Las redes sociales sólo pudieron haber sido inventadas por los americanos, ya que en el tema de encontrar un nuevo mundo para modificarlo a su antojo, ya tenían toda la experiencia del mundo. Cuando los viejos colonos llegaron a las praderas del antiguo oeste, se encontraron un campo abierto, sin puertas, sin parcelas y sin límites a su imaginación para emprender cualquier tipo de negocio. La misma sensación debieron de sentir Jack Dorsey o Mark Zuckerberg cuando empezaron a construir sus redes sociales.
Se encontraron con una inmensidad ante sus pies. Un terreno virgen, inexplorado en el que cualquier paso que dieran les abría miles de puertas y al traspasar cada una, dejaban otras tantas sin abrir detrás de ellos. En términos económicos, esto se puede traducir en que la curva de su negocio no hace más que ir hacia arriba, pero dejando millones de imperfecciones, nichos que ni ellos mismos pueden aprovechar, ya que su negocio, al fin y al cabo es la totalidad del “campo”. Abarcar todas las pequeñas “parcelas” es algo que, por ahora, sólo está consiguiendo Google.
Y esas pequeñas parcelas son las que más me gustan a mí en el mundo de las redes sociales. Por poner un ejemplo, Facebook y Twitter están genial para compartir fotos, pero no hay mejor herramienta para compartir fotos que Instagram. No hay mejor sitio que Pinterest si además las quieres viralizar. Se trata sin duda de un nicho que no acabaron de abordar los grandes y que los nuevos agentes del mercado ocupan en cuestión de segundos (eso sí, cuando empiezan a hacer un poco más de ruido del que le conviene a los grandes, éstos los compran y punto. Si no, que se lo digan a los de Instagram y a los de YouTube.
Y aun así, estos vuelven a dejar nichos que otros vuelven a ocupar. Por ejemplo, ¿has pensado alguna vez en subir a Pinterest una foto tomada con Instragram? Es algo realmente difícil si no conoces Pinstagram, un híbirdo con el formato del maracador de fotos, pero que bebe de la red social en la que se cuelgan imágenes vintage. En fin, esto de las redes sociales es como una gran muñeca rusa que, cada vez que la abres en busca de beneficios, siempre encuentras a otra que puede ofrecer rentabilidades más pequeñas, pero más que suculentas.
Lo más divertido de todo es que las grandes han dejado unas oportunidades tan jugosas, que quienes han sido suficientemente rápidos como para aprovecharlas, han cambiado radicalmente la forma que tenemos todos de navegar por los ellas. Sin ir más lejos, mis cuentas de Facebook y la de Twitter están perfectamente actualizadas y nutridas a diario. Sin embargo, no suelo postear nada en ellos directamente. Siempre me sirvo de algún bitly, algún Instragram, Viddy, Fancy, Pinterest, YouTube o cualquier otra red para nutrirlas. Me parece genial la simbiosis que hay entre las redes sociales. Facebook, se ha convertido en un ecosistema que las pequeñas redes necesitan para vivir y, en lugar de intentar competir, su máxima aspiración es ser absorbidas…