Lluis Llach es interprete de
algunas de las mejores canciones icónicas del antifranquismo, que muchos hemos
compartido y tarareado enardecidos, tenía fuerza y música; aunque, yo era más de Raimon, por su proximidad y
sencillez, en cuanto persona y en cuanto canciones, otro gran autor e intérprete de iconos antifranquistas. Ambos hunden sus raíces en la cultura catalana y usan su
lengua para expresarse, ahora uno está en la trinchera independentista, desde
mucho tiempo atrás, y el otro, Raimón, comparte sentimientos con su identidad
española y ha recibido por ello multiples insultos y ataques, por no querer
declararse a favor de la independencia.
Son el símbolo de los tiempos en las
izquierdas, tenemos unos principios y para
quienes no les gusten, ofrecemos otros; a pesar de que para muchos solo
serán ‘de izquierdas fetén, fetén’, aquellos personajes con los que comparten
postura. No me gusta el culto a la personalidad, creo que es uno de los males de las sociedades, antiguas y
nuevas, no me parece progresista subir a los altares de representación a nadie, demasiadas veces se abrazan ideas en función
de los títulos y no de lo que dice o hace en concreto esa persona. No
necesitamos santos ni ídolos, la irracionalidad no es el mejor camino para
ejercer la ciudadanía y el activismo, compartir íntegramente en cualquier
momento todo lo que diga fulanito sin ponerlo en cuestión, es poco sensato,
comulgar con la totalidad de las manifestaciones de un líder es insano, impide
esforzarse en pensar, y llegar a conclusiones propias, lo cual es un camino que
conduce a ser tonto útil.
Lo anterior supone la existencia de músicos
de los que aprecio una parte de su obra y nada de su experiencia vital,
directores que me encandilan con una o dos películas y sus opiniones sobre las
cosas me quedan muy lejos, cantantes que me maravillan, como Sinatra, pero no
comparto sus ideas, futbolistas a los que solo quiero ver jugar pero me importa
un rábano lo que dicen… renuncio a ser un holligan
entregado a la totalidad de lo que dice y hace cualquiera. Y más en
relación con la política de cuyos individuos, por muy significativos que sean,
intento opinar sobre lo que dicen, y no sobre los títulos que sumaron, o sus
deméritos. Y en este caso de la secesión catalana, lo importante para mí está en lo que se dice y hace, aceptándolo como si fueran verdades y democráticas, y ello independientemente de la salida que se le de al conflicto, en la que tendrá que existir una votación, sin duda, pero no acepto impasible dejar sembrado el camino de bombas de odio y ruedas de molino.
Viene a cuento al leer la entrevista
realizada por Juan Cruz a Lluis Llach. Y comienzan los contrasentidos,
contradicciones, o mejor dicho, la perversión del lenguaje, decir algo opuesto
a lo que se hace y dice a diario, expresar justo lo contrario de la actividad
política que se desarrolla: A quien tenía
en la mesita de noche era a Lorca. Mi educación cultural es castellana.
Lo que dice suena como un cliché,
poco consistente. No encajaría la pulsión independentista de muchas
personas si creyeran que hay cultura compartida, vivencias compartidas,
historia compartida,… aceptada voluntariamente por las élites y pueblos. ¿Se
refieren a eso cuando hablan de colonización?, pues quite usted a Lorca y ponga
a Pla, pero dudo que para hacerlo necesite crear un abismo de exclusiones con
la independencia. A nadie puede forzarse a amar y compartir una relación, pero
un derecho para unas personas tampoco puede quitar derechos a otras. La esencia
de los derechos al matrimonio entre personas del mismo sexo, o de la no
penalización del aborto, lo fundamental, es que incorpora derechos sin
quitarlos a nadie.
A nadie se le puede obligar a
sentirse español o catalán, pero tampoco se puede quitar ese derecho de españolidad
en Cataluña, y por lo que dicen las encuestas afectaría a la mitad de la
población. El ejemplo del divorcio entre dos personas para defender que, si una no quiere convivir es lógico poder marcharse,
no es un ejemplo afortunado para la secesión catalana, porque la independencia
excluye a la mitad de la población de sus derechos en cuanto
españoles/catalanes, el error consiste en creer que los catalanes son todos
independentistas, y por tanto están en su derecho de independizarse, pero la
realidad es que a la otra mitad la quitaríamos su derecho a sentirse y
considerarse españoles. La esencia del nacionalismo excluye, crea fronteras y
diferencias, separa y fragmenta colectivos humanos para crear otras unidades
pequeñas más fáciles de homogeneizar en torno a criterios más particulares y
además elimina derechos a parte de la población que expulsa.
Nunca
he escuchado una alusión contra España. No decimos ‘España nos roba’, la
primera robada por el Estado es España.
¿En serio pretende que nos creamos
eso? Las frases citadas, de forma literal, desarrolladas y profundizadas las
puede ver en toda la propaganda pro independencia; si no tuviera acceso a ella,
le invito a leer algunas en mi libro ‘Catalunya:Camino a la secesión’. ‘La banda
mafiosa llamada España’ ‘Cuando los
catalanes sean libres… el estado español tendrá que dejar de vivir del dinero
que generamos los catalanes’ son dos perlas que sintetizan su propaganda,
de la que Llach participa, al formar plenamente del proceso independentista, es
el primero en saber que lo anterior forma parte imprescindible de las ideas pro
independencia en ERC, en todas las movilizaciones de la ANC, en todos los
medios de prensa, radio y televisión, universidades, colegios… Desde el
movimiento soberanista se ha difundido hasta la saciedad la versión hablada,
escrita y por imágenes, de que el pueblo español, andaluces, extremeños… son
unos vagos, que viven en los bares, mientras los catalanes trabajan, que en España
está extendida la cultura de la subvención a los obreros agrícolas, mientras ustedes
trabajan, etc. etc., posturas expresadas incluso por el Sr. Durán i Lleida
supuestamente el más suave y educado catalanista.
Hay mucho falso e irresponsable,
también entre los independentistas, fueran o no antifranquistas, dejando aparte que la
Generalitat es parte del Estado español, allí en Cataluña ¿Cuando dicen
España, nunca piensan que muchos españoles se puedan sentir aludidos?, ¿Consideran
que sea posible que el Estado esté al margen de los españoles?, ¿Entonces para
que quieren construir un estado catalán, si creen que pueda quedar al margen de
los catalanes? Entiendo perfectamente que ahora intenta separar españoles para
sumar adeptos, pero no de forma tan burda. Que el Estado, la burguesía, la
corrupción… nos roba a todos, ya lo sabemos, pero el problema es proponer como
solución a esos problemas la independencia de Cataluña, liderada por los
mismos, con iguales criterios.