Revista Educación

Lo de Bosé

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Lo de Bosé

Una de las responsabilidades importantes que tienen los periodistas, y que suelen pasar desapercibidas para la gente corriente (lamentablemente también para muchos periodistas), es la jerarquización de la noticias; es decir, decidir qué es importante y qué no, y qué grado de importancia tiene cada cosa. En teoría, eso es lo que hace que una noticia (y no otra) abra un informativo, ocupe una portada, o quede relegada a una esquina del periódico o sepultada entre los deportes y el tiempo. También es una de las cosas que permite identificar al buen periodista y al mal periodista; y es importante resaltar que es una responsabilidad y no un privilegio porque hay muchos que, o bien lo perciben como un ejercicio de poder con el que influir en la opinión pública, o bien se valen de ello para marcar alguna agenda de dudoso interés general. Digo esto porque, a raíz de los dos programas de Jordi Évole en los que entrevista a Miguel Bosé, he visto a muchos periodistas (entre ellos el propio Évole, obviamente) intentar defender su emisión argumentando que es un personaje importante, o llamativo, y que un profesional del periodismo debe poder entrevistar a cualquier persona; y no encuentro más que intentos de desviar la atención desde lo importante hacia lo que les conviene.

A ver, que un periodista debería poder entrevistar a quien quiera es algo que no debería estar en discusión en una democracia, faltaría más; cualquier otra cosa sería censura. Esto no se trata de que se pueda o no se pueda, sino de si se debe o no se debe. Y ahí es donde entran la responsabilidad del periodista y la jerarquización de la información. Ya, de primeras, ofrecer un altavoz en horario de máxima audiencia a un conspiranoico negacionista de las vacunas en pleno segundo año de pandemia mundial, no parece una idea ni buena ni responsable. Y que ese negacionista sea un cantante de los terribles años 80 venido a menos tampoco ofrece garantías de que lo que pueda decir tenga la más mínima importancia para el común de los ciudadanos; así que la excusa de que un periodista puede entrevistar a cualquiera no me vale, porque no es esa la cuestión.

Me atrevo a decir que hay más periodismo en este deep fake que en la entrevista de Lo de Évole.

Si yo fuera periodista, ¿querría entrevistar a personajes como Adolf Hitler o como Josef Stalin? Por supuesto. Ambos fueron jefes de Estado que cometieron actos terribles valiéndose de cargos de enorme responsabilidad y usando el engaño y teorías conspirativas. Sería maravilloso verlos ante un periodista (de los de verdad) que intente desmontar sus mentiras. Ahí queda la enorme entrevista, más tarde llevada al cine, que David Frost hizo a Richard Nixon. Hay personajes cuyo papel histórico, cargo público o posición social hace que sean tremendamente entrevistables. A la vez habría que hablar del tipo de entrevista, claro, porque una cosa no se puede desligar de la otra: si a esos personajes se les hace una entrevista dócil que únicamente sirve como altavoz de sus ideas, esa entrevista es inadmisible, hace bastante más mal que bien y no responde a intereses periodísticos. Si la entrevista pone en evidencia al personaje e incluso consigue desmontar sus mentiras, es una entrevista necesaria.

Yo no he visto ninguno de los dos programas en los que se dividió la entrevista a Miguel Bosé porque, sinceramente, no me interesa una m***** lo que tenga que decir ese personaje. No sé si Évole fue dócil o incisivo, no sé si desmontó sus creencias negacionistas o simplemente le dejó expresarse con libertad sin cuestionarlo, tampoco sé si lo que dijera Bosé va a contribuir a que otros negacionistas reafirmen sus creencias, o gente que no era negacionista comience a pensar que, tal vez, este hombre pueda tener algo de razón en lo que dice. Pero sí estoy seguro de que ese riesgo, por ínfimo que sea, no vale la pena, y de que esa entrevista es innecesaria. Pregúntense el grado de importancia que este personaje y lo que piensa pueden tener como para justificar que se le dé un espacio televisivo a sus peligrosos bulos y teorías.

Yo no soy periodista pero, si lo fuera, mi responsabilidad a la hora de jerarquizar la información me haría entrevistar a este personaje únicamente por una razón: saber por qué trata a sus hijos como mercancía y hacerle ver que se comporta como un cerdo irresponsable con sus hijos, con sus seguidores y con los millones de españoles que sí sabemos que las vacunas son importantes, seguras y necesarias. Lo demás no es más que telebasura, por mucho que se empeñen en llamarlo periodismo. Sí, Évole, puedes entrevistar a Miguel Bosé. Mejor pregúntate qué necesidad había de hacerlo.


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