Revista En Femenino

Lo confieso…MIEDO

Por Peineta

Tengo MIEDO a volver a ser madre y hoy ante la pantalla de mi ordenador en la soledad y el silencio de esta habitación aislada de mi casa vengo dispuesta a confesar todo aquello que me aterra, me da pereza o simplemente no me veo capaz de afrontar. Siempre he pensado que en el fondo he sido una caguica camuflada por la necesidad de la supervivencia. Sí por alguna razón que desconozco siempre me he lanzado sin paracaídas a todo aquello que conlleve sentimientos y vivencias personales y claro luego me paso los años curando mi maltrecho corazón. Pero la maternidad, coño la maternidad no es un novio que se pueda usar y tirar cono un klennex, ni un amor pasajero de verano, la maternidad es ese amor esclavo que te condena a volverte loca y perder la cabeza, a querer más que nunca, a probar tu resistencia y sobre todo a romperte cualquier esquema que tengas de la vida. Y entonces va la pirada, o sea yo y como no tengo suficiente con uno voy y repito.

Tengo miedo a volver a cometer los mismo errores pero duplicados, saben yo no he sido precisamente la mejor madre del mundo, ni me he acercado a ello, simplemente he sido una superviviente de esa experiencia nueva que empiezas a vivir en un paritorio frio, donde tu único recurso son esas clases de preparto, esos libros de los ilustrados pediatras y por supuesto los 1500 consejos que te han dado todos aquellos que se han cruzado con tu panza de embarazada. Pero ahora, con el segundo, nadie te dice nada y claro yo tengo MIEDO.
Lo confieso aquí en este pequeño sitio que he construido con la ayuda de todos vosotros, que no estoy preparada para ser madre de dos. Saben soy hija única, “yo mi me conmigo”, es más por alguna razón que desconozco la mayoría de mis primos también son únicos, ese modelo de familia es el usual para mí. Tengo miedo a no saber gestionar una vida paralela de dos, yo nunca he tenido un hermano, no sé qué se siente, que se padece, como se vive con eso y ahora no sólo voy a tener cerca sino que tengo que ser la capitana de ese velero. Tengo MIEDO. Me paso muchas noches en silencio en la puerta del monillo mirándolo dormir y pensado que le he fallado, que viene otra y que yo no sé cómo se gestiona el amor, el berrinche y el tiempo para dos. Que no quiero que piense que con él no tenía suficiente o que no es lo mejor que me ha pasado en mi vida o cuando la locura me invade llego a imaginarme que puede creer que busco algo mejor…lo sé las hormonas no ayudan pero es que tengo MIEDO.
La peor conclusión a la que llego es que a pesar de cuatro años de experiencia, horas de sueño, de biberones, papillas, pañales y conflictos varios…vuelvo a repetir pero soy PRIMERIZA. Tengo que ser madre vale, pero de dos eso es nuevo, muy nuevo para mí, para mis padres que han sido siempre mi timón, aquí vamos a ir de novatos casi todos….tengo MIEDO.

Lo confieso…MIEDO

Una mirada temerosa antes un futuro incierto

Se puede querer a dos personas por igual, sin comparar, sin tener preferencias, sin fallarle a uno y hacer sentir mal al otro…yo no termino de verlo claro y tengo pánico a no saber hacerlo. La razón es muy sencilla, la maternidad es ese estado en que hay al menos una persona que depende de tu gestión, su vida, su rumbo o su manera de ver el mundo depende básicamente de ti (es como gobernar un país, pero de verdad no como en España eh). Pues tengo MIEDO porque si hasta ahora uno dependía de mí ahora dependerán dos, por dios que yo no soy una persona lo suficientemente sensata y con coraje para que esto salga bien y claro en esto de la maternidad algunos errores se pagan caros, muy caros.
Lo confieso llevo dos meses sin parar de dar vueltas que para ser gestora de algo tienes que tener experiencia, yo no la tengo, no he tenido hermanos ni hermanas, como se come eso, no lo he vivido y en cambio ahora tengo que convivir con ello muy de cerca, observarlo y guiarlo, tengo MIEDO y lo peor es que lo confieso.
La maternidad es ese camino tortuoso al que accedes libremente, o así debería ser, pero en el que los obstáculos a veces hacen que quieras retroceder buscar la entrada y salir corriendo, pero no lo haces porque delante, al fondo, casi siempre hay una sonrisa inocente que brilla mientras tu miras, aunque a veces esa sonrisa la tengas que imaginar en la baldosa de un baño, mientras lo entregas todo en una nausea. O te pases horas en el dintel de una puerta con la única esperanza que esos momentos se detengan y no pase el tiempo. Por lo tanto alguna razón inhumana habrá para que algunas valientes, desorientadas y novatas como yo estén dispuestas a volver a tirarse sin paracaídas, aunque confiesen a bocajarro que tienen MIEDO a vivir una experiencia totalmente nueva. Señores, peineta, pintxos, la madre del monillo pero sobre todo yo, se pasa las noches sin dormir pensado que va ser madre de dos, “hermanos” esa palabra o experiencia tan magníficamente nueva para ella y el miedo le hace que se detenga muchas veces en conceptos que para muchos otros es algo rodado.

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Tagged: Con el segundo y madre primeriza, culpabilidad o miedo, hermanos, la incertidumbre del futuro cercano
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