Revista Opinión

Lluvia en primavera

Publicado el 19 abril 2019 por Daniel Guerrero Bonet

Lluvia en primaveraQue en primavera llueve no es ninguna novedad, como tampoco que alterne días de un frío que estábamos a punto de olvidar con jornadas de un calor que hace preludiar el verano. No en vano la primavera es la estación intermedia entre el invierno y el verano, cuya transición no suele ser uniforme y gradual, sino, a veces, a trompicones hacia atrás y adelante. La inestabilidad climática es más propia de la primavera que el tiempo apacible, soleado y benigno con que deseamos se acompañe. Por eso, cada año, solemos refunfuñar si las lluvias, el frío o el viento se abaten sobre las procesiones de Semana Santa o el albero de la Feria de abril de Sevilla, las grandes fiestas primaverales de la ciudad.
Más que al ocio en las casetas y los rituales religiosos de los feligreses, tales días desapacibles afectan negativamente a la poderosa industria del turismo, que tiene en esas fiestas tan señaladas de primavera su expectativa más importante de beneficios del año. De ahí que empresarios, autoridades y particulares deploren unas fiestas pasadas por agua, aunque las precipitaciones sacien la sed de la agricultura y los pantanos. Una lluvia a destiempo perjudica, más que a la tradición, al negocio. Sobre todo, si podía caer una semana antes u otra después, como se lamenta la mayoría de los sevillanos. Pero lo único estable es la estación, con su inestabilidad climática, frente a unas fiestas que se ubican cada primavera en fechas distintas, que hacen que Semana Santa y Feria se celebren en marzo y abril, un año, o abril y mayo, al siguiente. Nadie se alegra de que el granizo o la lluvia impidan la celebración de estas fiestas, pero, por favor, no le echen la culpa al tiempo ni se lamenten por esos `pobrecitos´ que llevaban todo el año aguardando este momento. La primavera es como es y somos nosotros los que nos empeñamos en desafiarla. Y, a veces, nos sale bien y, otras, mal.

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