Para entenderlo: si sabés que básicamente la demanda es atendida por el gobierno, ¿qué dirigente sindical va a decir pidamos menos? ¿Cuánto dura en el cargo? Ante esto los países apuestan al largo plazo. Aunque en el corto plazo haya pérdida de empleos, si aumentás la competitividad vas a ser más eficiente que otro. En un mundo globalizado otro va a perder los empleos, salvo que vayamos a un proteccionismo como el de Trump que nadie quiere, incluyendo a las transnacionales. Es difícil pensar en una marcha atrás. Acá va a ganar el que tenga más productividad y competitividad. A esto apuesta Alemania con un programa de promoción de introducción de nueva tecnología, particularmente en la industria, que decidió en 2011; China lo definió en 2015.
¿Y qué hacen esos países? Financian experiencias de cambio técnico en las empresas. Pero además están gastando en educación. El trabajador necesitará habilidades distintas. En la línea de producción habrá robots y los hombres tendrán que saber vincularse con el robot. La línea de trabajo era hasta ahora negociada entre personas. Ahora va a ser entre personas, pero en medio habrá un robot, que se autoprograma, no tendrán que programarlo los hombres. El robot realiza tareas rutinarias con sensores que le dan órdenes al robot. Así como el chip fue central en la revolución de las Tics, el sensor es lo que se generaliza para captar cosas. ¿Y dónde queda el humano? Aportando creatividad y resolución de problemas no programables, porque el robot es rutinario. Capta cosas y toma decisiones, pero si ocurre algo distinto, como llover o un ruido especial, no está previsto para que reaccione. Ya hay inteligencia artificial en la que el robot va incorporando conocimiento a medida que funciona. Totalmente. El gran cambio es el de las redes neuronales, cómo funciona el cerebro. Por eso hace poco tiempo un robot le ganó a un hombre al Go y al ajedrez ya le había ganado. Pero el ajedrez es rutinario, un árbol de opciones y probabilidades, mientras que el Go supone estrategias no programables. Ahora un robot también lo ganó. No queda otra que sumarse a la ola o ahogarse. El que no lo haga perderá competitividad. ¿Y quién lidera el cambio? ¿Los políticos? La decisión la toma el político. La primera propuesta se hizo en 2011 en Alemania. Se creó un comité de empresarios en el que también hay trabajadores -porque participan en la gestión de la empresa- y académicos, para analizar los cambios tecnológicos. Este grupo de gente hizo una propuesta de promover el cambio en las empresas apoyada por los trabajadores. El gobierno alemán lo tomó como programa oficial y lo llamó Industria 4.0. Promueve el cambio técnico, y la capacitación se lleva la tercera parte del incentivo. Fueron miles de millones de dólares invertidos en eso. Este cambio se da en el contexto de una población envejecida y una legión de personas que no se puden emplear, porque carecen de formación. El tema de la población envejecida es más crítico en Europa, por eso los que apoyan los cambios son partidarios de la migración. Los jóvenes vienen del exterior, a veces calificados, otras los califican. Ellos trabajaron mucho el contenido de la educación que está cambiando hacia estos temas que permitirán trabajar. Básicamente es capacidad de resolver problemas. Esto es un cambio de paradigma educativo. ¿Por qué dicen que las pruebas Pisa no se aplican a Uruguay? Porque Uruguay no se enfoca en esto, pero lo que valora la Pisa es lo que se va a necesitar en el mundo ya sea que seas un obrero o un universitario. ¿Quiénes tendrán más problemas: los trabajadores o los empresarios? Los empresarios son los que van a tener más problemas. Hay una cantidad de empresas que introducen el cambio tecnológico y las que no lo hacen van a quedar fuera del mercado de trabajo. La vida media de las empresas ha caído. Los trabajadores necesitan nuevas habilidades. En el mediano plazo es más importante la capacitación y el trabajo. Pero si la empresa solo se preocupa por vivir en lo inmediato, en 15 años va a tener problemas. Los sindicatos europeos entienden que la formación laboral es lo más importante. Ya se están haciendo arreglos laborales que incluyen la formación. ¿Y Uruguay en qué está? Uruguay ha hecho poco o nada. Ni el gobierno ni los empresarios, ni los trabajadores. Se están realizando trabajos y he presentado varios, al igual que muchos académicos lo han hecho, para colaborar en entender el problema y analizar las posibles soluciones. En Santiago de Chile hubo una reunión de sindicalistas organizada por la OIT y la Cepal donde hubo opiniones de académicos y de sindicalistas que eran amplia mayoría. Los sindicatos ven que ya hay pérdida de afiliación. ¿Cuáles son los temas relevantes del futuro? Uno es el contrato de trabajo.
En la línea de producción habrá robots y los hombres tendrán que saber vincularse con ellos. La línea de trabajo era hasta ahora negociada entre personas. Ahora va a ser entre personas y un robot Hoy por ejemplo buena parte de la oferta y la demanda no la atienden trabajadores formales sino plataformas donde están inscritos voluntarios, y a través de éstas se vinculan. Como Linkedin, que permite contratar un premio Nobel en cualquier lugar para resolver un problema concreto. ¿Qué contrato tiene ese trabajador? Claramente no es el tradicional. Ahora uno llama a una plataforma de servicios y ahí se contrata y esto se va a generalizar , porque los demandantes y los oferentes están dispuestos. Así se genera una enorme cantidad de situaciones diversas. ¿Son trabajadores dependientes? Algunos países dicen que sí, otros que no. ¿Quién aporta a la seguridad social? Llegará un día que no trabajará pero si no aporta ¿cómo se resuelve la seguridad social? La renta básica se ve como un derecho pero tiene que haber ingreso en la sociedad para que el circuito se alimente: producción, distribución, consumo. La renta básica implica un pacto social, ya que el pacto fordista no funciona más, pero tiene que haber un ingreso de la gente para poder vivir. Mientras el mundo está pensando en nuevas formas de relacionamiento acá se sigue apelando al paro como una de las formas de relacionamiento. Eso no se transforma de un día para otro. El movimiento sindical ha sido muy favorecido desde que está el Frente Amplio en el gobierno. Y se consolida en la estructura que tiene. Para entenderlo: si sabés que básicamente la demanda es atendida por el gobierno, ¿qué dirigente sindical va a decir pidamos menos? ¿Cuánto dura en el cargo? El dirigente sindical se pone a la cabeza de la demanda, si no no se mantiene. Y acá se está dando en un contexto donde el sindicalismo tiene la protección y legislación más favorable de la historia y con un gobierno que lo atienden como nunca fue atendido en la historia. Claro, pero esto va a cambiar tarde o temprano. El cambio va a llegar. La única discusión es si llega con más o menos regulación. Se puede procesar con distintas velocidades tratando de atender los efectos negativos de corto plazo. Es una alternativa menos traumática. Pero para que la revolución exista hay que involucrarse. Los trabajadores que se han opuesto al cambio tecnológico han perdido. Un ejemplo fue el del guarda, cuya salida paulatina fue negociada, aunque a la larga siempre se impone el método más eficiente. Pero decirle no al cambio en el largo plazo es la solución más dramática. El problema es que Y el Estado debe jugar un papel. En tres o cuatro décadas se redujo a la mitad la pobreza pero aumentó la desigualdad. El problema no es la riqueza sino la distribución y ese siempre fue un problema difícil donde el Estado tiene un papel central. El Estado también tiene que asumir un rol nuevo.