Llorar un Mar de Lágrimas

 
 ¡Hola! Estos días estoy sensible. Al igual que James Blunten Goodbye my lover, mi expresión lacrimal parece mi segundo idioma.
En fin, si observáis algunos de mis últimos posts veréis que no es otra cosa que un efecto de la menopausia. Lo sé, muy vulgar; parecía otra cosa más profunda. Y en realidad se trata de una repetición: cada mes, durante un día o dos, o más, parece que nuestro cuerpo y mente pertenecen a otra persona, a un ser que no puedes controlar. Pero, “¿por qué estás gritando?, ¿por qué lloras ahora?”.
Y todos los meses la misma cantinela:
- Lloro cuando compro: Veo una mujer mayor subiendo el Everest para guardar su compra en el carrito, mientras el resto de la cola se impacienta; y lloro.
- Lloro antes de ver el (último) partido de España con amigos: Se me quemaron las pastas caseras en el horno y no me dio tiempo a maquillarme; y lloro.
- Lloro por teléfono con las amigas: Hablo con la amiga A que me pregunta qué tal estoy, y lloro. Hablo con la amiga B, que me anima, y lloro. Hablo con la amiga C, que no se atreve a preguntarme qué tal estoy pero lo sabe, y lloro. Y así hasta completar el abecedario.
- Lloro en una reunión de trabajo: Me felicitan por mi proyecto; y lloro.
- Y por supuesto lloro viendo la tele, escuchando un tipo de música, recibiendo un abrazo…
Lo sé, estoy insoportable. Igual Alex Ubago me quiere hacer un álbum, primero por llorar por nada, y segundo por saturar este blog con mis emociones desbordadas.
¡Mañana estaré mejor! 
Imagen superior vía Drawings Nocturnal