprendida, porque ha empezado de un día para otro.
De pronto, de un día para otro, empieza a quejarse a la hora de ir a dormir, cuando siempre ha sido uno de sus momentos preferidos del día.
Ha decidido que solo le apetece comer espaguetis y natillas, y aunque luego se suele comer lo que le pongo, cada vez que ve en el plato algo diferente de lo esperado, comienzan los gritos.
Lo quiere todo cuando y como el quiere. Y rápido, muy rápido. Cuando se despierta, sea la hora que sea (ayer nos levantó a las seis menos cuarto de la mañana) y dice "bajar", mas nos vale sacarlo de la cama si no queremos que despierte a todos los vecinos.
De momento, conmigo es con quien menos rabietas coge, pero aún así no pasa un día en que no me la líe por algo.
Y a mis padres los lleva locos...todas las tardes está con ellos, y siempre vuelven contándome que se ha enfadado y ha llorado mucho, por esto o por aquello. No se porqué, pero con ellos es con los que mas rabietas coge.
Estos son unos ejemplos de lo que está ocurriendo diariamente con mi peque. Así que creo que ya puedo anunciar oficialmente que empezaron las rabietas.
De momento, aunque es duro y cansado, me doy por satisfecha porque, aunque se enfada mucho y llora como un descosido, de momento no le ha dado por dar patadas, pegar, morder, ni darse golpes, como he oido que hacen otros peques...simplemente llora y grita. Y, por suerte para mi, de momento consigo calmarlo relativamente pronto... aunque supongo que la cosa puede empeorar!!!
Ahora sé que lo único que tenemos que hacer es armaros de paciencia, tener claro que se trata de algo totalmente normal en la edad en la que se encuentra (de hecho, tengo entendido que es necesario para su desarrollo atravesar esta fase) y apoyarle y darle todo el cariño que necesita en estos momentos, que es mucho.
Es una muy buena ocasión para poner en práctica mis ideas sobre la crianza. Porque es muy fácil hablar de empatía, respeto y cariño cuando las cosas están tranquilas, pero ahora que se ponen mas dificiles es cuando tengo que estar a la altura, pasar de las palabras a los hechos y demostrarme a mi misma que puedo llegar a ser la madre que quiero ser.
Supongo que en muchas ocasiones perderé la paciencia y no haré las cosas todo lo bien que me gustaría, pero voy a poner todo de mi parte para acompañar y apoyar a David como se merece en una fase tan difícil para el.