Shira (Hadas Yaron) es una joven de dieciocho años que vive enfrascada en una comunidad judía ortodoxa, su vida cambia cuando su hermana muere y su familia la intenta convencer para que se case con su cuñado Yochay (Yiftach Klein) recién enviudado. El férreo control de su entorno le llevan a un estado de total desconocimiento de su potencial pareja y de lo que supone contraer matrimonio.
La directora israelí Rhama Burshtein debuta en la dirección con este ensayo sobre la cultura hebrea ultrarreligiosa, un mundo donde la presión del grupo social tiene mucho más peso sobre el futuro de sus miembros que sus propias decisiones. La comunidad ortodoxa actúa al margen del resto del mundo, sus componentes solo tienen permitido relacionarse entre sí siguiendo las pautas establecidas por los rabinos, de esta manera los matrimonios se dan de manera concertada y la pareja casi no tiene oportunidad de conocerse hasta el momento del sacramento. Como nos apunta en la rueda de prensa, Burshtein que también es responsable del guión, documentó su película basándose en una experiencia real donde una mujer se casó con el marido de su hermana, planteando una historia de amor en un mundo imperfecto donde los dos protagonistas no llegan a tocarse en ningún momento. La composición visual de la obra es muy estática y recurre a encuadres en ocasiones dudosos que despistan la atención del espectador, sólo en la secuencia final de la película se rompe este esquema para ofrecer un atisbo de impredecibilidad sobre lo que depara a los personajes.
El personaje de Shira experimenta una evolución muy fuerte desde el mismo momento en que acaba de alcanzar la madurez y debe enfrentarse a la realidad que la golpea. En cuanto alcanza la edad para poder desposarse su vida se convierte exclusivamente en una sucesión de candidatos seleccionados por su familia, entre los que destaca su cuñado porque ya era parte de la familia hasta que pierde a su esposa. La manipulación a la que se ve sometida la protagonista es muy descarada, aunque nunca ha conocido otro tipo de comportamientos así que debe adaptarse y aceptarlo como llega. Las dudas están siempre presentes en ella, pero pese a encontrarse muy controlada pelea por lo que quiere y no cesa hasta lograrlo. La actriz Hadas Yaron fue premiada con la Copa Volpi a la mejor interpretación en el Festival de Venecia por dar vida a esta joven que se ve obligada a crecer en muy poco tiempo para saber llegar a entender y expresar qué siente. Mi valoración: 4 sobre 10. "Llenar el vacío" se estrena este viernes 25 de julio en las salas españolas.
Crítica de Sergio Cardete.