Se acerca el fin del juego y ya tenemos al primer finalista de Brasil 2014: el sanguinario, prepotente y perfecto equipo de Alemania. Cruzamos los dedos para que el otro equipo sea Argentina, por supuesto (y que nos vaya mejor que a los brasucas). Mientras tanto, Julia González se encarga de contarnos su vida futbolera en La Música es del Aire Mundial.
Periodista y poeta, acostumbramos leer a Julia en Página/12 y además, la dama hace lo suyo en radio (conduce Rock & Text en La Rocker), dicta un Taller de literatura y rock en el C.C. Matienzo y da clases de periodismo gráfico en el ISEC. En 2010 publicó su primer libro de poemas, Full of love.
Entre todos esos trabajos, oficios y pasiones, Julia se hizo un tiempo para contarnos que es de River pero cree que el descenso le hizo bien al club, que lo que más le gusta del fútbol son las reuniones familiares para ver los partidos y que, aunque no le gustan mucho los mundiales, terminó enganchándose con éste:
FÚTBOL, PASIÓN Y POESÍA
¿Hincha de?
Soy de River.
¿Por herencia o por elección? No suele haber mucho de elección en esto…
Soy de River por herencia. Mi padre nos puso camisetitas con la franja roja y nos enseñó canciones que hoy no recuerdo. Dijo que los rivales eran los bosteros y cuando me enteré que bosteros venía de la bosta no me gustó, aunque sea un chascarrillo cultural. No me dan gracia muchas cosas culturales que se transmiten de generación en generación.
¿Cuán futbolera sos? ¿Vas a la cancha, seguís a River por TV o te enterás cómo salió y punto?
No voy a la cancha porque no soy socia ni me interesa serlo, pero veo los partidos los domingos. Es un ritual que me gusta; nos quedamos en casa con Martín, mi marido. Yo miro y aprendo. A veces mientras miro el partido hago otra cosa, como escribir o trabajar.
¿Cómo viviste el descenso?
El descenso de River lo viví con mucha pena porque veía personas, hinchas, que realmente sufrían, más allá del manejo interno y la corrupción del club. Pero creo que fue justo, no me importó el descenso. No me importa el orgullo. River no daba pie con bola y todos los juegos tienen sus reglamentos. El que pierde sistemáticamente, desciende, se va a la B. Por más que los hinchas no entiendan mi postura, estamos dentro de un sistema con reglas, y todos los días las seguimos. Un juego, un deporte, es como vivir. Si jugás mal, te va a ir mal.
¿Creés que le hizo bien a River como institución tocar fondo?
Creo que a River le hizo bien descender y ser el blanco de las burlas. La soberbia es una actitud que se paga caro. Aprender de los errores es la mejor enseñanza. Y ésta parece una frase de Osho pero no me importa: las crisis o las desilusiones sirven para crecer. Y River este año creció. Por más que los fanáticos insistan en decir Riber. Chascarrillo cultural.
¿Te interesan los mundiales?
No me interesan los mundiales. Nunca les presté atención ni miré los partidos. No me importan. Me dio rabia lo que hicieron en Brasil para que el torneo se llevara a cabo, hicieron cosas incongruentes. Pero me pregunto si acaso yo esperaba otra cosa. Pecaría de naif al creer que se iba a proceder de otra manera, si la raza humana y su zanahoria llamada capitalismo es lo que importa. El cambio está en cada uno. No pretendo nada santo ni nada humano de las autoridades mundiales del deporte que más recauda.
¿Comprendés tanto fanatismo o te molesta el fútbol las 24 horas todos los días? ¿Cómo te llevás con todo lo que genera un evento de estas características (invasión publicitaria, “patriotismo” entre comillas, etc.)?
No le doy bola a las publicidades ni al fanatismo. Sé que éste es un país futbolero y entiendo el monstruo que se genera. Todo el país se jacta de Maradona, ahora de Messi y hablan (hablamos) de los partidos como si los estuvieran jugando ellos. “Hoy ganamos”, “¿a qué hora jugamos?”. Me gustaría que todo el país se jactara de otras cosas que incumben realmente en nuestro día a día. Pero el Mundial es cultural, ni siquiera los fanáticos son responsables de esta creencia. Tenemos el chip incorporado. Es una utopía pensar en la verdadera unión más allá de un deporte. Somos un país y compartimos una historia. Pienso que el Mundial es una quimera, una fantasía. En este Mundial empecé viendo los partidos de la Selección con mi familia. Y cada vez que mi familia coincide en una casa, es una fiesta.
Bueno, algo te enganchaste esta vez...
Hace una semana empecé a dejar en mute los partidos de las otras selecciones. Me enganché. Ahora mismo estoy viendo el 7-1 de Alemania a Brasil con mi hermana, mi cuñado y mi madre. Es triste este resultado exagerado. Pero creo que me enganché por los resultados de la Selección Argentina. Ojalá les vaya bien.
Das clases en el Isec dentro de la carrera de Periodismo Deportivo. Sé sincera: ¿hay esperanzas de ver algo renovador o distinto a lo que hoy se ve en líneas generales dentro de ese periodismo?
Doy clases de Periodismo gráfico a alumnos de Periodismo Deportivo y aprendo de ellos en las clases. Pero no suelo verlos o escucharlos en la tele. El periodismo se volvió cosa de una cháchara barata tremenda. Veo que los periodistas deportivos hacen una sentencia de cada opinión. Y a la semana siguiente tienen que comerse sus palabras porque cuando hablan no percibo una reflexión.
¿Encontrás poesía en el fútbol?
Puedo ver poesía en el fútbol y es la que se relaciona a los afectos, como cuando Martín me cuenta que tal partido fue a verlo con el padre y el abuelo al Monumental. O el cuadro que tiene mi viejo colgado en su casa con un equipo de chicos cruzados de brazos alrededor de una pelota. En esa foto la cara de mi padre es igual a la mía. O como cuando mi hermano se trajo de la despedida del Enzo un pedazo de bandera de no sé qué, que funcionaba como cortina de su cuarto adolescente. O también como cuando un superclásico nos reúne algún domingo a los de River y a los de Boca en la misma mesa. Mate y cosas que se dicen, no importan nada los colores. Para mí la poesía es ver la belleza en la cotidianeidad. Y el fútbol es algo de todos los días.
¿En el juego en sí, no ves esa belleza?
Me gusta la danza, el ballet en el juego, los pases largos y la destreza de los jugadores que van a buscar el gol así sea lo último en sus vidas. No me gustan los rebotes, la especulación ni el juego sucio. Entiendo que gana el que más goles hace pero prefiero que eso suceda con buen fútbol. Los jugadores sólo se dedican a eso y ganan fortunas por hacerlo, supongo que no es mucho pedir esto del "ballet". ¡Al menos dénme algo bueno! (Risas). Por eso me gusta Messi. Y también dicen que por esto soy de River...
¿Y la literatura sobre fútbol, te interesa?
Lo último que leí relativo a esto, es Messi es un perro, de Hernán Casciari. Y fue cuando pude entender algunas cosas de la pasión y de esto que se dice que Messi es de otro planeta. Juan José Campanella lo dice también en El secreto de sus ojos: la pasión. Es un sentimiento, no puedo parar. Los sentimientos no se explican. Me duele la violencia en las canchas pero eso también es reflejo de este día a día desigual que duele todavía más.